Si te pasaran lo último de la artista californiana, lo mas lógico y coherente a esperar sería encontrarte un disco de pop cargado de esos matices hip hop que tanto gusta meter a la artista con algún que otro toque disco. ¿Y si te digo que con lo que realmente te vas a encontrar es con un disco psicodélico art pop con bastantes matices oscuros? Kesha ha dado un volantazo de 180º. Estamos ante un trabajo catártico para la artista, que podría ser fruto de la disputa judicial que se trae desde hace años con el que fue su mentor Dr. Luke. Decimos “podría” ya que a la artista se la tiene totalmente prohibido hablar de este tema de forma pública.
Gag Order es un trabajo altamente introspectivo que pasa por diferentes estadios. La depresión, la ansiedad, el miedo, la felicidad, la duda,… Es un disco que puede sonar muy frío en algunas ocasiones, pero a la vez cautiva con una voz que acompaña a la letra de forma que nos envuelve con momentos de visceralidad y melancolía que atrapan, llegando a sentir lo que nos está relatando la artista.
“You never know that you need / Something to believe in when you know it all”, con esta declaración a modo de mantra, que va cruzándose con un ritmo pulsátil, abre el disco en Something to Believe In. Una primera pista que ya nos muestra a qué nos aventuramos en este quinto trabajo recientemente publicado.
Casi sin darte cuenta, el disco continúa con Eat the Acid yendo muy de la mano del tema que le antecede. Volvemos a una producción minimalista y a una Kesha que con dolor palpable en la voz nos relata cosas como “I´d gotten used to being lost / I never felt like i belonged”. La frase que se va intercalando “You don´t want to be changed like it changed me” sirve como consejo que su madre Pebe que quiere darle con respecto al LSD. El videoclip de este tema no tiene desperdicio.
Entre los varios productores que participan en el disco, clásicos de trabajos anteriores y nuevos que se han embarcado, debemos destacar a uno muy concretamente. El faro que de la mano de la artista ayudó a dar forma a este hito en su carrera, el gurú de la música, Rick Rubin. Amado por muchos, odiado por otros. “Rick creó el espacio más hermoso y seguro para que pudiera sumergirme en estas emociones,” decía la artista en una de sus entrevistas. Y es que todo son elogios para el productor de la enorme barba por parte de Kesha. Y es normal, ya que construir un disco tan personal, tan emocional, tan íntimo, no se puede dejar en manos de cualquiera.
Como ya hemos comentado, la producción es muy minimalista. Estamos acostumbrados al pop hipermegaproducido lleno de capas y capas y nos hemos topado con la otra cara de la moneda. Eso ayuda mucho a meter en contexto lo que trata de transmitir Kesha en todo su trabajo, haciendo en ocasiones que los temas se noten crudos y desnudos. Temas como Living in my Head donde la voz es acompañada por una guitarra y una construcción de coros.
En Only Love Can Save Us Now nos retrae a discos pasados donde aborda esa parte mas hip hop, eclosionando en su estribillo con un coro gospel. No es la única referencia que veamos a la teología, en All I Need is You el gurú Osho tiene un corto speech a la introducción del tema sacado de alguna de sus conferencias. Otro gurú que aparece, teniendo un track completo para él es Ram Dass. El mago Oberon Zell y su sobrina Luna tendrán también su breve introducción en el disco. Incluso un pequeño homenaje a The Ramones donde en el tema The Drama, bajo unas capas de sintetizadores y un coro repetitivo que evoca a aquellos canticos publicitarios de los EEUU en los 70′, Kesha nos canta I Wanna be Sedated, guitarra acústica en mano.
Un disco enteramente muy profundo y el cual hay que entender el contexto de este, la fase por la que está pasando y el concepto de producción tan minimalista. El trabajo al completo no transmite una continuidad en cuanto a concepto musical, haciendo sentir que su primer tercio engarce perfectamente pero luego hay un devaneo estilístico que rompe con ese hilo conductor sacándote por momentos de esa esencia que trata de transmitir en un principio. La portada del disco no se escapa de dar su mensaje agónico con un primer plano de Kesha ataviada con una bolsa de plástico en la cabeza. Sobran las palabras a la hora de descifrar el mensaje. Es un cambio un tanto drástico para todo aquel seguidor de su discografía, pero de ningún modo se debe pasar por alto.