Hoy es 20 de enero, día en el que se recuerda la canción interpretada por Amaia Montero para La Oreja de Van Gogh, que, por cierto, está dedicada a una despedida de amor en la tamborrada donostiarra celebrada este mismo día. Pues hoy, no solo habrá ruido en Gipuzkoa, también lo habrá en La Paqui –y en diferentes calles de España por la huelga convocada–. A las 21:11 comienza este show de Belako cuando Cris Lizarraga, vestida con un pantalón de chándal de Adidas azul, una camisa blanca y una corbata desabrochada, aparece en el escenario junto a los demás integrantes: Josu, Lore y Lander.
La primera canción es la última del reciente disco, titulada Aquí Sigo Regando. Igualmente, hay espacio para dar voz y repasar la discografía de otros discos más antiguos, como el tema Track Sei de Hamen (2016). Aquí desafina en varias ocasiones y el público está entre cero y nada entregado acogiendo al grupo. En la tercera canción, Tie Me Up, continúa demostrando que la voz no es el instrumento mejor afinado para este concierto, aunque consigue animar al público que ya responde con un poco de movimiento, tímidas palmadas y silbidos.
En una primera pausa, Lore se detiene para saludar y dar las gracias (tanto en euskera como en castellano) y aprovecha para presentar el disco lanzado en septiembre: Sigo Regando (2023). Ahora cantan Saguzarren Kanta, donde mencionan que la letra fue compuesta «por la hermana pequeña», aunque en la SGAE y Spotify, estos derechos de autor pertenecen a los 4 integrantes de la banda y no a nadie más. Y como en este mismo discurso menciona que también la misma compositora ha sido la que ha diseñado el empaque del disco, concluimos que las otras fuentes no eran fiables y que Lide Billelabeitia, hermana de Lore y Josu, es la responsable de la lírica.
Merece la pena mencionar que durante toda la duración del bolo, las luces fluorescentes de color azul y morado son las protagonistas en la puesta en escena, al igual que estos tonos en la portada del mencionado disco. Se disponen a interpretar Orein Orain, también conocida como la del vocoder. La voz de Josu se fusiona con la de Cris, dando así final a la canción. Aún así, siguen sin conseguir generar un ambiente festivo en este concierto de la capital.
Cuando parecía que el sonido se mantenía linealmente tranquilo, continúan con Flower Trouble. El público parece estar hablando entre sí y no presta tanta atención ni se interesa por intentar cantar las letras en inglés. Eso sí, este mismo público es agradecido y aplaude al terminar la canción. A la gente le faltaban un par de cervezas más o que hubiesen traído unos teloneros que calentasen el ambiente de la sala.
Ahora sí que parece que comienza algo más movido cuando Cris pasa unos segundos fuera del escenario y a nuestros oídos llegan sonidos de sirenas de emergencia, dando así inicio instrumental a Tangerine. Con enfado e ira, la vocalista canta este tema tan enérgico y bien recibido por los asistentes. Puede que este sea el punto álgido del show, cuando llevan 37 minutos, la mitad de su duración. A partir de aquí, Belako se vuelve más rockero y punk en actitud y formas. La audiencia consigue tímidamente acoplarse bien a este ambiente.
Mientras Lander cambia los platos, Cris dedica Sangre Total, un tema contra el abuso policial, a «las lesbianas, trans y marikas de la sala», mientras asume que parte de los asistentes han acudido hoy a la manifestación convocada en Madrid y otros municipios del país contra el genocidio en Palestina. Esta no es la primera ni la última manifestación política de la noche.
Y ahora viene mi parte favorita del concierto. Cuando tocan las primeras notas de Straight to Hell de The Clash, sin dudas todos sabíamos que realmente iban a versionar Paper Planes de M.I.A., que contiene el sample de la anterior. La canción de Mathangi denuncia la visión que tienen los ciudadanos sobre los inmigrantes que vienen a sus ciudades, como lo ha sido la familia de esta artista de Sri Lanka a Inglaterra. Este tema lo fusionan con nada menos que En Blanco Y Negro de Barricada, un hit de verbena y txosnas que consiguen gritar gran parte de los asistentes. Es con estas versiones donde podemos observar el buen recibimiento, y es que las han conseguido interpretar y unir de la mejor manera. Al público le encanta.
Parémonos un poco a definir a este público tan dispar. La media de edad no está muy definida; en las primeras filas podemos ver a la gente más joven, quizás más mujeres que hombres. No obstante, siguiendo hacia atrás hay gente más adulta que ronda entre los 30 y los 50 años fácilmente. Vemos a gente con patillas, pelo teñido, seguidores del pop, del country, del rock y de lo indie. Esta banda no parece contemporánea en sus referencias musicales, pero sí en su actitud. Y así, consigue albergar a un público que se asimila más a lo que podríamos encontrarnos actualmente en garitos de Barcelona, Londres o Bilbo.
Para la canción Over The Edge, animan «a las chicas y chiques» a ocupar las primeras filas cuando la vocalista se baja a la pista con micrófono en mano y su cable, diciendo: «¡viva la lucha transfeminista y esas cosas!». Obviamente, el público no lo respeta y todos se consideran invitados a su propuesta. Es hasta ahora el momento del setlist más movido. La sorpresa viene al final cuando el pogo termina y la cantante vuelve al escenario enfadada. Recrimina desde arriba a un chaval por amargar y molestar «a las chicas y a la peña queer» que estaba disfrutando de este espacio.
Deciden continuar de la misma manera el directo, y así interpretan The Craft, que queda genial a nivel sonoro, y termina con una especie de cámara lenta vocal. Tras esta, salen del escenario unos segundos y dejan la sala oscura creando expectación, pero poco tardan en salir para cantar los dos bises. El primero, No Tools, que “está en la cara B del vinilo, como todas las buenas canciones». Esta preciosa canción lenta la interpretan junto a Josu a la guitarra y Cris en la voz. La siguiente es la última ya: White Lies. Cuando entran Lore y Lander, el último despide el concierto y a su gente. A las 22:30 terminan, y seguidamente dan la mano a los que se encuentran en las primeras filas.
En conclusión, como ya adelantaba en la crítica de Sigo Regando, el último trabajo de Belako, este disco iba a tener un planteamiento muy difícil y desmedido en el directo. La parte mala puede ser quizás culpa también de la actitud más pasiva de la audiencia o el orden del repertorio, que oscila la parte más lenta y monótona en la primera mitad, y así, consiguieron que hubiese menos conexión entre los que estaban encima del escenario con los que estábamos abajo escuchando y viendo el espectáculo (o también desde arriba si estaban en el balcón de la sala). También se echan en falta en el setlist sus mejores creaciones como Molly & Pete, Sea Of Confusion o Sinnerman. En la parte buena, como también he mencionado, lo mejor vino a la mitad. Tener la idea de versionar esos dos buenísimos e increíblemente envejecidos temas de manera seguida y conjunta compaginó genial a la vez que sorprendía la propuesta que solo este grupo con influencias británicas y mucha calle en Euskal Herria podría tener. Su gira de salas por España ha terminado, pero estarán por Gaztetxes y otras festividades de Euskal Herria.