InicioConciertosCrónica de Belle and Sebastian (Noches del Botánico, 2022)

Crónica de Belle and Sebastian (Noches del Botánico, 2022)

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Acudir a un concierto de Belle and Sebastian es una sensación parecida a cuando quedas con un antiguo amigo de la infancia / adolescencia al que conoces desde hace muchos años pero solo ves de tanto en tanto. Sabes que no va a haber grandes cambios en su vida y en las historias que te cuente, pero escucharlas una y otra vez, recordar batallitas vividas juntos es una sensación reconfortante y agradable que te llena de buenas recuerdos. Te hace sentir en casa de nuevo, revivir cómo eras en aquel entonces. Así nos ocurre con las canciones de los escoceses, como comprobamos de nuevo la noche del pasado sábado 2 de julio en el inmejorable entorno dentro del verano madrileño que ofrece el ciclo Noches del Botánico, en un doble cartel en el que compartieron escenario con Beth Orton.

Aunque los escoceses venían presentando nuevo disco, solo hacía falta echar un vistazo al público, formado en su mayor parte por personas que ya han cumplido los 40 e incluso los 50, para imaginarte que la mayoría venían a escuchar y vibrar con los grandes éxitos de una longeva trayectoria que se remonta a mediados de los años noventa. De hecho, iniciaron el concierto con algún tema de su más que decente nuevo disco, pero sin duda los momentos más celebrados llegaron con sus temas más conocidos.

Además de lo obvio, lo puramente musical, empezamos destacando varios aspectos que hicieron que la cita fuera inolvidable. Primero, la simpatía de Stuart Murdoch, cuyo carisma logró meterse en el bolsillo al público con cada una de sus intervenciones y anécdotas repartidas a lo largo de todo el concierto. Por otro, los magníficos visuales con los que acompañaron cada una de sus canciones, y es que si has seguido la trayectoria de los escoceses, ya sabes que siempre se han caracterizado por cuidar mucho el aspecto gráfico y audiovisual de cada uno de sus lanzamientos. Por ejemplo, destacó especialmente el video elegidos para The Blues Are Still Blue, canción con la que cerraron el recital y que mostraba un flashmob grabado de una sola toma en un colegio o instituto español.

Volviendo a la música, pudimos presencial de nuevo un magnífico espectáculo musical en el que escuchamos instrumentos que normalmente no tienen tanta cabida, al menos de forma mayoritaria, en la mayoría de los escenarios de esto que ha venido a llamarse indie o música alternativa. Siempre marcando su estilo propio en un panorama donde predomina la sencillez en las formaciones, en un concierto de Belle and Sebastián podemos disfrutar de violines, violonchelos, trompetas, flautas, y mucho más, todo ello gracias a un conjunto de ocho o nueve músicos que se van cambiando de instrumentos en varios momentos del recital y que, a pesar de llevar juntos en ocasiones más de 20 años, siguen disfrutando interpretando música juntos ante su público. Y eso se nota y se transmite.

Si debo destacar momentos clave del concierto, fue preciosa su interpretación de I Want The World The Stop, con la que logró hacer saltar al público, a quienes les prometió que, en algún momento, se atrevería a hacer una versión del tema en castellano, quizá para su próxima visita.

También el baile sobre el piano de Unnecessary Drama, tercer tema de su setlist, y quizá mi tema favorito de su disco más reciente, una canción que tiene todos los ingredientes necesarios para funcionar magníficamente en un directo como este.

The Fox In The Snow nos hizo olvidarnos del tremendo calor que hacía en Madrid, a pesar de estas rodeados de árboles y en una de las zonas más frescas de la ciudad, con sus visuales de nieve y su temática tan invernal.

Y como ocurre en tantos conciertos, Belle And Sebastian sacaron su arsenal más conocido / celebrado al final, donde encadenaron hits como Like Dylan in the Movies, The Boy With the Arab Strap, Dear Catastrophe Waitress (fue espectacular cómo ligaron estas dos últimas canciones), la preciosa Get Me Away From Here, I’m Dying (¡qué delicia!), Me and the Major y, tras la «obligada» pausa buscando el aplauso del público antes del bis, la ya mencionada The Blues Are Still Blue y el broche final con Judy and the Dream of Horses,

Como decíamos al principio, una noche de verano llena de recuerdos y sensaciones reconfortantes. Sin duda, cuando vuelvan, repetiremos para escuchar de nuevo sus viejas y deliciosas historias.

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