Por Xabier Piñeiro
Un disco que empieza con la voz de Josele Santiago no puede ser malo, está prohibido por la constitución, es delito. Y si ya empezamos con esa premisa, nada puede ir mal hasta que deja de girar la cara B.
El tercer disco de Camellos consagra una carrera que, sin hacer ruido, se ha conseguido colar en el pódium de la distorsión y los amplis al 10. Hacer rock hoy en día es complicado y Camellos siguen a lo suyo, sonando a Camellos, signifique eso lo que signifique.
En Manual de Estilo no nos vamos a encontrar hits como Mazo, Becaria o Arroz con Cosas, pero vamos a darnos de frente con el mejor sonido de la trayectoria del grupo madrileño, de la mano del productor Raúl Pérez, que ha firmado discos como Ultraligero de Novedades Carminha, y que ha trabajado con Kiko Veneno o Pony Bravo. Contundencia a guitarrazos de unos músicos que saben de sobra lo que quieren y qué hacer para conseguirlo.
Porque Camellos ya saben lo que son, lo tienen claro, y el discurso avanza por la senda adecuada, acorde con la realidad de 4 tipos de 30 y tantos que hablan de cosas de tipos de 30 y tantos. Divorcios, fracasos emocionales, crisis de los 40, compartir piso, noches de fiesta que ya se hacen cuesta arriba, hijos y amigos. Embadurnado de frases brillantes, juegos de palabras y sílabas que caen donde aparentemente no tienen que caer, el disco se desliza con cortes como Blessed y Divorcio (dos de los adelantos que pudimos escuchar hace unas semanas) o Adicciones.
Hay algo que es evidente, y es que este disco es la reafirmación de algo que se viene trabajando desde hace años, gastando zapatilla y pisando pedales en salas y festivales de toda España. Con Manual de Estilo, Camellos se convierten en uno de los nombres que identificamos con pogos, estribillos y bailes, acompañando a bandas como Mujeres, Carolina Durante o Ginebras.
Los 40 son los nuevos 30 que son los nuevos 20, y así vamos sobreviviendo a la subida de la gasolina o a las colas del Primark. Transmitir buen rollo es de las cosas más bonitas que se pueden conseguir con la música, y eso no vale dinero. Camellos son la banda amiga, la banda de tus colegas del pueblo, el grupo que te encuentras en el bar riéndose todos los días después de currar. Abrazadles si les veis. Escuchad este disco. Y bailad, bailad mucho, aunque os duelan las rodillas.
