InicioConciertosCrónica de La M.O.D.A. en Madrid (La Riviera, 2022)

Crónica de La M.O.D.A. en Madrid (La Riviera, 2022)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero

A finales del año pasado La M.O.D.A. nos sorprendían con la publicación de su Nuevo cancionero burgalés, un álbum donde musicaban antiguos textos de su tierra y que ellos mismos tuvieron la generosidad de detallarnos en una interesante conversación que mantuvimos. Decíamos que sorprendían con ello porque había pasado solo un año desde que se había materializado Ningun ola (2020), su anterior trabajo discográfico. En aquella ocasión, pudimos asistir a uno de sus conciertos de Madrid, pero la situación para la música en directo era muy distinta a lo que es ahora.

La emoción de las primeras veces

Hace unos días hablaba con un compañero en esto de la difusión musical y los medios, y me confesaba que iba a ver por primera vez a La Maravillosa Orquesta del Alcohol en directo. Él, que siempre está al tanto de cualquier novedad musical y que es un fiel de la música en directo, nunca había estado en un concierto de ellos. Y eso me hizo reflexionar acerca de las primeras veces y, en cierto modo, sentí una sana envidia por el hecho de experimentar esto precisamente ahora, cuando el grupo es más grande que nunca y su directo es definitivamente arrollador.

De alguna manera yo, que he estado presente en muchos de los hitos que la banda ha cosechado durante todos estos años, asistí al concierto de hace unos días en La Riviera (la quinta de las seis fechas programadas, un nuevo y espectacular logro) con la misma ilusión que el que va por primera vez. La última fue hace un año, como decíamos, pero la situación era diferente, y ahora por fin, volvíamos a la esencia de La M.O.D.A. en directo, con un concierto como los de antes, una celebración de la música, la amistad y la constancia, tanto del septeto como de su legión de fieles.

El valor universal de la música

La voz de Johnny Cash en su interpretación de I Won’t Back Down, el clásico de Tom Petty, recoge la excitación de un público ansioso y deseoso por ver a su banda favorita de nuevo sobre las tablas y con absoluta normalidad. Suena Un lunes, exactamente igual que arranca el Nuevo cancionero burgalés, aún sin los músicos en el escenario, y la reacción del público muestra una energía que contagia a cualquier agnóstico que se haya dejado caer por allí (si es que hay alguno). Y así arranca por fin la música en directo, con la segunda estrofa del tema y David junto a cientos de personas preguntándose «¿De qué te sirve llevar el puñal entre la faja?»

Un arranque a modo de calentamiento, para tomar el pulso y palpar las primeras sensaciones del grupo y su público, que enlaza con La molinera, otra de las canciones del Nuevo cancionero burgalés cantada a voz en grito por las 2.500 personas que abarrotan el recinto y que demuestran que ni el enfoque regional de los textos ni el tiempo transcurrido desde que fueron escritos, hacen que las canciones pierdan el valor universal que tiene la música. Siempre resulta emocionante escuchar a tanta gente sintiéndose identificada con un proyecto artístico, pero cuando este nace del amor y el respeto por la tierra y por la tradición, la admiración traspasa lo puramente musical.

Por eso, es de agradecer que Alvar, Caleb, David, Jacobo, Jorge, Jose y Nacho muestren tanta honestidad con lo que hacen, llevando el nombre de Burgos por bandera y paseándolo con orgullo por todos los rincones de nuestro país. Esto siempre había sido así, pero es que ahora han cerrado el círculo regalándonos una colección de canciones que beben directamente de ahí. La tradición se une a la modernidad y unos textos que tienen más de un siglo adquieren un enfoque completamente actual.

Una banda en estado de gracia

Las ocho canciones que dan forma al último álbum de La M.O.D.A. se repartieron por el setlist junto a un gran número de temas de sus anteriores discos, para un total de 27 canciones que fueron interpretadas en menos de dos horas de show, lo cual demuestra que los músicos no dieron apenas respiro y desplegaron toda su artillería sonora sin concesión y sin darnos apenas momentos de calma.

El carisma de David, la contundencia de Caleb, la precisión de Nacho, la pasión de Jorge y Jacobo, la naturalidad de Jose y la energía desbordada de Alvar (mención especial al descubrimiento que supone escucharle cantar en La molinera y No canto yo, demostrando que tiene una voz que puede abrir una nueva senda en el futuro cercano de la banda), hacen que el combo burgalés sea una maquinaria de precisión al milimétrica, con un empaque perfecto y que disfruta del que seguramente sea el mejor momento de su carrera.

Un breve momento de respiro

A mitad de concierto, coincidiendo con Canción de cuna, bajó la intensidad del mismo, en un bloque de canciones situadas ahí de manera muy inteligente, casi a modo de separación entre actos. Mes de mayo, Banderas sin color, Colectivo nostalgia e Himno nacional protagonizaron la parte más relajada del show, aunque repleta de emotividad. Igual que pasó con Hay un fuego, canción imprescindible desde hace años y que muestra la faceta más intimista y conmovedora de La M.O.D.A.

Como decíamos, los seguidores de la banda burgalesa tienen una conexión muy especial con el grupo y sus canciones. Las hacen suyas, las asumen como propias, las aplican a su vida y las mantienen vivas en cada concierto. En la actualidad hay pocas formaciones que puedan presumir de tener una legión de seguidores tan fieles y entregados a la causa, y los conciertos de La M.O.D.A. son probablemente de los más efervescentes, excitantes y adrenalíticos que existen en la actualidad.

Colección de himnos

Todas y cada una de las canciones son coreadas por el público, sin distinción alguna. Por eso, La inmensidad, Vasos vacíos o PRMVR, por citar solo algunas, son ya canciones inmortales para muchos. El repertorio es tan amplio y tan repleto de calidad que no sorprende que dejen fuera del mismo una canción hasta ahora imprescindible como es Los hijos de Johnny Cash, el tema con el que muchos conocimos a la banda y nos adentramos en su universo.

Pero si hablamos de canciones fundamentales en la carrera de estos siete músicos y amigos, Héroes del sábado es el himno por excelencia, aunque quedó patente que a partir de ahora Mañana voy a Burgos tendrá también un lugar privilegiado entre las elegidas. Un tema repleto de identidad, de pasión y de energía que a buen seguro será de los que trascenderán a lo largo de los años. Cerraron el concierto con él, cosa que no parece ser ninguna casualidad y que posiciona desde ya esta canción como una pieza fundamental de la carrera de La M.O.D.A.

Setlist La M.O.D.A:

  1. Un lunes
  2. La molinera
  3. La inmensidad
  4. Mil demonios
  5. Una canción para no decir te quiero
  6. Miraflores
  7. Vasos vacíos
  8. El camino
  9. La vieja banda
  10. PRMVR
  11. Catedrales
  12. La vuelta
  13. No canto yo
  14. Canción de cuna
  15. Mes de mayo
  16. Banderas sin color
  17. Colectivo nostalgia
  18. Himno nacional
  19. ¿Quién nos va a salvar?
  20. Hay un fuego
  21. Gasoline
  22. Los lobos
  23. Tiempo de despedirse
  24. Nómadas
  25. 1932
  26. Héroes del sábado
  27. Mañana voy a Burgos

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AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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