Sáb 7 septiembre 2024

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Crónica de Placebo en Madrid (Noches del Botánico, 2023)

El escenario de Noches del Botánico se iluminó este pasado jueves con la energía y el magnetismo característico de Placebo, en uno de los conciertos que más expectación han creado en esta recta final del ciclo de este año. De hecho, el sold out era absoluto, algo que pocas bandas han logrado en esta edición (evidentemente, exceptuando a Bob Dylan, que juega en una liga diferente reservada a las grandes leyendas vivas de la música).

La banda liderada por Brian Molko y Stefan Olsdal se ha logrado situar como una de las veteranas imprescindibles de la música alternativa de las últimas décadas. A nivel personal, asistir a un concierto de Placebo siempre es como un paseo por el pasado y el presente, una mezcla de emociones entre la nostalgia y la emoción de reencontrarse con un viejo amigo. Eso sí, un viejo amigo que, por alguna razón, se resiste a tocar las canciones que te hicieron descubrirles y admirarles en primera instancia, y es que siguen adelante sin apenas tocar temas de su debut homónimo (solamente sonó Bionic) y absolutamente nada de Without You I’m Nothing. Es evidente que no hay obligación de convertir el concierto en un desfile de éxitos pasados, pero uno no puede evitar esperar que, en un concierto de una banda con una trayectoria tan larga y canciones que significan tanto para tantas personas, haya un mayor espacio para clásicos como Teenage Angst, Nancy Boy, Bruise Pristine, Every You, Every Me, Pure Morning o Special K. Unas cuantas, ¿no os parece?

Pero dejemos de pensar en lo que pudo ser y comentemos aquello que sí ocurrió y que, sin duda, disfrutamos. Como hecho destacable también, el compromiso claramente expresado por la banda, ya desde las horas previas, con la limitación en el uso de dispositivos móviles durante sus conciertos. Como explicó el propio Stefan Olsdal en un perfecto español antes de arrancar el concierto (se tienen que notar esos años viviendo en Madrid), piden que no se grabe de forma sistemática ya que eso hace mucho más difícil para ellos lograr una conexión real con el público. «Este momento no se repetirá», dijeron, «así que disfrutad del momento sin distracciones digitales». Y eso hicimos, al menos la gran mayoría.

De hecho, hubo un momento crucial más o menos hacia la mitad de la actuación cuando Molko, viendo que algunos aún no soltaban sus móviles, nos desafió a tomar una decisión colectiva; dejar los móviles y seguir disfrutando de su música o seguir usándolos, pero entonces alargaría la pausa y podríamos disfrutarles menos tiempo. La mayoría obedeció, y el ambiente se llenó de la energía necesaria para que Placebo continuara su actuación.

La emotividad fue otro ingrediente especial de la noche. Brian Molko dedicó el concierto a Sinéad O’Connor, fallecida la noche anterior, con unas palabras -que recitó otra vez en español- recordando a quienes ya no estaban con nosotros: «Por tu valentía al intentar hacer el mundo mejor para personas vulnerables y sin voz. Cantaste para ellos y sufriste grandes consecuencias por ello, y por eso tendrás siempre mi admiración. Eres una enorme inspiración para mí y te amaré para siempre. Todo este concierto es para ti, princesa guerrera. Descansa en Paz”. Estas palabras culminaron con un momento de gran intensidad, ya que Molko prendió fuego a la nota para despedirse de esa artista que tanto lo había inspirado entre los aplausos del público.

Volviendo a lo puramente musical, el espectáculo arrancó con fuerza con algunos de los temas más destacados de su último disco Never Let Me Go: Forever Chemicals, Beautiful James, Hugz y Happy Birthday in the Sky, como si la banda nos estuviera mostrando el camino a seguir en esta etapa más reciente de su carrera.

Tras ese pequeño oasis mirando a sus comienzos que supuso Bionic, llegó otra de las interpretaciones más sobresalientes para Surrounded by Spies. Además de ser una magnífica canción, el despliegue audiovisual con multitud de pantallas simulando una constante monitorización creó un efecto impresionante en el escenario, como sumergirse en una experiencia sensorial única.

También destacó la interpretación de Try Better Next Time, otra de las canciones más destacadas de su último disco pero, sobre todo, uno de sus himnos más conocidos y celebrados a día de hoy, un Too Many Friends capaz de ponernos los pelos de punta. Un tema que realmente encaja mucho con la posición de la banda sobre el uso de móviles, ya que habla de cómo las redes sociales están afectando a la manera en la que interactuamos entre nosotros, estableciendo una nueva forma de alienación social que hace que la gente no se comunique cara a cara, sino muchas veces a través de las pantallas. Y es que, como pudimos comprobar, Brian Molko tiene una posición realmente crítica sobre cómo está afectando la tecnología a las relaciones humanas.

Ya hacia el final del concierto, tuvimos una agradable sorpresa al comprobar que Placebo había decidido darle un lugar a canciones de discos anteriores que hasta ahora no habían sonado en el concierto. For What is Worth se convirtió en la representante de Battle for the Sun, mientras que Slave to the Wage nos transportó de vuelta a la intensidad de Black Market Music. The Bitter End nos hizo revivir aquellos recuerdos de Sleeping with Gods y terminamos con Infra-red y A Song To Say Goodbye de Meds. Cada acorde nos llevaba en un viaje a través del tiempo, recordándonos por qué nos enamoramos de la música de Placebo en cada etapa de su longeva carrera.

Tras un breve descanso, Placebo se aseguró de que no nos faltara una dosis de sorpresa. Tres canciones adicionales, pero con un giro especial. Dos de ellas fueron versiones que nos dejaron maravillados. Primero, una contundente y magnífica interpretación de Shout de Tears for Fears, que resonó en el recinto de manera increíble. Y para cerrar la noche de manera magistral, el ya icónico Running Up that Hill de Kate Bush, que cobró vida de nuevo gracias a Placebo, quienes, al igual que en su actuación del Mad Cool del año pasado, lo utilizaron como su broche de oro.

En medio de estas versiones cautivadoras, Placebo nos brindó Fix Yourself de Never Let Me Go, diciendo adiós al público de Madrid con una emoción palpable en el aire, tras lo que nos retiramos de Noches del Botánico con la esperanza de volver a encontrarnos con Placebo en un futuro no muy lejano. Quizá, la próxima vez, podamos experimentar un viaje aún más completo por su historia musical. Sea como sea, allí estaremos de nuevo.

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