2021 viene con grandes regresos, y el de Zahara ha sido uno de los más sonados y resonados. Para completar con la trilogía que empezó con Santa y siguió con Astronauta, la andaluza se ha abierto a sí misma en canal y nos muestra su catarsis: PUTA. Nos encontramos con un disco muy trabajado, con letras y motivos durísimos: abusos, humillaciones, trastornos alimenticios, intentos de suicidio. Todo ello acompañado por un sonido que plasma a la vez el horror de lo vivido con el gran trabajo de superación que ha hecho. El resultado varía desde el pop hacia la electrónica, incluso el drum and bass, pero con algunas sorpresas más por el camino.
Flotante, el primer tema del disco, nos abre a este universo con un ritmo muy marcado, acompañado de un grito entre medias, pero culminando con una melodía suave. La electrónica se funde con la voz de Zahara, cambiando la atmósfera tensa a una mucho más ligera. Sin embargo, el verdadero himno catártico de este álbum es MERICHANE: un relato de las experiencias más dolorosas e injustas de su vida, con una música caracterizada por la electrónica. Su voz se vuelve la voz de muchas, sin tener que lucirse; lo importante es lo que cuenta. «Yo estaba ahí», es la frase que se repite tanto en MERICHANE como en canción de muerte y salvación, su continuación natural. Son temas hermanos, el núcleo de PUTA. Este tercer tema se puede calificar de drum and bass, pero su voz es puro trap. Producto de sus experiencias pero también del movimiento musical más actual.
TAYLOR y SANSA están muy lejos de ser dedicatoria. Son reflexiones muy personales sobre dos lecciones. La primera, partiendo de una frase de Taylor Swift en Miss Americana y cómo es su propia fama. La segunda, sobre Sansa Stark y el abuso. Son dos caras distintas. Mientras TAYLOR es una entrada ansiosa en un bucle de desamor, SANSA es una salida de un bucle de abusos. El sonido de ambas también cambia, el ritmo precipitado de TAYLOR se contrapone a la melodía suave de SANSA.
En toda catarsis hay un momento en el que tienes que soltar energía, así que Zahara nos invita a bailar, literalmente. Berlin U5 es ese impasse en el álbum, para dejar de pensar en todo lo malo y hacer algo tan maravilloso como bailar como si el mundo fuera a acabar. A partir de aquí, los temas se siguen unos a otros mostrando más muestras de trap en RAMONA y joker, de oscuridad interior en negronis y martinis y de pop en médula. Pero el final es a donde toda catarsis nos tiene que llevar: un buen lugar. Tras hablar de odio y de dolor, Zahara nos muestra la fuente de su verdadero amor: su familia. DOLORES es una copla a las mujeres de su vida, las que le enseñaron a querer de verdad. Cierra el disco dando rienda suelta a su voz, mostrando que hay luz a pesar de toda la oscuridad.
No podemos ponernos en la piel de Zahara, pero este disco nos acerca mucho a sus adentros. Ella mismo lo dijo: «Mientras Santa era mi parte espiritual y Astronauta es la más estelar, PUTA es la terrenal». Y tiene toda la razón, no hay nada más terrenal que una persona que muestra delante de todos nosotros sus debilidades y su fuerza.