Tan de Madrid como el Tomavistas. Un lema magnífico que resume a la perfección la filosofía del que, posiblemente, es el mejor festival de la capital, o al menos, el más cómodo, agradable y respetuoso con sus asistentes. En una época en la cual los mastodónticos carteles, que musicalmente se agradecen, tienen la consecuencia logística de obligarnos a desplazarnos a 30 km de la capital o a zonas nuevas llenas de incógnitas en cuanto a su ubicación y accesos, Tomavistas nos ofrece una solución en pleno corazón de la capital y en un recinto maravilloso, con buenas conexiones desde cualquier parte de Madrid y sobre todo, el frescor que da el verdor que le rodea.
Tener sensación de espacio, poder sentarte cómodamente, disfrutar de césped, árboles y sombras, le hacen ser una cita amable. Además, la racionalización de sus horarios hace que sea un festival para todos los públicos y edades, y es que hay pocos en los que se pueda ver un número tan grande de niños y familias como en esta cita. Desde luego, tras ese pequeño lapsus de su paso por IFEMA, Tomavistas ha recuperado su fuerza y verdadera personalidad, aquello que le hace verdaderamente único, con su retorno al Parque Tierno Galván.
Además, queremos reseñar que, en general, todo funcionaba bien: entradas rápidas, pocas colas, simpatía a raudales por parte del personal que ha estado trabajando allí para que todo saliera bien. Poco o nada malo podríamos citar porque honestamente, ha ido todo muy rodado. Además, que un festival termine a la 1 es fantástico para los que tenemos que seguir con el ritmo habitual de vida.
Como único punto negativo y esto es extensible a todos los festivales, la poca disponibilidad de agua potable en casi plena ola de calor, es algo que se tiene que revisar.
Según la organización, 17.000 personas han disfrutado de esta edición, siendo un auténtico éxito dada la elevada cantidad de festivales que hay en estos momentos, a las puertas del verano.
El Tomavistas es sin duda, una reunión de amigos. Fieles y noveles se dan encuentro aquí, donde más que un festival, es una ocasión única para reencuentros. Larga vida al Tomavistas.
Ahora os contaremos lo que pasó día a día, en tres jornadas increíbles (sigue leyendo).
Fotografías: Eli Quevedo (@ellieatgigs)