InicioConciertosCrónica Sonorama Ribera 2019: Lo clásico y lo emergente (viernes)

Crónica Sonorama Ribera 2019: Lo clásico y lo emergente (viernes)

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El Sonorama Ribera, como buen festival, siempre ofrece un día especialmente condensado. Y éste era el viernes. Por ello mantuvimos la cautela durante los conciertos matinales para estar en plena forma durante la larga noche, algo a lo que hay que sumar que el viernes era ya el tercer día que vivíamos en Aranda —crónica miércoles y jueves.

Eso sí, no pudimos resistirnos a ver un directo especialmente potente, como fue el de Agoraphobia, que bien merecía nuestro tiempo. Tras parada y fonda, emprendimos nuestro camino al festival.

Desafortunadamente el tiempo no acompañaba nada. Y es que tras ocho años viniendo, y hasta lo que la mente me alcanza, no había visto llover así jamás. Costó encontrar refugio entre conciertos pero fuimos unos valientes y aguantamos el chaparrón.

Dentro del recinto

La jornada la abría una de las bandas más estilosas del momento: Morgan, cuya música nos hace flotar a cada acorde —algo que ya ocurrió en Madrid durante el Inverfest. Y es que la impresionante voz de Nina, quizás el timbre más bonito de los últimos años, nos volvió a congelar por un momento. Daba igual la lluvia; la magnitud de sus composiciones y el equilibrio que aportan como formación en su sublime directo hacen el trabajo solo. Sin duda, uno de los mejores directos del festival y altamente recomendables en cualquier contexto.

Sin que cesase la lluvia pasamos a Depedro. A Jairo Zabala no le hace falta mucho más que su voz y sus canciones para animar la fiesta y es que su rock multicultural, que ha bebido muchos kilómetros y vivencias, llega dentro. A pesar de la climatología, cientos de curiosos corearon sus maravillosas creaciones dando paso al sol.

Caía la noche y nos poníamos folklóricos: Fuel Fandango llegaba al escenario Ribera del Duero a, literalmente, incendiar Aranda. Nita es puro fuego en directo, todo arte jugando entre lo lírico y lo dramático, compaginando la danza. Está claro que son una muestra de que cualquier palo cabe en el género independiente y todo es compatible. Un directo arrollador, sin lugar a dudas.

Uno de los pilares importantes de la noche era The Vaccines y por nada del mundo me los pensaba perder. Los londinenses llevan casi diez años dominando la escena y, aunque son bastante asiduos a visitar nuestro país, para mí son un claro ejemplo de incombustión en directo.

Presentando de nuevo ‘Combat Sports’ por estos lares, Justin y los suyos saben cómo ganarse al público. El líder de la banda se ha convertido en una graciosa mezcla entre Ian Curtis y Sam de Future Islands, lo que sumado a sus movimientos casi hipnóticos cautivan al personal.

El repertorio es muy recurrente pero recoge esos grandes hits que uno espera oír: «Wetsuit», «Dream Lover», «If You Wanna», «Post Break-up Sex» u «All In White»; además de una canción inédita. Personalmente creo que estuvieron a la altura de ser co-cabezas de cartel, sonaron perfectos y supieron mantener al público expectante. Nos encanta tenerlos por aquí tan a menudo.

Con rigurosa puntualidad comenzaban Second en el escenario Aranda de Duero. Sería absurdo negar la empatía que tienen Sean y los suyos con el público del festival, siendo posiblemente una de las bandas más queridas. Siempre aciertan con sus setlist y esa especie de halo mágico que les rodea.

Cruzando la medianoche en el Sonorama Ribera

Pero teníamos una cita ineludible a medianoche: Love of Lesbian. Si bien la banda no tenía una razón de peso para pisar las tablas del festival, posiblemente fue el concierto más concurrido que vimos.

Da igual que canten las mismas canciones que en otros conciertos, al final uno acaba ahí movido por los recuerdos y los sentimientos. Al menos, ése es mi caso. Y abriendo con «1999», sabíamos que nos enfrentábamos a una destrucción masiva de corazones.

Acompañados por más percusión de lo habitual y una banda de vientos, dieron un recital emocionante y divertido, y aunque no hubo tanto tiempo para los míticos discursos de Santi Balmes, supieron balancearse con destreza defendiendo sus canciones más desenfadadas como «IMT» o «Manifiesto Delirista» y tocando la fibra sensible con obras maestras como Universos Infinitos, la cual me costaba recordar la última vez que la tocaron en directo. Eso sí, en esta ocasión la modificaron para que Arkano, rapero alicantino y fiel seguidor de la formación catalana.

Si a alguien le genera dudas quienes son los mejores letristas del indie español, tan solo hay que darse un paseo por su discografía. Aranda siempre les recibe con los brazos abiertos y fue una noche sensacional de la que nos llevamos gratos recuerdos, una vez más. Esperamos impacientes su futuro disco, ya previsto para 2020.

Devastados por tanta intensidad, arrastramos nuestros cuerpos hacia Deacon Blue. Para muchos eran unos grandes desconocidos pero para quienes amamos los 80, canciones como «Real Gone Kid» o «Dignity» no nos resultaron ajenas. Una apuesta muy original y atractiva una vez más por parte del Sonorama Ribera que conjuga como ninguna otra organización las formaciones clásicas con el talento emergente. Y aún quedaba el sábado, un cierre de lujo a una edición inolvidable del Sonorama Ribera


Fotografías: Alejandro García-Cantarero Alañón

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