Sábado 12 de agosto
Los días en el Sonorama comienzan a pesar, lo que sumado a las altas temperaturas, hacía complicado llegar pronto al recinto.
Nuestra primera elección era Alizzz, no había dudas. El productor y compositor es siempre una bomba en directo, y no solo por el rollo que transmite, sino porque se rodea de una gran banda.
Tenía poco tiempo pero sacó toca la artillería pesada, sin dejarse ninguno de sus grandes temas, aunque nos dio pena que no tuviera colaboraciones tan buenas como en sus trabajos de estudio. Amanecer, Qué pasa nen, o El encuentro siempre afloran. Chris no para en el escenario, te contagia ese buen rollo, esa normalidad y cercanía que transmite.
Me encanta siempre que canta la versión de C Tangana Antes de morirme, y cómo no, el cierre con la que siempre me ha parecido su mejor canción, Ya no siento nada. Siempre me saben a poco sus conciertos aunque soy consciente de que no dan para más, pero es que es un chute de energía inigualable. Normal que cualquier artista quiera ser tocado por la mano divina de Alizzz.

Tocaba el turno a Wilco, de los pocos grupos internacionales en el Sonorama 2023, y sin duda el de mayor repercusión. Con motivo de su gira española, han realizado parada en Aranda y no podíamos estar más contentos. Sabíamos que iba a ser un concierto breve y que siempre nos faltarían canciones, pero para mí ya solo el hecho de tenerles aquí era una auténtica bendición.
Jeff Tweedy es siempre el hombre que más paz me da en el mundo. Con su semblante de buena gente, de bondad, apareció en escena con rigurosa puntualidad. Más parco en palabras que otras veces, no paraba de dar las gracias porque estuviéramos ahí. Tenían un reto complicado que era atrapar a todos los feligreses del festival que principalmente vienen por la música nacional, pero creo que sí congregaron a un gran número de personas, tanto fans como curiosos.

Sin duda alguna, era el concierto que nos merecíamos, con atardecer rojizo, el calor del verano. Para mí Wilco es siempre el sonido estival en su vertiente menos festiva, en la de la caída del sol. Canciones como Hummingbird, Impossible Germany o cómo no, Jesus, Etc., dan razón de ser a este grupo, tan bien cohesionado siempre, sin fisuras. No tiemblo al decir que fue el mejor sonido del festival, cuidado hasta la última milésima. Sabemos que muchas veces se espera otro tipo de grupos en los festivales, pero al menos a mí me llena el alma este tipo de apuestas.
Todo lo bueno se acaba, pero siempre para dar paso a otros proyectos. En este caso venía Iván Ferreiro con su banda, posiblemente una de las más potentes y asentadas de la industria musical. Tenía mis reticencias a verle en directo ya que hace unos meses, en otro festival, vi mucha distancia entre el artista y el público. La música y los conciertos es arte y no siempre es lo que esperas o deseas. Pero en esta ocasión vi a un Iván muy fiero, muy vivo. Ya no sólo me tiene enamorada por recuperar M de Los Piratas (cuántas noches me habré quedado prendida de esta canción en bucle) sino que los toques electrónicos como en Trinchera Pop elevan en directo a una área desconocida para mí, pero de la cual no quería salir. Con un final apoteósico, me fui con un dulce sabor de boca, maravillada porque superó todas mis expectativas.

Mientras esperábamos al siguiente concierto, estuvimos viendo a Amaral, que iba como indiscutible cabeza de cartel del sábado y diría que del Sonorama al completo. Para mí, su presencia era algo transparente, ya que normalmente no la sigo pero al mismo tiempo la respeto.
Pero lo que sí vi fue el momento más bonito y poderoso de todo el festival y de ahí que merezca todos mis respetos desde ese preciso instante. Creo que no hay nadie en toda la geografía española que no sepa lo que sucedió, pero para mí fue bravura, empoderamiento, orgullo. Como mujer me sentí hermanada y me sentí representada, y muy orgullosa de que en el momento más mediático del festival, sucediera lo que sucedió. Gracias Amaral por ese arrojo, tú que puedes tenerlo, en virtud de miles de mujeres que viven silenciadas, acosadas, clasificadas.
Todo esto pasó mientras esperábamos a Arde Bogotá. Sí, esperamos una hora para tener una posición privilegiada para ver a los cartagineses, no nos escondemos. No me gusta decir que son la banda del momento sino que es su momento como banda. Tras un delicioso segundo disco, han encontrado su sonido y su lugar. En las tablas son puro fuego, ya no solo por los hipnóticos bailes de Antonio sino que se nota que van hacia un interés común.

En su concierto más multitudinario hasta la fecha, salieron a matar. Desde el primer Soltad a los perros porque me he escapado (con lanzamiento de globos en forma de perro por parte de algunos asistentes de primera fila) hasta los últimos coros, fue un despliegue de fuerza. Siempre me quedo en el momento Exoplaneta pero porque tengo un auténtico crush con esa canción, pero por ejemplo, brillan mucho y fuerte cuando cantan Cowboys de la A3, una canción muy a lo Kerouac. Los coros de Antiaéreo siempre me hacen pensar que su siguiente concierto será todavía más grande y multitudinario, han venido para triunfar, pese a quién le pese. Hacía meses que no estaba tan dentro de un concierto, voladura de cabeza real lo que hacen estos chicos. Espero que el éxito no les coma y sigan en esta línea, tienen el viento a favor.
Una vez más tuvimos que elegir entre dos bandas, aunque dio tiempo a todo. Por un lado, Ojete Calor, en su segunda visita a Castilla y León, rechazados por los grandes festivales. Si no te ríes en este concierto es porque no quieres, aunque no sé si es un concierto o un festival del humor corrosivo. Diré algo: me puedo morir mañana porque he escuchado en directo Viejoven.

Pero a la vez sucedía otro fenómeno al otro lado del recinto que merecía la pena vivir, la vuelta de La Costa Brava. Desde el fallecimiento de Sergio Algora, costaba reponerse. Pero nada más bonito que rendir homenaje a alguien que haciendo sentir viva su presencia a través de sus canciones. Concierto bonito, cuidado, de los de antes. Poco público sí, pero de los del núcleo duro. Me gustó estar ahí.
Y el sábado llegó a su fin con La La Love You. A veces pienso en la primera vez que les vi y su crecimiento exponencial y me llena de alegría ver cómo pequeños proyectos se vuelven tan mediáticos. Aunque les hemos visto más veces este año, siempre están divertidos y frescos, con canciones como Laponia, El principio de algo, o el Fin del Mundo junto a Jordi Évole como invitado. No podemos imaginar un cierre más festivo.