Lun 9 diciembre 2024

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Crónica de DIIV en Madrid (Sala But, 2024)

DIIV ha venido para quedarse en nuestras vidas. Pocas cosas me gustan últimamente más que ir a un concierto con la mente abierta y un poco en blanco. Me deja llevarme mucho más, desde la objetividad, otro tipo de disfrute. Y anoche fue así.

Por contextualizar, si es que es necesario hacerlo, venían a presentar su cuarto trabajo de estudio bajo el título de Frog in Boiling Water (Fantasy, 2024). En la noche del lunes fue su primer sold out en España pero me gustaría pensar que a partir de ahora, sería así siempre.

Zac, Andrew, Colin y Ben forman esta bonita banda en Brooklyn con un álbum debut inigualable en 2012. A partir de ahí su carrera sólo ha ido en ascenso y conforman lo que tenemos a día de hoy: El éxito del trabajo bien hecho y no renunciar su marca personal. Y sobre todo, ser masa crítica.

El pasado lunes vivimos en la sala But una noche memorable, grandiosa, antológica. Permítanme que la desgrane.

Abriendo la noche con Tim Kinsella & Jenny Pulse y su rollo electrónico elegante y algo reivindicativo, fuimos entrando en materia de lo que nos esperaba minutos después. Épico su cierre con una versión bastante libre de Under Pressure de David Bowie.

Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)

DIIV: Energía, compromiso y corazón

Los de Brooklyn tomaron el escenario no sin antes avanzarnos de qué iba a ir esta experiencia: No es un concierto, sino algo mucho más elevado en el espacio, una celebración de la vida. Tras un conmovedor speech y es que nada me puede gustar más que una banda con valores y principios, alzando la voz ante los problemas actuales.

Entrando con In Amber, el shoegaze dominó la escena. Y es que no hay nada más especial en la música actual, o al menos para mí, que se siga manteniendo este sonido tan mágico, ensoñador. A una se le vuela la cabeza entre tanto pedaleo y riff imposible.

Con Fred Durst de Limb Bizkit presentando desde la pantalla, llegamos a la siguiente canción. Brown Paper Bag para mí es algo sublime, a ratos me recuerda en la voz a una de mis canciones favoritas de la humanidad: Just Like Honey, de The Jesus and Mary Chain. Me embriaga igual, me eleva.

Entre ritmos más coreables como Under the sun, mucho más subida y siendo uno de sus grandes hits hasta el momento; volvemos a bajar a la oscuridad muy Joy Division con Sometime. Todo se cierra, se ennegrece. Es una pasada la montaña rusa de sensaciones.

Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)
Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)

Si hay algo que me encanta en DIIV además del plano musical, es el plano crítico: Porque la música es un conducto maravilloso para alzar la voz sobre los problemas sociales como la sostenibilidad o el poder. Y ellos lo hacen muy bien, a través de vídeos. Hay que tener en cuenta que vienen de Estados Unidos, un país donde puedes votar a uno u otro y generalmente, ninguna opción cubre lo que necesitan los ciudadanos.

Al final, que haya bandas que usen su visibilidad para orientar a una sociedad perdida, sin apenas referentes. Necesitamos bandas comprometidas y críticas.

Nos metemos en una parte muy oscura: guitarras densas, cambios de ritmo. A ver siento que veo a Mogwai, con esa policromía en sus directos, esa pesadez que trae el post punk. Hay complejidad, ambiente cargado, pero es una ensoñación ver cómo se desarrolla en vivo.

Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)
Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)

Cierre de órdago

Hay fases más experimentales, y eso nos lleva a un futuro mejor, me gusta la inconformidad, el seguir desarrollándose como banda. DIIV juega un poco a esto, a que todo fluye y es orgánico.

El ambiente se iba también caldeando y a pesar de ser un concierto bastante tranquilo, había necesidad de liberar energía y los cortes finales se prestaban para ello: Blankenship y una hiperbólica Acheron, cerraban el primer ciclo. Ocho o nueve minutos de locura, vitoreos, pogos y es que esa canción es una brutalidad en sí misma.

DIIV se marcharon muy brevemente para dejarnos tres canciones más: Raining in your pillow, Horsehead y la mitica Doused, rozando ya el cielo, sin bajar voltaje en ningún momento.

Con el corazón en un puño se encendieron las luces de la sala But de Madrid. Ahí estábamos todos, mirándonos los unos a los otros porque lo que se vivió ese lunes fue algo descomunal.

Sin duda vivimos un concierto completo, un futuro prometedor. Ver cómo una banda con algo más de una década de recorrido vive ya en este exceso musical es una auténtica locura. Sólo pedimos que no cambien la línea argumental.

Larga vida a DIIV, enhorabuena por vender todo y hacernos creer. Puedes ver el setlist aquí.

Fotografía por Eli Quevedo (@ellieatgigs)