Vie 8 noviembre 2024

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Crónica Second en Donostia (Live The Roof, 2019)

El pasado sábado el ciclo Live The Roof traía por fin a Donostia a Second, uno de esos grupos que nunca falla en directo. Estamos a costumbrados a ver a los de Murcia actuando en festivales, bajo la atenta mirada de miles de personas, y ésta era la primera vez que los veíamos desde la cercanía, con un aforo de tan sólo 100 personas.

La cita tenía prevista ser en la azotea del Convent Garden, pero por problemas vecinales, parece ser que a algunos vecinos no les gusta tanto la música en directo, había que cambiar la ubicación o suspender el concierto. Como anularlo no era una opción para el grupo, todo el set se trasladó a La Cripta del Convent Garden. Allí acabamos todos, entre cócteles de una conocida marca de cola y confesionarios, en el mejor concierto que hemos visto de Second.

Aparecen Jorge, Nando, Fran y Sean, como siempre vestido de negro, y comienza un concierto mágico, en el que la banda se sorprende positivamente por la inmediata respuesta del público, que llega con el primer tema, «En Otra Dimensión (Anillos y Raíces)».

Todo el público canta, y acompaña a las palmas de la primera canción que interpretan con dos guitarras acústicas, el cajón de Fran, y la increíble voz de Sean, que suena especialmente bien.

De todos es sabido que el público de Euskadi no es fácil, es decir, no lo damos todo desde el principio, y eso es precisamente lo que NO ocurrió aquí. El ambiente fue especial, se podía sentir. Fue inevitable el flechazo entre grupo y público, y el amor se apoderó de La Cripta.

De inmediato las sonrisas se dibujaron en las caras, tanto de las de los cuatro miembros del grupo, como en las de los 100 asistentes que estábamos allí para disfrutar de una hora y media mágica.

Recorrimos con ellos entre bromas y chascarrillos varios, canciones de casi toda su discografía, desde ‘Fracciones de Un Segundo’ con temas como «Conocerte», «Rincón Exquisito» y «Rodamos», pasando por ‘Demasiado Soñadores’ con «Muérdeme», viajando al futuro de «2502», y con parada sobre todo en ‘Anillos y Raíces’.

Armónicas, un xilófono, teclados, maracas, pandereta, una pequeña caja de sintetizador y hasta un ukelele. Como nos dijo Sean entre bromas, era un acústico un tanto especial, porque allí hubo saltos, baile, palmas, vamos una auténtica fiesta.

Tampoco faltaron esos momentos tan especiales, intimistas, deliciosos, para degustar en acústico como el mejor manjar. Así ocurrió en «Invierno Dulce» pero, sobre todo, con «Teatro Infinito» donde la voz de Sean fue acompañada por un viejo teclado de Fran. Para mi, el mejor momento de todos.

Si algo caracteriza al grupo, además de la complicidad de tantos años rodando, es el carisma de Sean, que siente cada canción, la interpreta y en momentos parece que se vacía. Además, es experto en manejar las intensidades, y en dirigirnos por una montaña rusa de emociones, desde la euforia hasta la melancolía.

Melancolía y emoción que llegaría en la salida a los bises con «Más Suerte», donde nuestro anfitrión se enfrenta sólo al escenario, desnuda su alma con la única ayuda de su voz durante un momento. Es fantástico, pero todavía lo es más cuando va apareciendo el resto del grupo para acompañarle a los instrumentos.

Con «Mira a La Gente», el concierto llega a su fin. Como dice la letra de esta canción, nos hemos divertido, hemos danzado, lo hemos expulsado, lo hemos vivido y sobre todo, lo hemos sentido.

Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, hubo unas palabras de ánimo para la gente de su tierra y en general para todos los afectados por Dana.

Gracias amigos, allí os pedimos que volvierais pronto por Donosti, y prometisteis hacerlo. Si bien no me equivoco, me dio la impresión que vosotros también os enamorasteis de Donostia, de su mar, de su gastronomía, pero sobre todo, de su gente.


Fotografías y vídeo: Richard Curiel.