InicioConciertosCrónica Ginebras en Madrid (La Riviera, 2021)

Crónica Ginebras en Madrid (La Riviera, 2021)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero (@alexresfeber)

Ginebras llenaron La Riviera el pasado 13 de noviembre, fecha en que terminaron por confirmarse como una de las grandes bandas de este país. Conseguir esto en tan solo dos años desde su primer lanzamiento, con un importante parón por la pandemia, es todo un hito. El triunfo de Ginebras es el triunfo de la naturalidad, la sencillez y la humildad; han conquistado a todo aquel que se ha cruzado con ellas, a través de canciones aparentemente sencillas que esconden una serie de valores tan importantes como escasos en esta sociedad.

Los cantos sinceros al amor libre, al feminismo y al sentido común, en definitiva, sin postureos ni prejuicios, desde el humor y ese punto medio entre alegría y funestidad, colman de significado la fiesta de Ginebras en La Riviera. Porque no hay otra palabra para definir una noche en la que sería imposible adivinar quién disfrutó más; si ellas o el público. Lo importante en la música es transmitir; puede que no sean las mejores instrumentistas, cantantes, ni letristas, pero enganchan desde otros terrenos que dominan a la perfección; Otros lo hacen mejor / pero no les entiendo.

Anabel Lee revolucionó la sala mientras terminaba de llenarse con su sorprendente presencia sobre el escenario. Media hora de euforia patrocinada, sobre todo, por el bajista Albert Perdices, al que es un espectáculo ver tocar, acompañado por los momentos de locura de Víctor Mejías, un vocalista con mucha personalidad que capta la atención al instante con sus vaivenes entre la aparente indiferencia y la excitación más fervorosa. Habrían conquistado La Riviera de no ser por la regular ecualización de la voz de Víctor, que se perdía en algunos momentos. Algo parecido le ocurrió a Magüi, voz principal de Ginebras, aunque se solucionó antes de finalizar Crystal Fighters, tema con el que abrieron el bolo. 

Anabel Lee

«Para las ocasiones especiales hay que llenarse de purpurina», afirmó Magüi durante el concierto, y las Ginebras aparecieron tras el telón vestidas de «bolas de navidad», en un escenario que ni las Donna and the Dynamos, de Mamma Mia!, podrían haber soñado; el interior de una bola de discoteca debe ser algo parecido. Sus caras lo decían todo, imposible empezar a cantar directamente con la sorpresa que tiene que ser encontrarse de frente a una Riviera repleta, que empezó a cantar con los primeros acordes y no paró hasta después de que el concierto llegara a su fin.

Se habría agradecido algo más de volumen para poder escuchar a las Ginebras con mayor claridad, pero la respuesta del público, tan metido en el concierto que se sobreponía al sonido del escenario en algunas ocasiones, tuvo que pillar por sorpresa hasta a los técnicos. Magüi actuó como directora de orquesta sin la necesidad de usar más recursos que una mirada cómplice, para coordinar los bailes como en Paco y Carmela o la locura de prácticamente todos los estribillos. Acompañada por Juls a la batería; Sandra a la guitarra con una gracia especial en todo lo que hace, entre pasos de baile y coros, solos de guitarra bastante correctos y algún que otro perreo; y Raquel, a la que más le costó soltarse y dejar algún movimiento sobre el escenario, aunque Chico Pum acabó de liberarla.

Magüi de Ginebras
Sandra de Ginebras

El sábado fue su noche y aprovecharon para permitirse licencias que en otras ocasiones puede que hubieran evitado, pero era momento de agradecer, de acordarse de seres queridos y de compartir con ellos y con el público anécdotas, curiosidades y prácticamente todo lo que se les pasó por la cabeza. Puede que un poco en exceso, sobre todo por parte de Raquel, pero con la limitada discografía de Ginebras, recordemos que “acaban de empezar”, querían alargar todo lo posible el concierto más importante de su vida, en el que estaban disfrutando como nunca. Y es que nadie quería irse de La Riviera; tras el gran fin de fiesta con Cosas Moradas, Paco y Carmela y La Típica Canción, sonó el I Love London de Crystal Fighters al que se unieron casi todos los componentes de Vanana Records, su sello discográfico, y amigos de Ginebras para acompañarlas en un emocionante cierre de concierto que fue más el inicio de la fiesta de después.

Niña Polaca al completo subieron al escenario para interpretar Magaluf, en lo que fue la prueba de una fuerte amistad entre dos bandas con muchísimo talento, que están compartiendo casi paso a paso un crecimiento que se anticipa imparable. Aunque Niña Polaca fueron los únicos invitados sobre el escenario, también se colaron en el concierto los Beatles en forma de Hey Jude al final de Campos de Fresas para Siempre y Física o Química, Los Serrano, Compañeros, 7 vidas y algunas más, en un recopilatorio hecho canción que terminó con La Bomba de King Africa y una sonrisa generalizada en todo el público por este regalo inesperado.

Disfrutar y hacer disfrutar mientras se celebra una carrera tan breve como intensa y prometedora, eso consiguieron las Ginebras con su Sold Out en La Riviera. Mucho ritmo incluso para canciones como 6 AM o Filtro Valencia que, con un toque más emotivo, aún conseguían hacer botar a toda la pista.

En definitiva, la noche del sábado fue una intensa fiesta sin descanso, donde público y banda lo dejaron todo para disfrutar de la música en uno de esos conciertos que, además de asegurar que habrá Ginebras para rato (anunciaron que en breve empezarán a grabar nuevo material), creará cantera entre los jóvenes grupos (femeninos en su mayoría) que asistieron al encuentro.

Raquel de Ginebras

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AUTOR

Jorge Ocaña
Jorge Ocaña
Estudiante de ingeniería, pero sobre todo un loco de la música.

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