Dom 6 octubre 2024

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Crónica McEnroe en Madrid (Nuevo Teatro Alcalá, 2021)

Casi 20 años de carrera han servido a McEnroe para afianzar un gran número de seguidores, que ayer llenaron el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. Es muy destacable que un grupo de este estilo y sonido, lento y pasional, reúna a tanta gente en estos tiempos en los que en la industria musical predomina el single pegadizo frente a los discos profundos. El ciclo ¡Bravo Madrid!, organizado por Ocho y Medio, tiene programados conciertos hasta junio de este año, y por distintos teatros pasarán grupos como La Habitación Roja, Rigoberta Bandini o Niña Polaca. Una gran oportunidad para ver y escuchar música en vivo de una forma distinta, con el especial sonido que aporta el teatro.

La música de McEnroe no es fácil. No la vas a descubrir en la radio ni en la televisión. No se trata de hits pegadizos ni de melodías rompedoras. Se trata de escuchar las maravillosas letras de Ricardo Lezón, identificarte con ellas, hacerlas tuyas y sufrir un poco, aunque siempre acariciado por esa esperanza que se abre paso entre la melancolía, la añoranza y el desamor. “No dejes de buscar, incluso en la hora más oscura puede aparecer de pronto la electricidad”.

Los que asistieron al concierto iban buscando, entre otras cosas, esos retazos de optimismo en la música de McEnroe. Cuando los escucho me queda esa sensación de: ‘estamos mal, pero saldremos de ésta’, tan necesaria en estos momentos. Fue una carga de pilas y de optimismo. “Ánimo, que queda poco”, alentaba Ricardo Lezón.

Un público entusiasmado

La implicación de los espectadores fue intensa y constante desde que se levantó el telón del escenario. Grandes ovaciones, vítores, silbidos e incluso interacciones con la banda entre canción y canción. Las palmas para acompañar las canciones esperaban ansiosas las partes con más ritmo y energía. Todo el teatro se animó a cantar sus temas más famosos, como La Cara Noroeste o La Electricidad, durante la cual no cayó ni un alma en cuanto se reconocieron los primeros acordes.

Pese a la emoción del público, la sensación que nos quedó a algunos después del concierto fue algo agridulce. Para empezar, el concierto estaba programado para las 9 de la noche, y no empezó puntual (la gente seguía llegando después de esta hora). Con lo cual pudimos disfrutar apenas de una hora del directo de McEnroe, para no incumplir el toque de queda de las 11 de la noche, y muchos seguramente no conseguirían llegar a casa antes de la hora. Por eso la banda dio la impresión de estar más bien contenida durante toda la noche, pues no había tiempo que perder entre canción y canción (recomendación de la organización). Tal vez no diera tiempo a tocar todo el repertorio previsto, pues, por ejemplo, no sonó su tema más escuchado, Un rayo de luz.

Una actuación comedida

Los seis integrantes de la banda (tres guitarras, bajo, batería y teclados) se mantuvieron siempre cada uno en su sitio, casi sin interactuar los unos con los otros, concentrados en su tarea, lo cual pudo transmitir cierta sobriedad y falta de energía en algunos momentos. Eso sí, su interpretación fue impecable. El teatro se inundó de los calmados solos de guitarra característicos de McEnroe y de la grave y redonda voz de Ricardo Lezón. Mucho ensayo debe haber detrás de este concierto, en el que consiguieron un sonido muy fiel y cercano al de sus discos, sin apenas variar, improvisar o reinventar ninguna de las canciones. Si cerrabas los ojos, por momentos, podías estar en el sofá de tu casa oyendo al grupo de Vizcaya, con una interpretación impoluta.

Repaso a su discografía

McEnroe seguramente tenga un importante hueco en la banda sonora de la mayoría de los asistentes. Una revisión del amplio repertorio de la banda, rescatando canciones que Ricardo admitía llevar más de 5 años sin tocar, llenó de sentido ese fragmento de La Cara Noroeste: «Hoy voy a cantar las canciones de tu vida para intentar que no te sientas perdida«. La noche se convirtió en un reencuentro con una banda consolidada que se disponía a presentar su último disco, La Distancia (2019), y a celebrar su larga carrera en Madrid justo cuando llegó la pandemia, y se vieron obligados a cancelar. Por fin, pudieron encontrarse con su emocionado público y disfrutar, una noche más, de la cultura segura.

Jorge Ocaña
Jorge Ocaña
Estudiante de ingeniería, pero sobre todo un loco de la música.