InicioConciertosCrónica de alt-J en Madrid (WiZink Center, 2022)

Crónica de alt-J en Madrid (WiZink Center, 2022)

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Fotografías: Alejandro García Cantarero (@alexresfeber)

No me gusta el formato reducido del WiZink Center. Cada vez que voy a uno de los conciertos en esta disposición, me parece que el ambiente es más frío que en la ocasión anterior. Tocar en un pabellón de esas características necesita del público para que el ambiente sea completo, pero cuando estás rodeado por unas enormes lonas y ves un recinto gigantesco prácticamente vacío, piensas que el mismo concierto será mucho mejor si hubiera optado por otro tipo de sala. En fin, simples divagaciones antes de entrar en lo verdaderamente importante, la música.

alt-J llegó a Madrid para dar cuenta, una vez más, de su impecable directo, uno de los más elegantes que podemos presenciar hoy en día. Pero al mismo tiempo, son una banda poco propensa a interactuar con el público, algo distante, o quizá son simplemente tímidos, pero eso no ayudó a caldear el ambiente.

Con una estudiada iluminación que proyectaba unas interesantes siluetas del trío sobre las lonas laterales, un efecto muy celebrado entre los amantes de la foto perfecta en Instagram, arrancaron con su brillante nuevo disco, eligiendo Bane para romper el hielo. Bueno, no, que hemos dicho que el ambiente era algo frío, así que diremos mejor que para presentarse.

Fue un concierto dominado por los temas de The Dream, obviamente, que para algo venían a presentarlo, pero en mayor número aún por su magnífico debut An Awesome Wave, que como nos recordaron en un momento de su actuación, cumple 10 años.

Una vez más, fue imposible resistirse a la atracción magnética de canciones como la juguetona Fitzpleasure y su inconfundible armonía de voces inicial; la preciosa y delicada Matilda; el refinamiento bailable de Taro o el momentazo final, quizá lo más parecido a un mínimo pogo que pudimos vivir, con su temazo por excelencia, Breezeblocks.

Del nuevo disco, disfruté enormemente con mi tema favorito del mismo, ese The Actor adicto a la cocaína y lleno de luces y sombras, pero sin embargo me quedé algo decepcionado con la falta de fuerza que percibí en Philadelphia, cuando precisamente su punch final es lo que hace de esta canción algo único. Ya en la recta final nos pusieron a bailar con Hard Drive Gold, quizá la canción más fácilmente bailable de este último trabajo, y poco antes había sonado, de forma impecable, la también notable U&ME.

Del resto de su discografía, que tampoco faltó, me quedo con In Cold Blood, posiblemente la mejor canción de Relaxer tanto en disco como en directo, y por supuesto, dos joyas extraídas de This Is All Yours, Every Other Freckle y la canción que nos faltaba en la trilogía «bailable» que cerró el concierto, Left Hand Free y su increíblemente disfrutable estribillo.

Musicalmente, un buen concierto, quizá no sobresaliente, pero más por el ambiente que lo rodeaba que por el desempeño musical de la banda. Y es que a Madrid le sigue faltando esa sala intermedia cuando La Riviera se te queda pequeña pero llenar el Wizink a pleno rendimiento no es posible, para que formatos como estos sean una opción, pero no una necesidad.

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