InicioConciertosCrónica Carmen Boza en Sevilla (El Teatro de Triana, 2021)

Crónica Carmen Boza en Sevilla (El Teatro de Triana, 2021)

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«La música es alimento para el alma» es una de las frases que encaja a la perfección con la cantante Carmen Boza. Si hay algo que hace bien, además de componer, producir y tocar un sinfín de instrumentos, es abrazar el alma de todas las personas que la escuchan.

La noche del 16 de abril, en Sevilla, Carmen se hizo un hueco en el corazón de los asistentes. Aquellos que escuchamos habitualmente a la cantante, sabemos que sus canciones llegan hasta lo más profundo de los sentimientos, hasta las trancas, hasta el alma.

Trío musical

El público se fue acomodando en el teatro y diez minutos después de la hora prevista apareció la cantante con una guitarra eléctrica acompañada de Dani Ballesteros a la batería y Estefanía Gómez al bajo. Este formato de trío hizo que el concierto fuese enérgico a la par que íntimo.

Del mismo modo, las luces púrpuras se repartían por todo el escenario y hacían del pequeño teatro un sitio muy acogedor. La interpretación tanto de la cantante como de los músicos fue impecable. Unos sonidos que llegaban hasta lo más profundo.

Casi sin que hubiese dado tiempo a reaccionar por su presencia, arrancaron con Desconocidos, seguido de Sin Salida. Tras estas dos canciones a modo de introducción, la cantante fue intercalando algunas charlas con el público, aún muy tímido.

La música como oasis

En los tiempos que corren es inevitable pensar que estamos expuestos más que nunca a la desinformación y a malas noticias. La música de Carmen Boza traspasa lo real, te sumerge en una burbuja y hace «que sirva para tirar para adelante el tiempo que sea, como un oasis en todo este caos», como ella misma ha dicho tras las dos primeras canciones.

Apenas unos minutos de concierto y los asistentes ya se mueren por bailar en sus asientos al ritmo de Intro y Dámelo, sin pausa entre una y otra. Estoy segura de que todo el mundo estaba moviendo la cabeza al ritmo de las canciones y cantándolas tras la mascarilla. Es lo que tiene Carmen.

La música para sanar las heridas

Al presentar Amante religiosa confesó que «esta canción es para cuando te sientes “la querida”, una situación de mierda, así que la escribí para sanar mis heridas y espero que las vuestras». ¡Y tanto que sana!

También presentó su último disco La Caja Negra (2018) y exteriorizó que fue una etapa dura para ella, y que este trabajo es para ella como «un botón del pánico».

El público cada vez coreaba y se animaba más con cada canción, con los estribillos más conocidos y sonados como el Mantra de «quiero que todo lo que vaya dentro, se vaya yendo, se vaya yendo…», que todos sus seguidores hemos acuñado en nuestras vidas para cantar cada vez que queremos ahuyentar un miedo.

Para conectar con las canciones de Boza y reconocer cuál es la próxima, al público solo le hace falta escuchar el primer acorde de la guitarra para comenzar a aplaudir y vitorear. Esto fue lo que pasó con Culpa y Castigo. «Esta canción representa la culpa por ser, por florecer y por encontrarte poco a poco» nos confesaba. Para después sorprendernos creando una antítesis con Golpe de Suerte y su «quién se lo imaginaría, que un golpe de suerte me mataría» para la que el público se guardaba los mejores coros.

Un repaso a todas las épocas

Cada concierto de Carmen Boza es una nueva aventura, nuevos acordes y nuevas formas de reinterpretar las canciones que sacó hace más de tres años y que suenan y entusiasman como si fuesen nuevas. En su repertorio ha cantado canciones de sus dos discos y las nuevas que ha sacado desde 2019 hasta ahora, una por año, pero siempre nos quedamos con ganas de más.

El concierto llegaba a su fin con una de sus canciones más significativas, Gran Hermano, y no se olvidó de recordarnos que «el ojo del Gran Hermano nos ve a todos». Para ese entonces, el público estaba deseoso de empezar la sesión de nuevo para poder escuchar más y más canciones toda la noche, aunque no fue posible debido a las medidas actuales.

Broche final

Como era de esperar, y los seguidores seguro que lo notaron a medida que el concierto avanzaba, faltaba la más importante, faltaba Octubre. Y así fue. Inevitable bailar en el asiento, inevitable cantar y contener la emoción. En estos tiempos, a veces lo único que necesitamos es la música en directo.

Tengo la certeza de que todo el público salió extasiado y sin superar la catarsis emocional que supone ver y escuchar a Carmen en directo. Por más que pasen los años y los conciertos, su interpretación y conexión es impecable.

AUTOR

Isabel Jiménez
Isabel Jiménez
Estudiante de traducción y amante del sol, del mar y de la música.

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