InicioConciertosCrónica de La M.O.D.A. en Madrid (La Riviera, 2021)

Crónica de La M.O.D.A. en Madrid (La Riviera, 2021)

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Fotografías: Patricia Martín

Resulta ya casi un tópico hablar de cultura segura cada vez que se hace una crónica de un concierto u otro espectáculo, pero no por ello deja de ser cierto e importante reconocerlo y reivindicarlo. El show de La M.O.D.A. al que asistimos el sábado, volvió a constatar esta afirmación, una vez más. Es por eso, que hay que destacar el esfuerzo de todos los que hacen que esto se pueda seguir celebrando con la mayor normalidad posible y con todas las garantías.

Cuatro frenéticos días, ocho conciertos.

Asistimos al primero de los conciertos programados para la jornada del sábado (enmarcado dentro de su maratón de 8 citas en 4 días consecutivos, a razón de dos pases diarios). Ya solo ver esos números evidencia el enorme trabajo y sacrificio que puede suponer, para cualquier artista o banda, enfrentarse a una empresa de estas características. Pero los chicos de La Maravillosa Orquesta del Alcohol están hechos de otra pasta y no parecen desfallecer nunca, muchos menos si hay un escenario al que encaramarse.

Resulta casi heroico lo que han programado Alvar, Caleb, David, Jacobo, Jorge, Jose, Nacho y todo su equipo, pero lo cierto es que en estos tiempos quizás sea la única manera de satisfacer a sus miles de seguidores. Recordemos que La M.O.D.A. vienen de cerrar su anterior gira con un inapelable llenazo en el WiZink Center de Madrid (15.000 personas), así que, con las restricciones de aforo vigentes, esto es lo más cercano que hoy por hoy se puede estar de esas cifras, planificando varias fechas doblando pases en cada una de ellas.

Un inicio a flor de piel

Tras la versión del I Won’t Back Down de Tom Petty interpretada por Johnny Cash, suena en la sala Nubes negras la ya clásica intro con la que arrancan los shows de La M.O.D.A. desde hace unos años. Ahí ya empieza a palparse la excitación entre el público, cantando a pleno pulmón (cosa que no dejará de hacer en la hora y media de duración del concierto). Para cuando David empieza a hacer sonar su guitarra acústica y a entonar las primeras frases de 93compases ya son varias las personas entre los asistentes que están llorando a lágrima viva. Quizás pueda parecer exagerado esto, pero conviene recordar de dónde venimos todos y cómo ha sido este último año, para sí comprender que las emociones están a flor de piel y todos necesitamos sacarlas afuera.

Esta emoción en directo es quizás la mayor de las bazas que tiene el septeto de Burgos. Su intensidad sonora y emocional es capaz de conectar desde el primer minuto con un público ávido de momentos como este, necesitado de música en directo y de volver a conectar con su banda favorita en su hábitat natural.

Diez años de carrera

Hace unos días, el propio David Ruiz colgaba en sus redes sociales una foto de su guitarra y destacaba que hacía diez años que La M.O.D.A. dio su primer concierto. Esa guitarra, casi destrozada, con un agujero en su caja, es la viva imagen de la carrera de los burgaleses, repleta de kilómetros, trabajo, esfuerzo y sacrificio. Esa guitarra es más que un instrumento, es un símbolo para la banda y para sus seguidores y David, en un acto de romanticismo y amor por el oficio, sigue utilizándola en cada uno de sus conciertos.

En estos diez años, la evolución de La M.O.D.A. sobre el escenario ha sido espectacular, pero hay una cosa que no ha cambiado un ápice: la entrega de sus componentes en cada una de sus actuaciones. Para ellos da igual estar en un pabellón frente a miles de personas que en una pequeña sala de poco más de cien, da igual que el público esté desatado en un festival o sentado y con mascarillas, como ocurre en la actualidad. El compromiso de los siete con sus canciones es digno de admiración y de elogio. Pero también es destacable que en todo este tiempo han mantenido su esencia inalterable y una coherencia artística asombrosa.

La música como celebración

A lo largo de la hora y media de duración del show, La Maravillosa Orquesta del Alcohol ofrecieron a su público 21 canciones extraídas de sus cuatro discos de estudio, combinando a la perfección las diferentes intensidades que ofrece el setlist. Así asistimos a momentos realmente emotivos como la interpretación de Hay un fuego, cuya letra parece cobrar más sentido que nunca en estos días, igual que ocurre cuando en Vasos vacíos se canta eso de «lleva lloviendo un año y yo encerrado aquí».

Destacable también el momento en el que acometen Barcos hundiéndose y Colectivo nostalgia, quizás dos de las mejores piezas de Ninguna ola, su último álbum. Y volvemos a destacar la intensidad emocional del momento, con un público que no ha dejado de cantar cada palabra (incluso las frases en euskera de PRMVR). Probablemente haya pocas bandas en la actualidad que consigan que su público cante tanto como lo hace el de La M.O.D.A. y eso es una consecuencia de la implicación de los músicos en el escenario y de unas letras que empatizan con toda una generación.

Canciones como Los lobos o el himno Héroes del sábado, con el que cerraron el concierto, atacaron de lleno a nuestra resistencia a permanecer sentados. Es extraño vivir conciertos de estas características en las condiciones actuales, pero lo cierto es que los siete músicos (y todos sus seguidores) se dejan la piel en cada nota, transmitiéndonos casi las mismas sensaciones que teníamos cuando en este tipo de eventos podíamos movernos con libertad y abrazarnos al de al lado sin barreras. Al fin y al cabo, de eso trata todo esto de la música en directo: de celebrar, de establecer una comunión entre los que están encima y debajo del escenario. «¡Gracias, Madrid. Lo necesitábamos!». Hacemos nuestras las palabras de David justo antes de despedirse, ya que nosotros también lo necesitábamos.

Setlist La M.O.D.A:

  1. 93compases
  2. La vuelta
  3. Una canción para no decir te quiero
  4. Mil demonios
  5. Los hijos de Johnny Cash
  6. Conduciendo y llorando
  7. Un bombo, una caja
  8. PRMVR
  9. Catedrales
  10. Hay un fuego
  11. La vieja banda
  12. Vasos vacíos
  13. La inmensidad
  14. Barcos hundiéndose
  15. Colectivo nostalgia
  16. Los lobos
  17. 1932
  18. Himno nacional
  19. Nómadas
  20. Gasoline
  21. Héroes del sábado

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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