Con un tono que lidia entre la resignación y las ganas de levantarse, Foo Fighters publica But here we are (2023) tras superar un año azotado por las pérdidas: en marzo de 2022 falleció súbitamente Taylor Hawkins, batería de la banda desde el año 1999 y apenas cinco meses después Virginia, la madre de Dave Grohl.
Y es que, tampoco hay que olvidar que Grohl emprendió la formación de la banda hace casi tres décadas tras la trágica muerte de su compañero Kurt Cobain y consecuente disolución de Nirvana, como un proyecto para resurgir de las cenizas con fuerza.
Desde entonces, la máxima del de Ohio siempre ha consistido en que Foo Fighters sea sinónimo de sólida familia y cimientos sobre los que consolidar una carrera prolífica.
Por eso, la inesperada y dolorosa baja de Hawkins ha marcado la completa concepción del álbum. El título se puede entender como una afirmación realista, no exenta de melancolía: “una parte importante de nosotros se ha ido, pero aquí estamos, al pie del cañón”. Y del mismo modo la portada, inmaculadamente blanca, transmite paz y la sensación de estar ante un lienzo en blanco sobre el que escribir todo aquello que pesa y duele. También, de algún modo, la sugerencia de un horizonte nuevo y limpio que no tiene obstáculos (a pesar de todo).
Como adelantamos en este artículo, Rescued es el tema que sirvió como adelanto hace unos meses, y el que abre el disco. Se manifiesta de manera explícita con rabia y emotividad ante el torbellino de sentimientos que la muerte tan cercana deja como herida: “It came in a flash / It came out of nowhere/ It happened so fast/ And then it was over”. A pesar de la carga emocional de la letra, la base no abandona ni el rugido de Grohl, ni el rock rápido y guitarrero que les caracteriza.
Under You, irrumpe vigorosa, rememorando de lleno la esencia de títulos previos y míticos como The Colour and the Shape (1997). En cierta manera es un guiño hacia el cielo y un homenaje a Hawkins, desde siempre reconocido por la inconfundible energía en la percusión. Las alusiones hacia él y al hueco que ha dejado también son claras: “At this time it still feels just like yesterday/ That I walked a million miles with you/ (…) Pictures of us sharing songs and cigarettes/ This is how I’ll always picture you”.
Hearing Voices encabeza el momento melódico, iniciado por un sonido de cuerdas sin distorsión al que se van sumando los demás instrumentos, creando un medio tiempo fácil de escuchar. En esa misma dimensión y métrica se encuentran The Glass, sentido tributo a su amigo y compañero, que tras ser escuchado varias veces es inevitable que se quede grabado en la cabeza, y Beyond Me, que abraza una aceptación realista de la adversidad.
El beat sube de nivel de nuevo en la canción homónima al disco: But here we are, con predominancia absoluta de la guitarra y la icónica voz rasgada, que demuestra un buen estado de forma de la banda y un empeño por el trabajo bien resuelto.
En ese correcto equilibrio entre sentimientos y energía es muy llamativa Nothing at all que inequívocamente recuerda a Nirvana, en concreto durante el estribillo, que resulta una reverencia hacia Cobain resucitando totalmente su espíritu.
Y como no todo se resuelve volviendo a las raíces, en la preciosa Show Me How se apuesta por un registro vocal totalmente contenido, arropado por los coros de su hija, Violet Grohl “Oh, I’ll take care of everything” y una base armónica al estilo más clásico del rock alternativo.
Llegando al último tramo del trabajo, The Teacher se posiciona como la canción más larga del conjunto (nada más y nada menos que 10 minutos de extensión) en la que juegan con sonidos y ritmos heterogéneos, llegando a albergar la sensación de escuchar canciones distintas según la “parte” por la que avancemos. Es un interesante ejercicio combinatorio, atreviéndose con un rock progresivo y casi onírico a lo Pink Floyd, dando rienda suelta a la imaginación, a las ganas de desfogarse a través del mágico elemento que es la música. Y quizás por eso impacta más el tramo final en el que termina con la palabra “goodbye” repetida en un éxtasis de sonidos, acallados súbitamente con una distorsión que marca el final.
Después de todo, y siendo fieles al mensaje transmitido por la pálida portada, llega Rest, que nace ilusoriamente tranquila y explota con overdrive eléctrico: “Rest, you will be saved now / Rest, you can rest now”. De esta manera se cierra el círculo y se traza la devastadora despedida, aunque no definitiva. Y es que manteniendo el ánimo constructivo forjado en los 42 minutos previos, dejan claro con un mensaje prometedor que aunque la muerte es un trance oscuro y doloroso, no es el final del camino: “In the warm Virginia sun / There I will meet you”.
En definitiva, aunque es evidente el sentido terapéutico de la grabación y se palpa la hambrienta necesidad de expresar emociones íntimas y desgarradoras, But here we are (2023) es un trabajo bien construido que no deja de lado la esencia tan propia y reconocible de Foo Fighters.
A veces del peor momento vital nace la llama para renacer y brotar con más fuerza, y sabemos que en este caso será así, pues los de Seattle han demostrado ser uno de los grupos de rock más queridos y con más músculo en el panorama internacional (con toda justicia). Por eso mismo, los próximos directos de la banda que iniciarán este verano, serán esperados con ganas para devolverles el abrazo que han dejado plasmado en este disco.