InicioConciertosCrónica Bilbao BBK Live 2019: Weezer, eternamente jóvenes (sábado)

Crónica Bilbao BBK Live 2019: Weezer, eternamente jóvenes (sábado)

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El contraste entre la jornada liderada por The Strokes y Rosalía y la última cita con el Bilbao BBK Live 2019 fue muy grande, casi diría que alarmante. Muy lejos del aforo alcanzado el viernes, el sábado tuvo como grandes protagonistas a Weezer. La banda estadounidense pisaba escenario español por primera vez en 17 años. Precisamente su última actuación aquí fue también en el País Vasco, en la Plaza de Toros de Donostia allá por 2002, cuando con la misma formación que ahora contaban tan solo con cuatro discos en el mercado.

Mucho ha llovido desde entonces –alguna gota calló un poco antes de su concierto pero no llegó ni a xirimiri- y álbumes de Weezer a paladas (nueve se han sumado desde entonces a su discografía). Además, en una entrevista reciente, su cantante y compositor Rivers Cuomo avanzaba la posibilidad de que saliera alguno más antes de concluir el año. El ‘Van Weezer’, influenciado por Van Halen, lleva rumoreándose desde hace tiempo.

En Bilbao, las primeras filas se poblaron de seguidores del grupo liderado por Cuomo, que salió a escena con sombrero veraniego, como un guiri de vacaciones en algún lugar paradisíaco. El vocalista no se lo quitó hasta la última canción, una “Say It Ain’t So” que cerró por todo lo alto un derroche de nostalgia y pop de guitarras juvenil, rozando el rock duro en «Hash Pipe», y coreado a pleno pulmón por la audiencia presente.

Weezer
Rivers Cuomo, ataviado con sombrero, se contagió del ambiente de las primeras filas. Foto: Óscar L Tejeda.

Y eso que no todo su concierto fue una vuelta al pasado. Ante la apatía de más de un fan de sus queridos y a la vez odiados Weezer, Cuomo y compañía rescataron en Bilbao temas de uno de sus trabajos más recientes y menos admirados, el ‘Pacific Daydream’ de 2017. Cayeron en Kobetamendi “Happy Hour”, en la que el vocalista cambió guitarra por teclados; y probó su falsete en “Feels Like Summer”, perfecta para el verano -como buena parte de su repertorio-, pero que no es lo que su fiel parroquia estaba esperando.

De hecho, varios de los cortes que ansiaba la peña (aquellos del ‘Blue Album’ de hace 25 años), y que crearon un ambiente de comunión entre público y banda, llegaron nada más arrancar. “Buddy Holly” y “Undone – The Sweater Song” pusieron a saltar de primeras a la gente, cuarentona en su mayoría y entregada a los angelinos. Aplausos espontáneos en “Holiday”, brazos que se movían al son de los acordes de los riffs de Cuomo y el guitarrista Brian Bell en “Beverly Hills” y los coros repetidos hasta la saciedad en “My Name Is Jonas”.

Weezer
Para la mayoría, esta fue la primera vez con Weezer. Foto: Óscar L Tejeda.

Incluso los propios Weezer parecían sorprendidos del recibimiento. No se habían visto en otra igual desde hacía tiempo, ya que su gira festivalera está lejos de acumular cabeceras de carteles. Sí lo hicieron en Bilbao, donde demostraron a base de hits de su discografía (siete cayeron de su emblemático debut) y sus clásicas versiones (el sábado tocaron hasta cuatro) que su posición no era ni mucho menos errónea. ¿Algún pero? Que solo tocaron 70 minutos.

Un ejercicio de nostalgia que hizo levitar a los más veteranos hasta el punto de sentirse eternamente jóvenes, anclados para siempre en el álbum de 1994 que es, desde su publicación, un clásico indiscutible.

Damon Albarn, no hay dos sin tres

El resto de la jornada final del Bilbao BBK Live dio para mucho. Desde el rap británico de la prima de Stormzy, Nadia Rose, que en chándal puso a bailar a los pocos presentes que había en una de las primeras citas de la tarde, hasta el fogoso y pogueado desenfreno de los suecos Viagra Boys, cuyo vocalista dio entre grima al beber su cerveza y lástima cuando se puso a pedir droga al público o cayó repentinamente del escenario. Mucha actitud punk en un bailado y animado concierto, con guiris haciendo ‘crowd surfing’, o intentándolo al menos.

Viagra Boys
El cantante de Viagra Boys, en plena faena. Foto: Tom Hagen.

El que ofreció un digno concierto de mención fue Damon Albarn, que volvía un año después al monte Kobeta después de su efervescente recital de 2018 con Gorillaz. Esta vez el motivo era la gira de resurrección del proyecto The Good, The Bad & The Queen, banda en la que comparte protagonismo con dos leyendas como el bajista Paul Simonon de The Clash y el batería Tony Allen de Fela Kuti. El guitarrista Simon Tong de The Verve completa esta estelar formación que presentó en Bilbao con dos músicos de apoyo y sección de cuerda su segundo disco, ‘Merrie Land’ (2018).

El mencionado trabajo tomó las riendas de la primera parte de la actuación de la formación británica. Canciones de corte lento como la acústica “Ribbons”, que les quedó impecable, y de ritmos pausados con aroma a reggae y dub como “The Great Fire”, en la que Albarn sacó a pasear su habitual melódica.

The Good, The Bad & The Queen
Damon Albarn vibró de nuevo en Kobetamendi. Foto: Jordi Vidal.

El cantante dio buena prueba de su carisma, como en 2018, y supo sacar al público de su ostracismo en los pasajes más difíciles de digerir con los coros en «Lady Boston» (“lalalala”, cantaba la peña) e impulsando olas de brazos en “80’s Life”, ya iniciado el segundo apartado de la actuación, dedicado a las piezas del debut homónimo de 2007. “What a lovely place”, cantaba en la entradilla de “A Soldier’s Tale” el músico, dejando claro que su idilio con Kobetamendi no fue cosa de un día. No hay dos sin tres, pensaría deseoso más de un seguidor de Blur.

Con el tema que recoge el título de su primer trabajo, y también el nombre de la propia banda, se despidieron de una audiencia que acabó encantada. La culpa fue de un Damon Albarn que con los años gana en presencia escénica, sabiendo transmitir la misma energía en conciertos tan diferentes como los que ha dado en menos de un año en el mismo recinto.

The Good, The Bad & The Queen
¿Tendrá tercera parte su idilio con el Bilbao BBK Live? Foto: Jordi Vidal.

El electropop de Hot Chip, con una mayor fuerza en directo, evocando a LCD Soundsystem a ratos –la versión del “Sabotage” de Beastie Boys creo que fue lo más hardcore que sonó en el monte este año-; y Cut Copy, con toda la carpa botando con los hits bailables de los australianos, concluyeron la decimocuarta edición de un Bilbao BBK Live que congregó durante tres días a 112.800 personas según datos de la organización. Un evento consolidado que tendrá que pulir en futuros ‘sold outs’, como el del viernes, errores causados por las aglomeraciones para mantener su pulso como cita ineludible de cada temporada.

Hot Chip
Hot Chip sorprendieron con una eléctrica puesta en escena de sus temas. Foto: Óscar L Tejeda.

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