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Adam Lytle – This is the Fire

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«Quería escribir sobre los sentimientos de ansiedad y desilusión que siente mi comunidad. Tenía que afrontar estos problemas de frente. «This is the Fire» trata de apagar estas llamas»

Adam Lytle

Bajo una imagen sobria de alto contraste y en blanco y negro, aparece el rostro enigmático de un artista con gafas oscuras. Se trata de Adam Lytle, un cantautor norteamericano responsable de un álbum muy especial para los amantes de la profundidad más sensitiva. Desde la primera canción, This is the Fire, el surco te deja clavado en la butaca, tanto por su calidad compositiva como por sus canciones de estilo folk rock.

Estamos ante un discazo de pies a cabeza, de contenido dorado, como el oro, y refulgente como un diamante, un trabajo que demuestra la altísima capacidad de un hombre preocupado por lo que ocurre a su alrededor. Su magnífica voz me recuerda al inolvidable Leonard Cohen, o incluso a otros de su estirpe como Nick Cave, Scott Walker, Nick Drake, Fionn Regan, Angel Olsen, Robert Wyatt, entre otras altas voces de alta cuna.

This is the Fire es un álbum para escuchar en la penumbra, con los sentidos abiertos de par en par y dejarse llevar. Se trata de un trabajo sin fallas ni mediocridades, una Top List que destila diez magníficos temas cuál de ellos mejor.

Musicalmente es un viaje calmado a través de múltiples sensaciones que erizan la piel y enervan el cerebro en busca de razonamientos. Tal como se dice… la vida azota y las personas precisan respuestas. Básicamente este es el sutil mensaje que transmite el esférico.

Conocido por su misteriosa personalidad y el poder que transmiten sus directos, Adam Lytle no es un lobo solitario. Gracias a su curtida experiencia con bandas tan aplaudidas como Quicksilver Daydream (recibe el nombre de una canción de Townes Van Zandt) y Wild Leaves (derivado de un tema de Patti Smith), ha sabido conquistar al público norteamericano mientras compartía escenarios con Marlon Williams, Daniel Romano e Imarhan.

Todas las canciones del álbum han sido escritas por el propio Adam Lytle pero mezcladas y masterizadas por Jonathan Schenke (Liars, Parquet Courts) en el Studio Windows de Brooklyn, NY.

This is the Fire es un trabajo donde han colaborado grandes profesionales de la instrumentación, como Cameron Kapoor (guitarra clásica, acústica y eléctrica), Ryan Jewell (batería y percusión), James Preston (bajo) y Scott Colberg (contrabajo). También están presentes Trey Pollard (Faye Webster y Kevin Morby) y Naima Burrs (arreglos), Ellen Riccio, Adrian Pintea, Jeannette Jang, Susy Yim, Treesa Gold, Anna Bishop, Laura Frazelle y Emily Monroe (violines), así como Derek Smith, Molly Sharp, HyoJoo Uh (violas), Jason McComb, Schuyler Slack, Ryan Lannan (cellos) y Erin Lano (trompa francesa). Como se puede ver, en torno a Adam se aglutina un círculo de músicos de élite máxima, todos ellos completamente entregados al servicio de una obra de arte llamada This is in Fire.

El disco se autoconstruye a base de interpretaciones frugales, asentadas bajo una liturgia lírica que se refuerza entre finas cuerdas acústicas, vientos y teclas atmosféricas. Las percusiones y los arreglos orquestales terminan por aportar un oscuro envoltorio dramático.

Adam Lytle sabe utilizar sus herramientas para indagar las zonas más sombrías que remueven el alma humana y a nuestra sociedad. Para ello se sumerge en el seno del subconsciente de las personas, en los cimientos que sustentan y modulan la sociedad, y en su forma de marcar y modular la conducta humana. Es un artista que diversifica lo común de lo impenetrable, convocando un Todo de sagaces reflexiones y lúcidas transformaciones.

Gracias a este abanico de alternativas, Lytle escarba las problemáticas que giran en torno a esos momentos que hacen hervir la mente y los estamentos sociales. Temas tabú como la muerte y la religión, o temas polémicos como el amor y la violencia, surgen como interrogantes que atentan el equilibrio social, la normalidad y el abocamiento hacia una realidad fragmentada. Todo ello, parámetros que definen nuestro tiempo.

Este golpe sensitivo se percibe ya desde el primer momento con At Your Command (A tus órdenes), tema inicial del disco donde el amor es el protagonista y uno de los elementos que más sacuden a los sentimientos humanos. La canción nos habla de la ambivalencia entre el cariño y el deseo, dos conceptos que para unos son separables mientras que para otros deben mantenerse unidos, incluso cuando el bien y el mal dominan. Sin embargo, como bien define Adam, el amor siempre debe progresar libre aunque a veces trate de controlarte:

«Yo soy el aliento, el viento en el mar. Soy la ola llamada desde lo profundo (…) Tú eres la marea que me controla, una lágrima derramada por el sol (…) Por ti romperé (…) Por ti perseguiré la oscuridad».

El protagonista de la canción está hechizado por un amor absoluto, que le ahoga, pero que a su vez lo enamora. La gran pasión que siente puede más que toda capacidad de ruptura y libertad. El dilema está servido… y la pregunta salta por los aires: ¿Hasta dónde somos capaces los humanos de llegar por amor?  

Adam es un compositor complejo, existencial y psíquico, que remueve la dermis hasta encontrar las raíces. A partir de ahí plantea interrogantes. Es, al mismo tiempo, un artista muy entregado al trabajo que fluctúa por su ávida cabeza. Su entrega es tan intensa que, antes de componer el álbum, se sumerge en la lectura de libros que tratan sobre los temas de sus canciones: teología, filosofía, psicología y su juego con las palabras. Seguimos desnudando sus canciones…

Seeds of Joy, como su nombre indica (semillas de alegría), combina múltiples fragmentos entre sí, aparentemente desconectados con el fin de formar un mosaico que refleja la complejidad de la vida. Es un gigantesco puzzle donde la mano del ser interviene para reencajar todas las piezas que andaban desbocadas y así lograr la armonía de su plena existencia.

Con The Fatal Share, los significados cambian. Adquieren un dramatismo más sufrido. Fue escrita tras ver las duras imágenes de la pandemia en 2020: «Acababa de terminar de leer ‘El paraíso perdido’ de John Milton y estas dos experiencias se entrelazaron en la canción junto a algunas críticas sobre mi educación católica romana».

El tema penetra como una gota de agua cálida que, poco a poco, se va evaporando hasta dejar de formar parte de tu piel. Las referencias y analogías al paraíso miltoniano conforman el nudo de ciertas influencias que recibimos y que debemos abandonar para sentirnos libres: «Deja que las flores caigan sobre las tumbas (…) Este sueño nuestro ha terminado (…) Eres tú quien mandó a los caídos. Ahora es el momento de cosechar la parte fatal (…) ¿De qué sirve toda esta belleza a los ojos quien no puede ver? La serpiente no me engañó. Yo elegí liberar el amor». Recordemos que Milton trata el sufrimiento que se desata tras cuestionar el porqué un Dios bueno y todopoderoso permite la tentación y la existencia del mal.

Highway Nightmare, es pura inmersión. Un recorrido de contraste entre la vida y la muerte. La letra va adquiriendo diferentes significados dependiendo de la conexión entre las líneas de texto, las anteriores o las siguientes. Por ejemplo, la primera línea del segundo verso, pasado borroso, puede referirse a la línea anterior, sueños ácidos o a la línea siguiente, una tumba histórica. Pero también puede estar sola como un recuerdo borroso de otro tiempo. A pesar de estas diferencias, todas las interpretaciones se apoyan y se asocian para invitar al oyente a sacar sus propias conclusiones.

Highway Nightmare es, por tanto, lo que el video clip expresa, un viaje psicológico por los oscuros caminos de la mente. La vida es como conducir un auto por la carretera. Mientras las ruedas giran todo bien, salvo infortunios (las tres cruces blancas al lado sin un símbolo). Cuándo estas ruedas dejan de rodar, todo se detiene y se vuelve negro. Es el final de trayecto, el fin de la pesadilla.

My Love Is the Wind es uno de mis tracks predilectos. El amor es como el viento, va y viene. Puede rugir fuerte, ser peligroso o aparecer como una brisa suave. Al mismo tiempo, es capaz cambiar de dirección en cualquier momento. La rítmica de la canción es candente, se apodera del sistema emocional y te deja en la cuerda floja. El final aflamencado es un efecto sorpresivo.

Los tres pistas posteriores del disco cierran definitivamente el telón de la obra. Last Twist of The Knife, es el último giro del cuchillo, el frío filo que rebana y congela el alma. Comienza suave pero se va enroscando hasta dejarte sin aliento. Por su parte, Nights this is, es una invitación a recapacitar sobre esa noche oscura y fría que nos conduce al cierre definitivo del periplo: Days in a Chain.

Concluyendo, el trabajo de Adam Lytle parte de distintas experiencias y fuentes de inspiración, por ejemplo, las mujeres que han formado parte de su vida y han dado forma a parte de sus letras, o las influencias obtenidas del surrealismo, la psicología, la observación y el simbolismo, entre muchas más cosas. 

En todo el disco se percibe una ranura de continuidad. No hay saltos ni cambios bruscos de estilo. Pero sí mucha riqueza de matices. En este vaivén estable, el tiempo permanece enroscado y la cadencia se nutre uniforme. Es por ello que se ofrece una línea acústica y lírica fiel a los sentimientos narrativos del álbum: el fuego que da la vida pero también la quita, la protege o la abrasa. Así es nuestro tiempo, así es nuestra existencia.

Aaron Willschick, de la revista V13 sintetiza magistralmente el álbum: «This Is The Fire es un disco con dientes. Gruñe y muerde. Casi te desafía a mirarlo a los ojos, pero si lo haces, serás recompensado. Hay mucho por descubrir y Adam Lytle nos invita a ver lo que hay detrás de la puerta de hierro».

AUTOR

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten eso y más. Así que nada de excusas y manos a la obra…

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