Manchado hasta arriba de mierda y sangre, tras excavar profundamente en el particular género del rap abstracto, aparecen de forma omnipresente los nombres de Billy Woods y Elucid, o lo que es lo mismo Armand Hammer. El dúo neoyorkino, con más de 15 años de prolífica carrera en solitario y 8 en pareja, están asentados como referentes del rap más experimental y vanguardista. Con estilos diferentes, los raperos crean una densa y compleja poesía, que proyecta ráfagas de viscerales imágenes con un siempre comprometido y profundo mensaje.
Es por ello que las primeras escuchas de los proyectos de Armand Hammer puedan ser tediosas y en muchos casos, rozar la desesperación ante un oído poco paciente. Por suerte, para su nuevo álbum Haram (2021) el dúo ha contado con una producción más accesible, realizada al completo por uno de los beatmakers más codiciados del momento, con la leyenda The Alchemist. El productor californiano demuestra una excelente capacidad de adaptación creando una atmósfera sombría, cargada de humedad y putrefacción, idónea para las claustrofóbicas rimas de los raperos. Sin embargo, alguien de la talla de The Alchemist siempre va más allá, y mediante puntuales ritmos bañadas de funk y optimismo consigue sacar al dúo de su habitual zona de confort y brillar también en ambientes más luminosos.
Haram (2021) es un álbum que desde la primera toma de contacto, está cargado de simbolismo y abierto a diferentes interpretaciones. La portada del LP, muestra un grotesco y nauseabundo primer plano de dos cabezas de cerdos decapitadas y ensangrentadas. El propio Billy Woods ha reconocido que no hay una interpretación literal única, sin embargo ha matizado que no es una incitación a la violencia contra los animales (como twitteo torpemente PETA) sino justo todo lo contrario. Por otro lado, el título del álbum Haram es un término árabe que significa “prohibido”, y precisamente durante todo el proyecto, el dúo disecciona todo aquello considerado como prohibido o tabú sin ningún complejo.
Sumergiéndonos en la parte más oscura y sucia del álbum aparecen joyas como el desconcertante bucle de flauta en Indian Summer o el moribundo ritmo boom- bap en Aubergine, pero por encima de todas destaca la canción Chicharones. The Alchemist despliega unos increíbles sintetizadores afilados como cuchillos, efectos vaporosos y una línea de bajo hipnótica que nos transporta directamente a un peligroso matadero. En este tenso y cargado ambiente, Billy Woods brilla con sus crípticos versos sobre la policía y la violencia racial en EEUU. La canción cuenta además con la colaboración del consolidado rapero underground Quelle Qris y su crítica a la falta de compromiso dentro del movimiento Black Lives Matter.
En contraste, The Alchemist sabe cuándo levantar las persianas e inundar de luz y optimismo la mente de sus oyentes. Son ejemplos excelentes los teclados ondulantes y la guitarra punzante de Roaches Don´t Fly y la optimista despedida soul en Stonefruit. En este estilo, sobresale la canción Falling Out The Sky con un delicioso ritmo que navega entre el funk veraniego y los ritmos jamaicanos. El verso de apertura lleva la firma del lacónico y anestesiado Earl Sweatshirt, referente imprescindible del rap abstracto y el encargado de presentar a los protagonistas, y hacer posible este álbum colaborativo. Aquí, el dúo intercambian sus papeles habituales, siendo Billy Woods quien reflexiona con cierto entusiasmo: «Sunny days, sunny nights, mighty clouds and northern lights, I was always bright”, y Elucid quien dispara pésimas y oscuras rimas: “Pinch every few steps on the way to the graveyard, Old man Cropsey’s hand in my foot locker”.
Haram (2021) tiene todo lo bueno de un disco de Armand Hammer en solitario: sucias, crípticas y comprometidas rimas, pero que, gracias a la sensacional producción al completo de The Alchemist, les permite asomarse ligeramente del underground más profundo y conseguir nuevos oyentes y futuros devotos.
