Pocas veces un grupo actual de música es capaz de generar tal magnitud de grafismo y producción al puro estilo de Frank Zappa y Grateful Dead, dos máximas referencias del magno sonido conceptual y experimental. Me refiero a King Gizzard & The Lizard Wizard (KGLW) que en tan solo 12 años han producido nada menos que la cifra de 26 álbumes discográficos, aparte de directos, recopilaciones, sencillos, vídeos musicales, remezclas, extended plays y bootlegs.
En términos musicales, cabe saber que un bootleg es una versión inédita de una grabación no publicada oficialmente por el artista ni por su compañía discográfica. Suelen ser grabaciones en directo de los conciertos, sesiones en estudio, ensayos o simplemente el resultado de jams sessions o improvisaciones musicales. En el caso que nos ocupa, se trata de registros no oficiales de varios conciertos que King Gizzard & The Lizard Wizard (El Rey Molleja y el Mago Lagarto) ha ofrecido durante 2024 en su gira por algunas de las principales metrópolis de EEUU y Canadá.
Las ciudades agraciadas fueron Miami, San Agustín, Atlanta, Nueva Orleans, Houston, Austin, Arkansas, Oklahoma City, Albuquerque, Phoenix, Las Vegas, San Francisco, Stanford, Paso Robles, San Diego, Los Ángeles, The Gorge, Vancouver, Oregón, Red Rocks, Omaha, St.Louis, Milwaukee, Minneapolis, Chicago, Nashville, Asheville, Richmond, Filadelfia, Kentucky, Cleveland, Detroit, Toronto, Maine, Boston, Nueva York y Washington D.C. Todos estos conciertos fueron publicados en una gran colección de bootlegs con portadas realmente sorprendentes. En total 37 entregas que pueden adquirirse o escucharse en las páginas de Bandcamp y Spotify.
Todas las cubiertas son puro arte, expresión ácida y multicromática que reflejan la esencia psicodélica de la formación australiana. Máscaras, deidades, bichos, formas psicotrópicas, animales imposibles, personajes variopintos… configuran este fantástico mundo plástico de una banda inclasificable.
Como banda King Gizzard & the Lizard Wizard se formaron en Melbourne (Australia) en el año 2010. Actualmente la componen seis cerebros que dan rienda suelta a su elevada imaginación y productividad: Stu Mackenzie (voz, guitarra, bajo, teclados, flauta, sitar), Ambrose Kenny-Smith (voz, armónica, teclados), Cook Craig (guitarra, bajo, teclados, voz), Joey Walker (guitarra, bajo, teclados, voz), Lucas Harwood (bajo, teclados) y Michael Cavanagh (batería, percusión).
Son capaces de experimentar con distintos combinados de géneros de marcado contraste como metal, soul, psicodelia, progresivo, R&B, electrónica, punk, música microtonal, trash…etc., y además saben enlazar todo el conglomerado a fin de tejer una impresionante cosmogonía sónica imposible de clasificar. En sus directos articulan potentes conciertos donde las improvisaciones y la fuerza visual y sonora desatan un auténtico delirio entre sus seguidores.
Pero todavía hay más. Cuentan con una prolífica discografía que de momento asciende a 26 álbumes de estudio, 39 álbumes en vivo, 4 álbumes recopilatorios, 1 álbum de remezclas, 3 extended plays, 59 sencillos y 60 videos musicales más 2 EP, todo ello sin contar la multitud de bootlegs que se desarrollan por parte de sus seguidores. Toas esta multiactividad es un claro ejemplo del macro universo de los Gizzard.
Dentro de esta gran maraña multisensorial destaca la figura de Jason Galea, máximo responsable de la maquinaría visual de la banda y del diseño y arte final de sus discos oficiales. Las ilustraciones, los vídeos y las animaciones son el centro de su obra, excelso trabajo que se ha mostrado a través de múltiples exposiciones, performances en vivo y macro diseños. Jason juega con densas capas de texturas, formas y colores para abordar los más extraños temas del subconsciente y experiencias oníricas. Pero el tema no termina aquí.
Gran parte del material sonoro y audiovisual de la banda es compartido con sus seguidores, a veces de manera gratuita donde cada fan puede personalizar los contenidos y distribuirlos con cierta libertad en sus canales propios. Gracias a ello, se ha formado lo que se conoce como Bootlegger o espacio oficial donde la banda coloca multitud de archivos de sus diferentes giras para que los aficionados puedan generar portadas y contenidos de cada concierto. La única condición que pide la banda es recibir algunas copias para que puedan comercializarlas en su espacio Guizzverse.
Dentro de todo este gran concepto, la banda escribe las letras tomando como referencia y protagonismo elementos estéticos basados en los cómics, la sci-fi bizarra, el cyberpunk y todo tipo de íconos surrealistas y cánones filosófico-sociales contraculturales, a través de los cuales se representan las distintas realidades que atizan a la humanidad y al ser humano. Por ejemplo, la lucha entre el bien y el mal, el combate por la supervivencia, la llegada de la destrucción del planeta, etc.
Estas letras narran asimismo temas relacionados con la contaminación, la degradación del medio ambiente y el cambio climático, entre otras temáticas, acontecimientos, amenazas y simbologías. Sus ansias por la música es tan elevada que para 2025 la banda ya tiene programada su nueva gira donde se incluyen tres conciertos en Barcelona.
Si tomamos como referencia al gran maestro Frank Zappa, vemos que existe una notoria influencia en la banda australiana. Por tanto, no resulta fácil comprender el vasto universo de King Gizzard & The Lizard Wizard y menos si tratamos de abarcar de golpe su inmensidad cósmica pues se corre el riesgo de verse engullido en la espesa profundidad de un agujero negro.
King Gizzard & The Lizard Wizard es en definitiva la capacidad mágica de componer música, de entender su compleja mecánica cuántica. Su estructura no tiene límites ya que son capaces de todo y más. Abarcan casi todos los sonidos posibles, los existentes y los que se descubren en cada reto que se proponen. Todo ello sin perder jamás la identidad, las ganas de trabajar y de empatizar con su público y fans. De ahí que sea uno de los grupos más vivificantes del panorama musical actual.