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Crónica Mad Cool Festival 2022: El embrujo de Florence, el músculo de Metallica, la seducción de The Killers y el futurismo de Muse conquistan Madrid

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Tras un merecido descanso, el jueves volvimos a enfrentarnos a una maratón de conciertos bajo el sol de justicia que nos ha amenazado estos días en el espectacular recinto de Valdebebas.

Abrimos la tarde con Nothing But Thieves, que lograron convocar a una nutrida audiencia con ganas de bailar con los temas de sus tres discos hasta la época, especialmente ese Moral Panic de 2020 del que interpretaron joyas como Is Everybody Going Crazy? y el clímax final que llegó con la preciosa Impossible. Otra banda que consiguió ganarle al sol y al calor por goleada.

Poco después, Modest Mouse, otro de los veteranos del festival, nos trasladó a una América vasta, árida, con sus sonidos tan inimitables pero siempre actualizados con el tiempo. Realmente, fue una maravilla escuchar su música mientras caía las primeras luces del atardecer, al mismo tiempo que en otro escenario se producía una tormenta punk bien distinta.

Sí, al mismo tiempo, y desde Australia, Amyl and The Sniffers vinieron a recordarnos que el punk está muy vivo, reinventado y actualizado, pero vivo. Entre bailes al borde del ataque epiléptico, gritos, gruñidos y carisma, mucho carisma, Amyl nos hizo bailar, botar y sudar al ritmo de sus temas, que aunque en festival sonaron bien, estamos deseando volver a disfrutar en una sala bien abarrotada, que es donde mejor lucen.

London Grammar era nuestra siguiente opción y, quizá, supuso a la postre una de las sorpresas del festival. Siempre hay un concierto inesperado que consigue llenarte y, sin duda, este fue uno de ellos.

Tengo auténtica predilección por las estéticas cuidadas en directo y ellos tienen esa elegancia que hacen del menos es más un mantra. Una belleza serena. La voz de Hannah es tan cálida y envolvente que nos arropa desde cualquier rincón del festival, y ese final apoteósico con Lose my Head será recordado por toda la magia que supieron darnos en cada segundo de su directo. 

Pero mientras tanto, pasaban muchas cosas en el resto de escenarios: los cordobeses Viva Belgrado arrasaron en el Mad Cool, y es que si bien sufrieron un gran solape (Deftones tocaban a la misma hora en el escenario principal), también dieron un gran concierto para todos los que nos decidimos por ir a verles.

Además de regalarnos un setlist con bastantes canciones antiguas, el concierto fue una auténtica locura llena de fans entregados. Un concierto sin fallos y con un sonido espectacular (nada que ver con los fallos de sonido de Deftones).

Al mismo tiempo, en el escenario principal, teníamos a los amantes de los sonidos más duros siguiendo el concierto de otros de los veteranos más esperados, Deftones. Sin embargo, el concierto se vio lastrado por momentos por algunos problemas en los bajos, que evitaron que las canciones lucieran como debían, y por ponernos exquisitos, la voz de Chino Moreno parecía haber perdido algo de fuerza.

Tras este pequeño traspiés, un momento cumbre del festival llegó con Imagine Dragons. Desde primera hora de la tarde, se veía claramente quién venía a ver a los estadounidenses. Muchas familias, padres y madres acompañando a sus hijos adolescentes, acudieron a ver a la banda liderada por Dan Reynolds en una doble velada de doble protagonismo de bandas de Las Vegas.

El público, desde luego, quedó satisfecho, porque hicieron un completo recorrido por todos sus éxitos, metiendo Believer bien al principio para caldear el ambiente y un apoteósico final con Radioactive. No obstante, hubo que parar el concierto en dos ocasiones, mientras interpretaban Shots u Walking The Wire, ya que con el calor, nervios y demás, hubo algún mareo y desmayo entre el público asistente.

La banda sonó potente, con su particular mezcla de pop, rock y grandes percusiones, transmitiendo tanto su pasión por la música como el mensaje que quieren grabar a fuego en sus fans: siéntete libre, sé tú mismo y busca tu felicidad.

A continuación, llega el momento del cabeza de cartel. Y no lo vamos a negar: en esta casa somos muy fans de The Killers. Esconderse es de cobardes. Podemos comprender que, para mucha gente, sea una banda de rock independiente de las muchas que salieron en los 2000, pero viendo que vimos el jueves, nos reconoceréis que no es simplemente una banda más, ¿verdad? Han sido fieles a su sonido desde sus inicios, y algo más valioso, no han perdido ni una gota de su esencia. 

Además, es una alegría haber visto regresar a Dave Keuning, guitarrista y miembro fundador, así como contagiarse de la vitalidad y el carisma de Ronnie Vannucci Jr. Pero Brandon Flowers es, simplemente, algo más.

Vaya liderazgo. Desde el minuto uno, su presencia es algo incomparable con cualquier otro frontman. Ya no es que físicamente esté en su mejor momento, sino que mira, sonríe, canta y se para el mundo. Tiene ese aquel, algo incluso bíblico, que le hace ser un auténtico líder en el escenario.

70.000 personas viendo a The Killers. Se dice pronto. Su setlist fue una ristra de hits que convirtieron los 75 minutos un auténtico coro de voces y recuerdos. Sin ningún pudor retroceden al pasado, a su Hot Fuss, ese primer largo que se había fraguado en Nevada pero sonaba tan británico que nadie pudo pensar que algo así pudiera salir de semejante parte del mundo. Sonaron canciones como Runaways, Human, Smile Like You Mean It, Caution, y un largo etcétera en una lista de temas donde nos atrevemos a decir que no hay canción mala. 

Además, supieron darnos con certeza lo que el público busca: vivir los nuevos temas en directo y no olvidar quiénes fueron. Ellos no lo olvidan en ningún momento y bajo esa premisa revolucionan. 

Podemos decir, sin titubear demasiado, que fue uno de los conciertos de la edición, un lugar donde todo el mundo sonreía, recordaba y miraba hacia el futuro. Y con futuro hablamos de la presentación de Boy, un nuevo single que suena a temazo a leguas y que tuvimos el honor de ser los primeros en oír. 

Un espacio donde se veían amigos, felices, cantando desde la mayor de las euforias. The Killers han vuelto a Madrid y han dejado su impronta, con Mr Brightside como órdago final para una velada mágica. No me voy a quitar este concierto de mi cabeza en la vida.

Y para acabar y es que todas las noches se cerraron con bandas de primer nivel, tuvimos el gustazo de ver a Foals. Siguen siendo esa bomba de relojería llena de energía, riffs y canciones épicas. 

Claramente es una de las bandas que mejor presente está viviendo y es que este recién presentado Life Is Yours encadena un puñado de buenas canciones que, mezcladas con los éxitos anteriores como Mountain at my Gates, My Number, Inhaler o Two Steps, twice, conforman un sólido directo para un cierre perfecto para el jueves.

Nunca decepcionan y ver a Yannis en directo es algo que nadie se debe perder. Ojalá anuncien pronto gira por salas porque bien se merecen toda la atención.

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