Primera jornada. Miércoles 10 de julio
Soccer Mommy y James Arthur
Cuando organizas un festival en el caluroso julio madrileño, ya sabes que los principales protagonistas de los primeros conciertos de la tarde, especialmente aquellos entre las 17 y las 19 horas, tendrán al sol y el calor como grandes protagonistas. Quizá por eso la actuación de Soccer Mommy, una de las primeras de Mad Cool de este año en el escenario Orange nos resultó algo fría y plana pese a que teníamos ganas de escuchar algunas de sus canciones en directo. No diremos que nos decepcionó, pero sí que esperábamos algo más de la artista.
A continuación, era el turno para una de las primeras grandes voces masculinas del cartel. James Arthur cogió el testigo en el escenario Orange para ofrecer un concierto en el que consiguió una perfecta sinergia con su banda, lo que nos ofreció un directo enérgico y emocional, que hizo que algunos de los asistentes no pudieran evitar las lágrimas. Por supuesto, hizo un recorrido por algunas de sus canciones más conocidas como Impossible, Bitter Sweet Love o Say Won’t Let Go, regalándonos grandes momentos para arrancar la jornada y inaugurar por todo lo alto.
Paula Ayllón
Janelle Monae
Había ganas de estrenar los escenarios principales, y ese honor recayó en nada menos que la estadounidense Janelle Monae. La artista nos ofreció un concierto absolutamente mágico, en el que pudimos asistir a su gran capacidad vocal, a unos continuos, imaginativos y justificados cambios de vestuario, una perfecta sintonía con su banda y bailarines ofreciendo un espectáculo completo y una arrolladora personalidad sobre la escenario. A pesar del increíble calor que hacía a esas horas, Monae no tuvo ningún problema en lograr que la temperatura de Mad Cool se elevara aún más, todo ello ante la ilustre mirada de nada menos que Will Smith, que quiso aprovechar su estancia en la capital para ver el concierto de su compatriota.
Si tenemos que destacar algunos momentos, hubo dos que me gustaron especialmente. En primer lugar, destaquemos la interpretación de Lipstick Lover con ese traje que asemejaba una vagina mientras la cantante abría y cerraba las piernas al ritmo de su canción para que fuese aún más evidente esta referencia.
Por otro, las palabras que fue dedicando a lo largo de todas actuación contra la homofobia, el fascismo y en apoyo a todos aquellos que se han sentido rechazados por ser diferentes en algún momento de su vida. Bravo por utilizar al altavoz que te ofrece el escenario para hacerlo. Aquí has ganado nuevos fans sin duda.
Jorge Híjar
Nothing But Thieves
La banda de Essex salió al escenario con puntualidad británica entre gritos del público y bajo un sol abrasador. No es la primera vez que podemos disfrutar de ellos en este festival, y como siempre, no defraudaron. La inconfundible voz de Conor Mason y la potencia de Dom, Joe, Phil y Price en el escenario hacen que se produzca una eclosión que en pocas ocasiones podemos disfrutar en directo. Si los ves una vez, enganchan.
Su frontman se atrevió a saludar a su público con algunas palabras en español: “Hola, chicos, ¿cómo estáis?”. También dijo que es uno de sus festivales favoritos y nos dejo algún que otro momento inolvidable. Unos de lo mejores momentos llego con I’m Not Made By Design cuando Conor bajo del escenario y se situaron como la Santísima Trinidad entre gritos y vitoreos del público. También destacar otras canciones que sonaron fantásticamente bien en esta ocasión, como Oh No::He Said What?, Sorry, Impossible o la espectacular versión que hacen del Where Is My Mind de los Pixies.
Paula Ayllón
Garbage
Shirley, afortunadamente lograste sobrevivir. Y decimos esto porque, aparte de la música, lo más llamativo del concierto de Garbage fue el mal rato que, por momentos, pasó la cantante debido al calor asfixiante que aún hacía en el recinto de Mad Cool a eso de las 20 horas, cuando arrancaron su actuación. También es verdad que el outfit que llevaba no ayudaba a que estuviese más fresca, pero con simpatía y profesionalidad, sacó un concierto sobresaliente adelante, todo sea dicho. Recuérdalo para la próxima vez: el verano español y el escocés no tiene absolutamente nada que ver.
Los años pasan, sí, y aunque parezca mentira, ya han transcurrido más de 25 años desde que salieran los mejores álbumes de la discografía del grupo. Evidentemente, el grueso de su concierto se basó en los temazos clásicos: Stupid Girl, I Think I’m Paranoid, una paradójica I’m Only Happy When It Rains teniendo en cuenta la situación climatológica que estábamos viviendo, una divertidísima Cherry Lips, que quizá no es una de sus canciones más conocidas, pero que es ideal para colorear ese “Go Baby Go!” a pleno pulmón en un festival de estas características y la maravillosa When I Grow Up.
Personalmente, estaba deseando escuchar la gigantesca Push It en directo una vez más, y eso llegó en el momento final del concierto, como era de esperar, para que pudiésemos abandonar esta alrededor de una hora de nostalgia de los sonidos de finales de los 90 con energías renovadas. De los temas más actuales, No Gods No Masters es una incorporación bastante decente al repertorio del grupo, aunque no esté en su Top 10 de canciones, pero al menos no desentona. Esperamos que el calor no le haga evitar volver a España pronto. Shirley, quizá la próxima vez en sala y en otoño.
Jorge Híjar
Dua Lipa
El plato fuerte de la primera jornada y uno de las actuaciones más esperadas de esta edición del Mad Cool era la de Dua Lipa, que volvía al festival después de que en 2018 ya dejara muy buenas sensaciones. La artista británica regresaba convertida ya en una artista global, en una incuestionable cabeza de cartel y en una de las figuras más rutilantes del pop de nuestro tiempo.
Su actuación se desarrolló a un nivel altísimo y su conexión con el público, así como su presencia escénica, han crecido exponencialmente en los últimos años, con coreografías más elaboradas y una mayor soltura al llevarlas a cabo. Si bien es cierto que el punto más fuerte de Dua Lipa no es el baile, aunque lo dignifique de la mejor manera, su gran caballo de batalla está en un puñado de hits incontestables y en una capacidad de seducción absolutamente arrebatadora.
Un público fiel y completamente entregado se deshizo cuando la cantante se dirigió a ellos en un más que correcto español (prueba irrefutable de su pasión por nuestro país y por nuestra cultura, cosa que ella ha manifestado en más de una ocasión). Con una escenografía en la que dos enormes escaleras flanqueaban a la artista y a su cuerpo de baile, junto a una pasarela que le permitía acercarse más a sus seguidores, la londinense desarrolló un fantástico show de puro pop. Aparte de presentar algunas canciones de su último álbum, como Houdini, con la que cerró su actuación, Dua Lipa recorrió los mayores éxitos de sus anteriores etapas, sin centrarse demasiado en Radical Optimism (2024) y desatando todo el arsenal de éxitos con temas como Break My Heart o Don’t Start Now, así como una magnífica cover del Cold Heart de Elton John.
Javier Decimavilla
The Smashing Pumpkins
El concierto de Smashing Pumpkins me trasladó a otro planeta. O quizá a otra dimensión donde las distorsiones imposibles de guitarra y los ritmos endiablados de batería siguen siendo los reyes. La cabeza calva de Billy Corgan en ese corpachón de casi 2 metros envuelto en una túnica negra es una imagen absolutamente inconfundible e icónica tras más de 30 años. Eso sí, al mismo tiempo hubo detalles que nos dejaron algo descolocados, y es que hasta alguien que en su momento fue tan inaccesible y distante como eran los miembros de esta banda se están volviendo algo así como abuelitos entrañables. Incluso Corgan sonrío y bromeó varias veces durante el concierto y se puso a tocar los acordes del Seven Nation Army de The White Stripes mientras James Iha se olvidó por un momento de que era el guitarrista de una de las bandas más importantes el mundo alternativo para parecer un turista cualquiera del Imserso quejándose porque en el hotel no le habían querido dar de cenar a las 18 horas. James, amigo, estamos en España. A esa hora, como mucho, estamos merendando.
Musicalmente, estuvieron perfectos y atronadores, con quizá el mejor sonido del festival. Sonaron todos los imprescindibles de su discografía, y pudimos comprobar que su nueva guitarrista Kiki Wong se ha adaptado perfectamente a la dinámica en directo del grupo, donde sobresalió, una vez más, la inigualable maestría de Jimmy Chamberlin en la batería. Si hay un ritmo de batería que Jimmy no puede tocar, solo puede significar que aún no ha sido inventado. ¡Qué auténtica leyenda! Personalmente, como highlights del concierto, me quedo con Cherub Rock y ese inicio inigualable, con la maravillosa Adore, una mis canciones fetiche de su repertorio y con Disarm, que siempre logra tocar la tecla correcta. Para la próxima, al igual que con Garbafe, y si no es mucho pedir, me encantaría poderles ver en un recinto cerrado, tipo Riviera o Wizink, pero a estas alturas, eso quizá sea bastante difícil de conseguir.
Jorge Híjar
