InicioConciertosCrónica Tomavistas 2022: A la tercera va la vencida

Crónica Tomavistas 2022: A la tercera va la vencida

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Fotografías: Eli Quevedo (@ellieatgigs)

Sin miedo al cambio y bajo el lema «a la tercera va la vencida» tuvo lugar este último fin de semana la sexta edición del festival Tomavistas. Después de cuatro ediciones en el Parque Enrique Tierno Galván, el evento decidió en 2021 reemplazar su recinto y mudarse a Ifema (al exterior) junto a algunas bandas que han mantenido su compromiso desde 2020 para, según los organizadores, buscar más «amplitud y comodidad» en un espacio de mayores dimensiones.

Tras dos años de parón y sin ningún tipo de restricción, Madrid volvió a vibrar del 19 al 21 de mayo en lo que ha sido el preámbulo de lo que está por venir en cuanto a festivales estivales de mediano y gran formato en España –siempre hablando del terreno indie, no nos olvidemos de las 100.000 personas del Viña-. Fue para muchos y muchas un reencuentro con este tipo de eventos tal y como los conocíamos antes de la pandemia: camisas llamativas, alguna corona de flores, purpurina, pulseras cashless, conciertos bajo la solana y murmullo generalizado durante los conciertos.

Con un aforo máximo de 10.000 personas -entre 6.000 y 9.000 personas se han movido las cifras, como apuntan algunos medios-, la vuelta de Tomavistas estuvo empañada, por un lado, por las criticadas largas colas en barras que se produjeron en la primera jornada y que, tras entonar la organización el mea culpa en redes sociales, se solventaron los dos días siguientes; y por otro lado, por el bajo volumen que tuvieron toda la edición los tres escenarios del festival por aquello de no molestar a los vecinos más cercanos. Y eso que los conciertos no terminaban más allá de las 02:30…

Jueves 19 de mayo: Alizzz, Sen Senra, Rigoberta Bandini…

En estas circunstancias, a las que se unía un calor sofocante y en aumento –se agradeció la zona “boscosa” entre escenarios y el agua potable disponible en el centro del recinto-, arrancó Tomavistas, que en su primer día, el jueves 19 de mayo, reunió una entrada muy juvenil atraída por una parrilla dominada por propuestas del nuevo pop nacional postadolescente y millenial.

Llegamos al recinto con el concierto de Confeti de Odio, proyecto en solitario de Lucas Vialdur (Axolotes Mexicanos), sonando de fondo. Todo muere entonaba Vialdur, pero cuando nos acercamos nos dimos cuenta de que no todo está perdido. En formato trío y con estética glam oficiaron rockeros en cortes destacados de su notable álbum Tragedia Española, una versión festiva en castellano del Friday I’m In Love de The Cure o algún pequeño adelanto de su próximo trabajo que avanzó para septiembre.

Fue una buena actuación para arrancar la jornada a pleno sol. Lástima que ya en ese momento nos diéramos cuenta que el sonido de los escenarios 1 y 3, separados por apenas unos pocos cientos de metros y colocados mirando hacia la misma dirección, se iba a solapar a ratos.

Confeti de Odio

Después se sucedieron en los dos escenarios principales, pegados y divididos por una enorme pantalla, los coreados, coloridos y edulcorados bolos de Cariño y Cupido. Las primeras presentaron el material de su reciente debut homónimo y los segundos adelantaron varios temas de su próxima revalida.

Con Pimp Flaco vestido como si fuera disfrazado de balón de Champions y en un escenario recubierto de peluches, Cupido fueron de menos a más espoleados por un público que se sabía todas las letras de cortes como Tu Foto, Autoestima o Milhouse, y la solvente banda que es Solo Astra. Flaco es más de relegar la aportación vocal a sus seguidores.

Miradas de edades más diversas atrajo Rigoberta Bandini, alias artístico de Paula Ribó, a quien quizá conozcan como la finalista que los indies querían que ganara el último concurso para escoger la canción que representara a España en Eurovisión. Y eso que la música del proyecto de Ribó, vendido como algo moderno cuando se retroalimenta del electropop ochentero y la canción española tradicional, tiene muy poco de indie.

El suyo fue un concierto más tipo performance. Acompañada de dos músicos (marido y primo), una corista (otra prima) y un equipo de bailarinas, presentaron con cierta guasa, alboroto escénico y mucho sonido pregrabado los singles que no sabemos si algún día llegarán a algún disco de estudio. Porque Rigoberta Bandini, a pesar de su reciente popularidad a raíz del single mamario –hasta en dos ocasiones sonó en los cerca de 55 minutos de actuación-, aún no tiene ningún álbum publicado.

Esto no va a hacer mella en una artista que damos por descontado que este verano no habrá aficionado al indie del Estado que no se la pierda. En Madrid, se atrevió a versionar con dudoso gusto el La la la de Massiel y el Cuando Tú Nazcas de Mocedades y dejó mejor regusto en la veraniega A ver qué pasa, en el refinado pop de Julio Iglesias o en el mix de Perra.

Rigoberta Bandini

El punto álgido de la jornada, sin embargo, lo marcó Alizzz gracias en parte al excelente desempeño de la sólida banda que lo acompañaba, en especial del guitarrista Ferran Gisbert, que impuso la épica en cortes de su debut de 2021 Tiene Que Haber Algo Más como Siempre Igual o el cierre Ya No Siento Nada.

Entre el electropop de La Casa Azul –el juego de luces recordó a ratos a la banda de Guille Milkyway- y el pop de radiofórmula, Cristian Quirante demostró por qué es el productor de El Madrileño. Voz y mestizaje musical que recordaron y sonaron familiares a últimos movimientos de C. Tangana.

Precisamente este último fue una de las sorpresas que Alizzz se tenía guardadas bajo la manga. Salió a escena en Ya No Vales para ebullición de la masa de gente presente; más que en Rigoberta Bandini llegaríamos a decir. Eso sí,»puchito«, como coreó la audiencia, podría haber salido con el micro apagado porque apenas se le escuchó –ya saben que no es muy fan del canto, como ha demostrado en su tour Sin Cantar ni Afinar-.

Justo antes hizo acto de presencia también Rigoberta Bandini para ver el Amanecer junto a Alizzz y no pudo darse el esperado encuentro con Amaia en el escenario en El Encuentro. “No ha podido estar hoy con nosotros, pero va para ella”, dedicó el productor y cantante.

Finalizó la jornada el gallego Sen Senra, otro nuevo rostro del pop en español, y su creciente ego sobre el escenario. Su bailable y rítmica mezcla de estilos como el hip hop, el r&b o el neo soul, así como su plasticidad vocal, quedó resultona para poner el broche a la primera fecha del Tomavistas 2022 tocando el cielo con lanzamiento de confeti por partida doble.

Alizzz + C. Tangana

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