Al día siguiente de celebrar su segunda fecha en La Riviera, Niña Polaca anunciaron otras tres más, esta vez seguidas, para los días 10, 11 y 12 de octubre de este mismo año. Arrancar así la crónica es poner en valor el tirón que esta banda tiene actualmente, la gran expectación y demanda que sus conciertos generan en una cada vez mayor legión de fans y seguidores. Estamos ante un grupo con un enorme atractivo para el público más joven, pero también para gente de mediana edad, que ven reflejados en ellos ese espíritu fresco y desenfadado que en ocasiones añoramos de otros tiempos y formaciones que nos entusiasmaban cuando no peinábamos tantas canas.
El domingo fue el día del segundo llenazo en la mítica sala madrileña, con un par de meses de separación con el primero de los conciertos que dieron aquí. Parece que conseguir fechas en este tipo de lugares resulta una tarea cada vez más ardua y dificultosa, por lo que nos han contado varias bandas amigas últimamente. Hace poco más de dos años escribimos una crónica en la que hacíamos hincapié en que Niña Polaca eran una de las referencias del underground madrileño y que su crecimiento no había hecho más que comenzar. Ahora ese anglicismo parece ya alejado de lo que representan en la actualidad a nivel de venta de entradas, discos, reproducciones, etc.
Repertorio largo para una noche llena de intensidad
No suele ser Niña Polaca una banda que especule con los tiempos ni con el repertorio. Ellos mismos anunciaron que se vaciarían en este concierto, presentando un repertorio largo que hiciera honor a todas sus etapas musicales desde que se dieran a conocer allá por 2018. Su excelente Que adoren tus huesos (2023) era el principal reclamo, un disco que ha puesto de acuerdo a público y medios situándose como uno de los mejores del pasado año, pero no fue hasta la décima canción que no se detuvieron en él, con Perdí los galeones. Esto da buena cuenta de la importancia que siguen dando en sus directos a los viejos temas, los que les han traído hasta aquí y con los que han ido ganándose el respeto y cariño de tantos a lo largo de estos años.
Como decíamos, el setlist del concierto fue extenso. 29 canciones que llevaron a sus seguidores por diferentes estados de ánimo y que originaron distintos ambientes e intensidades en La Riviera. Hubo bailes, pogos (muchos), letras cantadas a voz en grito, abrazos, lágrimas, desfase, sudor y adrenalina, pero sobre todo nos encontramos ante una colección de temas con un buen puñado de himnos, hits o como los queramos llamar, pero son canciones que marcan a toda una generación (entendiendo esto no como una edad determinada, sino como un grupo de personas que viven y sienten de formas muy parecidas).
Entre lo amateur y lo profesional
Y con un repertorio así, el concierto se tradujo en una fiesta, una celebración de una carrera que prácticamente acaba de despegar, aunque ya sean tres los discos que han publicado. Es cierto que la banda formada por Surma, Beto, Kobbe, Claudia y Rubén están en un momento importantísimo de su carrera, que su profesionalización es cada día más patente, pero aún hay posos de amateurismo en ellos. En primer lugar, haciendo justicia al concierto de hace unos días, es verdad que esto se nota a la hora de hacer las transiciones entre canción y canción, que en ocasiones eran un tanto largos los tiempos de espera entre temas, los silencios o ajustes de instrumentos. A veces por algún problema técnico y otras veces por cuestiones de la propia dinámica del grupo, el ritmo se cortó en algunas ocasiones, dejando una sensación de cierta frialdad en esos instantes.
Pero esto del aparente amateurismo también tiene aspectos positivos, como el desenfado y la despreocupación que los músicos tienen a veces cuando surgen imprevistos o la voz les falla. Es volver a estar entre amigos, donde estas cosas se perdonan, adquieren poca importancia y puede más la energía transmitida que el hecho de que todo sea técnicamente perfecto. La mayoría del público (y más aún si son fans de la banda en cuestión) busca que el show que presencian les transmita, que conecten con lo que ocurre sobre el escenario y que la música y las letras sean solo una manera de transmitir emociones.
Sin embargo, hay que admitir también que la evolución en su sonido y letras es muy grande. En directo se percibe claramente que las composiciones de su último trabajo tienen más complejidad instrumental y melódica, lo cual habla muy bien de ellos como banda que evoluciona constantemente y que toma un camino musical propio y más que interesante.
De himnos y amigos
Hemos hecho mención antes a que el repertorio del quinteto está plagado de canciones incontestables, de himnos en potencia. Joaquin Phoenix, Ivona o San Francisco el Grande siguen siendo de las más celebradas de su anterior disco. La tercera de estas es especialmente emocionante, sobrecoge escuchar a cientos de personas acompañar a Surma cantando cada frase y resulta casi imposible contener las lágrimas. Igual ocurre con la indiscutible Los días malos, posiblemente la canción más querida de su último trabajo y una de las mejores del año pasado en este país. Un tema terapéutico, necesario para mucha gente, con el que es imposible no empatizar en algún momento. Canción que elevaría la categoría de cualquier compositor y que, sin lugar a dudas, es una joya incuestionable.
El público de Niña Polaca, ávido siempre de diversión y efervescencia, no desaprovecha una sola canción para organizar pogos en toda la pista. Con Pdr Snchz es casi obligatorio, y si además colabora Benoît (Diamante Negro), la energía y el poderío se multiplican. Pero también es verdad que a veces se hacen pogos por encima de nuestras posibilidades, aunque esa es otra historia que da para hablar mucho. Benoît no fue el único invitado que subió a acompañar al quinteto, antes que él lo hicieron Jorge y Andoni, de Muro María (grupo que ha anunciado su despedida recientemente), para interpretar Tallín una vez más junto a los que hasta ahora han sido sus compañeros de banda, Rubén y Claudia.
También subió Dani Fernández para cantar Dolores Rayo con su particular energía, María Solá (Jordana B, que abrió la noche, pero no pudimos llegar a tiempo de verla más que en dos temas) en Mary The Queen y Juls de Ginebras para encargarse de la batería de Magaluf, tema que presentó Samatha Hudson. Fue una fiesta entre amigos y como tal sucedió.
Un bis de altura como broche final
Aunque durante las dos horas de concierto hubo muchos momentos destacables, tal y como hemos contado antes, para el único bis de la noche, Niña Polaca se reservó una gran traca final de hits que terminaron de poner patas arriba el recinto. Arrancó con Los días malos, después el clásico Madrid en ti y la emocionante Nora. Pero fue La muerte de Mufasa la que se convirtió en un desfase total con Surma bajando con su público a darse su particular baño de masas y sudor. El cierre de la noche se dio cuando acometieron Mucho tiempo contigo, de su último disco, otra de esas canciones destinadas a marcar una época. Las caras de emoción, entre el público delataron que habíamos pasado una noche de grandes emociones y de pura amistad.
Como decíamos al principio, en octubre volverán a estar en La Riviera y las entradas ya están a la venta aquí. Ellos mismos anunciaron las fechas admitiendo que habían dudado si lanzarse a un recinto más grande, pero que prefieren hacerlo de nuevo en una sala de este tamaño para sentir el calor de la gente de cerca. El tiempo dirá si ese gran recinto llega pronto, pero de momento disfrutaremos de Niña Polaca en su hábitat natural ya que, a juzgar por la evolución y la dimensión que está tomando todo esto, no sabemos hasta cuándo podremos hacerlo de esta manera.
Setlist Niña Polaca:
- Máster en imbécil
- Joaquin Phoenix
- Willy
- Pinta Malasaña
- Amanecer
- Ivona (Voy a decirle a mi madre que la quiero)
- Pdr Snchz (con Benoît de Diamante Negro)
- San Francisco el Grande
- Tallín (con Muro María)
- Perdí los galeones
- Garabatos, despedidas
- Nadie dice nada
- Infanta
- Travieso
- La Riviera
- Magaluf (con Juls de Ginebras)
- M.
- Dolores Rayo (con Dani Fernández)
- Mary The Queen (con Jordana B.)
- Caballo
- Te vi en el concierto
- Invierno de mierda
- Lo que yo te he querido (pretérito perfecto)
- Mejor sin ti
- Los días malos
- Madrid sin ti
- Nora
- La muerte de Mufasa (con Benoît de Diamante Negro)
- Mucho tiempo contigo