Después de cinco años de silencio discográfico, Bon Iver, ha lanzado SABLE,(2024), bajo el sello de Jagjaguwar. Este EP consta de tres canciones que no buscan sorprender con complejidad sino envolver con simplicidad. Ha sido descrito como «una vuelta a las raíces» y así es: Justin Vernon deja de lado los artificios y experimentos de sus trabajos recientes, desnudando su sonido y permitiendo que la introspección cobre protagonismo. Nos ha regalado algo más de doce minutos del más puro indie folk.
El disco abre con … que, siendo sincera, no definiría como canción pero que sí sigue la línea simplista e introspectiva de las tres canciones del EP. Se trata de una introducción al resto del disco que consta de un único sonido, un inquietante pitido que dura doce segundos, que va agudizándose ligeramente y con una mínima distorsión a su fin, el cual se entrelaza automáticamente, ahora sí, con la primera canción del nuevo trabajo de Bon Iver.
El primer tema es Things Behind Things Behind Things, que comienza siguiendo con el tono agudo con el que finaliza la introducción y se traslada a un ritmo más suave, arrastrándonos a un espacio oscuro. Con guitarras y sintetizadores, Vernon teje capas de sonido que se entrelazan, sin estribillos estándar ni sobresaltos. La melodía se va abriendo como entre susurros, destacando la atmósfera minimalista donde predominan texturas de guitarras, cuerdas y sutiles sintetizadores. La voz aparece casi en eco, acompañando los cambios tonales de la pista. Con esta apertura, la banda nos enfrenta a una especie de bucle de pesimismo y obsesión, transmitido en versos repetitivos con mensajes de arrepentimiento y rumiación. Difícil salir de esa cadencia de «things behind things behind things…» después de escucharla.
S P E Y S I D E es un tema que juega entre la pérdida y el remordimiento, sin aspavientos ni adornos innecesarios. La guitarra acústica de Vernon, siempre íntima, se desenvuelve en tonos etéreos con arreglos simples pero efectivos. Las voces se escuchan como un murmullo lejano, cada verso es una pincelada de arrepentimiento en busca de consuelo. La simplicidad instrumental resalta la voz, que va acompañada de una presencia constante de eco. El silencio se alza importante, solo roto por los violines, que suavizan los tonos oscuros y permiten que la pista brille
El cierre con Awards Season es el momento más intenso del EP, el fin de un viaje de ansiedad y remordimiento. Aquí el saxofón, el sintetizador y un cuenco de canto metálico se suman para construir una atmósfera envolvente que va creciendo. A diferencia de los dos primeros temas, aquí la melodía se abre y se torna más orquestal, quizás implicando que el dolor se transforma en algo más grande. La voz de Vernon es un lamento que se quiebra y se reconstruye, recorriendo un espectro que va de la melancolía a la esperanza: «what was pain now’s gain». Se siente como el final de un ciclo, un pasaje que cierra el EP con un toque de fragilidad pero con fuerza también.
Vuelta a la esencia
Lejos del enfoque coral y experimental de álbumes anteriores como i,i, este EP se erige como una obra íntima y austera. Es Justin Vernon y su guitarra, sin más compañías que las necesarias. En lugar de buscar nuevos caminos sonoros, Sable se asienta en la desnudez de las emociones, en una producción que permite que las letras –llenas de introspección y un dejo de autocompasión– fluyan sin interrupciones.
Justin Vernon ha confesado que Sable nace de un deseo de «volver a lo esencial», de retomar las bases después de la saturación de experimentos previos y una necesidad de simplificar. El resultado es una obra directa, sin adornos, un intento de darle voz a las emociones en su estado más crudo. Aquí no hay giros de producción elaborados, solo un intento honesto de conectar con lo fundamental de la música: una guitarra, una voz, un mensaje.
Con una intención clara de honestidad y un enfoque casi terapéutico, Vernon busca despojar cada canción de lo superfluo, intentando reflejar un estado emocional puro. El EP es para él una búsqueda de sentido, un intento de conectar con su música y con sus oyentes de una forma más directa y menos intervenida. Los fans, a su vez, han elogiado esta vuelta a un sonido puro, celebrando la vuelta de Bon Iver a ese punto de encuentro emocional que marcó sus primeros trabajos.
En definitiva, un viaje al interior
Bon Iver ha logrado con SABLE, el equilibrio perfecto entre lo íntimo y lo universal, entre el dolor y la aceptación. La crítica ha recibido el EP con una mezcla de sorpresa y admiración. Para muchos, Sable marca una madurez en Vernon, quien ha dejado los artificios para centrarse en la esencia.
Estamos ante un EP que no se escucha, se siente; una obra que atrapa en su simplicidad y que nos lleva a adentrarnos en nuestros propios silencios. Cada detalle, cada acorde, cada pausa parece calculada no para impactar sino para resonar, para encontrar su eco en el oyente. Sable es, en definitiva, un refugio, una obra de calma y profunda carga emocional, un recordatorio de que a veces lo más pequeño es lo que más permanece.