El pasado jueves 14 de febrero, día de San Valentín, la sala Galileo acogía la cuarta edición del San Valentin Music Festival. Desde que naciera en 2016, este festival concebido con la idea de celebrar de manera diferente un día idealmente pensado para un plan en pareja, presentaba por primera vez en su cartel a un artista internacional: nada menos que Gus Dapperton.
A muchos no nos disgustaba en absoluto pasar con Dapperton la noche del 14 de febrero.
Un ídolo underground, el joven músico neoyorquino es uno de los referentes de la nueva escena DIY (las siglas para «do it yourself», en español se traduciría como «hazlo tú mismo»), una tendencia basada en la autoproducción que representa una nueva forma de ver la música, más plural, menos solemne, más desinhibida y con menos prejuicios. De este modo, la carencia de medios se convierte en su principal fuente de identidad y atractivo. Esta forma de trabajar ha llevado a la configuración de un estilo de música propio pero compartido entre quienes la practican, caracterizado por el empleo de sintetizadores e instrumentos de soporte electrónico, así como la creación de melodías simples y naif.
La centralidad de las redes sociales en la distribución de la música ha influido también en una estética común, impulsada igualmente por una creatividad exacerbada e hiperbólica. El propio Dapperton ha construido desde el inicio una imagen personal única, mezcla de lo nerd y lo andrógino, su pelo a lo tazón su mayor y más reconocible símbolo.
Habiendo anunciado sold out la noche anterior, la pista de la Galileo se llenó hasta los topes de jóvenes -la mayoría no rebasaba los 25 años- que parecían participar de las mismas claves estéticas del propio músico. Lois, proyecto en solitario del líder de Trajano, fue el responsable de disponer al público para la actuación de su carismático ídolo.
A eso de las once, saltaron los músicos de Dapperton al escenario, rebajando aún más la media de edad de los presentes. A ritmo de cencerro, tocaron los primeros acordes de Gum, Toe and Sole, al inicio de cuya estrofa saltó al escenario Dapperton. Con sus habituales gafas de pasta, esta vez negras, y una sudadera azul (debajo de la cual llevaba una camiseta de tirantes blanca, que después revelaría), despertó los primeros gritos de admiración entre el público.
El concierto prosiguió con Moodna, Once with Grace, Amadelle with Love y Ditch, tres de sus temas más conocidos. Prune, You Talk Funny precedió el celebrado y novísimo single My Favorite Fish, para el cual Dapperton dejó la guitarra eléctrica y se colgó la acústica.
En algunas ocasiones, Dapperton se liberaba del instrumento para exhibir su particular colección de pases de baile, mostradas ya en vídeos como el de World Class Cinema. Precisamente esta fue la canción elegida para cerrar el concierto, después de interpretar la conocida I´m Just Snacking. Antes de marcharse definitivamente, Dapperton y sus chicos brindaron al público un bis poco tradicional, una reinterpretación del clásico de los Beatles, Twist and Shout, que supuso el desenfreno final.
Dapperton y sus músicos dieron la impresión de pasárselo muy bien sobre el escenario, de tocar con el mismo desenfado y entusiasmo con que lo harían una panda de amigos del instituto para sus colegas en una rave noventera. Al fin y al cabo, eso es lo que son: chicos jóvenes con ganas de pasarlo bien, y ya de paso, hacerlo pasar bien al resto.