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BLOSSOMS – FOOLISH LOVING SPACES

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El tema del amor romántico es, con mucha diferencia, el que más se ha repetido hasta la náusea en el mundo de la música. El amor que nace, el que se resquebraja, el platónico, el que dice que sí y el que dice que nunca más; todos ellos forman parte de ese abstracto concepto que se eleva hasta llenar el pecho e iluminar la antesala de la inspiración. El nuevo disco de Blossoms, Foolish Loving Spaces (2020), no solo no es una excepción a la regla, sino que se recrea en la temática más trillada de la industria. Pero qué bien lo hace.

Cuando se empezó a escribir este disco, en octubre de 2018, Tom Ogden (vocalista y letrista de la banda) se acababa de mudar con su novia. Y sí, esa ilusión por el nuevo comienzo esta tatuada en el espíritu del álbum, que no anda corto de declaraciones de amor con todas las letras. Pero, afortunadamente, Ogden no se queda ahí. A lo largo de sus 10 temas, explora en clave irónica el amor tóxico en If You Think This Is Real Life y abre la puerta a la faceta más irritante del sentimiento en temas como Your Girlfriend y Romance, Eh?

Pero no nos vayamos a equivocar. Aquí no hablamos de baladas, aquí hablamos de Blossoms, y eso significa un pop-rock colorista que se acerca más a ABBA y Miles Kane que a los Talking Heads, U2 y Primal Scream de los que aseguran tomar inspiración. Lo que presentan los chicos de Stockport en su tercer álbum de estudio es una consecución de diez temas fantásticos que no rompe los moldes de los que han bebido, pero sí los revisa y se reafirma en su madurez sonora. Más allá de una colección de canciones pop que dan ganas de saltar cuando uno va por la calle —aderezada con alguna que otra melodía más íntima—, en Foolish Loving Spaces no deberíamos esperar otra cosa. ¿La vuelta de tuerca? Ese tono disco que hemos oído de pasada en los demás álbumes se intensifica y redondea la colección.

Las primeras impresiones son importantes y Blossoms lo saben. Por eso abren el disco con la canción más animada de todas, If You Think This is Real Life, que da la bienvenida con golpes sonoros y prepara al oyente para bailar con ganas el ritmo indudablemente alimentado de ABBA. Curiosa, cuando menos, la habilidad de Ogden para hacer al oyente sentir eufórico mientras canta “Fuck what the therapist said, it’s just something he read”, y su manera de reventar la melodía en esos “It’s unacceptable” tan climáticos.

El disco sigue subiendo con una de las favoritas, Your Girlfriend, como segunda apuesta. De nuevo, una de esas tonadas que puede generar un pequeño cortocircuito emocional al combinar un ritmo pop con la triste historia de un chico enamorado de la novia de su compañero de piso. Historia que, por cierto, estuvo a punto de no ver la luz, ya que Ogden temía que los demás Blossoms se sintieran aludidos; y cuyo éxito terminó por marcar el ritmo del disco entero. Cierra el trato The Keeper, la declaración de amor más obvia de Foolish Loving Spaces. En ella, Blossoms ha llegado al punto exacto a medio camino entre sus características melodías pop y las apuestas intimistas del estilo de My Favourite Room; y consolida la que, seguro, será un icono para la banda.

Parece osado el haber abierto con las tres canciones preferidas por el público y también las más animadas, pero el caso es que la ecuación funciona. Los temas que siguen, My Swimming Brain, Sunday Was a Friend of Mine y Oh No (I Think I’m in Love) mantienen el tono happy del principio, pero bajan un poco la saturación de la imagen con juegos más lentos y melódicos. Vuelven aquí a inspiraciones como ABBA o Talking Heads mientras reflexionan sobre el miedo al compromiso. ¿Dónde está la frontera con la cursilería?, cabe preguntarse.

Romance, Eh? es el tema más fácil a nivel sonoro, el más complicado en cuanto a temática y, por tanto, probablemente el más real de todos. Sus ideas confunden sentimientos, pasando del arrepentimiento a la ironía y las ganas de hacer daño: líneas que van de “I went too far, I lost my chance to tell you, now we’re breaking” a “Calm down, babe, you’ll only make it tough for yourself as you lie in bed awake”. En pocas palabras, los posos de rabia y tristeza que quedan después de una pelea de pareja, bajo un foco de realidad desgarradora.

My Vacant Days y Falling for Someone arañan tonos más lentos que piden a gritos una escucha tumbados en el suelo. Sus ritmos, que juegan con una psicodelia descafeinada, buscan cierta similitud con The Smiths y U2; y preparan el camino a la perfección para el gran final, Like Gravity. La última reverencia de los artistas vuelve a ser bailable, pero ya no abraza el pop colorista y eufórico del principio. Con un tono disco electrizante y lento, que no quedaría fuera de lugar en una discoteca (¿estaría muy feo recordar aquí los comienzos de Dorian?), este tema final inspira un amor en calma, lejos de la exaltación inicial y asentado en la intensidad de un sentimiento maduro.

En todos los álbumes de Blossoms hay canciones que hacen saltar y llegan al esófago, y canciones que piden una escucha a oscuras. En Foolish Loving Spaces, tanto unas como otras van un paso más allá y se consolidan en sus respectivos géneros. Las letras de Ogden y las aventuras instrumentales de su equipo exploran las mil facetas que tiene el amor y se reafirman en su capacidad de transmitir canción a canción un espejo casi universal donde mirarnos. ¿Y no es eso, al final, lo que buscamos en la música?

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