Después de 4 años de haber lanzado su no tan sobresaliente So Sad so Sexy, Lykke Li, una de las voces suecas favoritas, ha regresado con EYEYE, un álbum corto que despliega tristeza en cada una de sus ocho canciones que lo componen.
Para la producción del disco, Lykke Li se reunió con su habitual colaborador, Björn Yttling, uno de sus fieles colaboradores, para acompañar el álbum con un proyecto visual de siete secuencias de películas para ciertos fragmentos de audio. La dirección estuvo comprometida por Theo Lindquist, los videos pretenden ser fragmentos en una narrativa más completa. En EYEYE la sueca continúa su incursión en la experimentación, enfocándose en paisajes sonoros de ensueño: «quería que el disco tuviera la intimidad de escuchar una nota de voz con una macrodosis de LSD,» explicaba la cantante en una entrevista.
Lykke Li deja muy lejos aquellos años donde su música podía sonar en fiestas o discotecas, con temas icónicos como su I Follow Rivers. EYEYE podría considerarse la secuela de I Never Learn del 2014, que había sido hasta ahora, su disco más oscuro y conmovedor.
Algo que caracteriza a Lykke Li es la conexión con la profundidad de las emociones que desprenden la mayoría de sus letras. La forma melancólica y endeble de su voz nos sigue atrapando, y parece que todavía tiene mucho que decir cuando se trata de rupturas.
NO HOTEL fue el primer sencillo del disco y es la canción de apertura de EYEYE. En ella, una guitarra acústica basta para llegar al alma. «Cause in the back of my mind / I’m in the back of your car / so now, baby, rewind, take me back,» para todo aquel que aún no supera el hecho de ya no estar con la persona amada.
«Don’t go with no one / don’t dance with someone / stay, baby, stay…» suplica Lykke Li en la dolorosa YOU DON’T GO AWAY. En HIGHWAY TO YOUR HEART, segundo sencillo del álbum, encontramos más arreglos y armonías reverberantes, el video es devastador, muestra a una pareja que acaba de sufrir un accidente, envueltos en la noche y llorando ante un amor que acaba de perecer.
Lykke Li mencionó en una entrevista que cada álbum era casi como un diario íntimo. La artista sueca ha pasado por cosas muy dolorosas a lo largo de su vida, convirtiéndolas en canciones. Mientras escribía el álbum, vivió el amor como una adicción, sabía que le hacía mal, pero no podía salir de ahí. HAPPY HURTS y CAROUSEL describen esas vivencias.
El álbum cierra con OVER y ü & i que procesan el final de una relación, comenzando la etapa del duelo y asimilando el dolor que la historia deja. «I’m gonna close my eyes / don’t wanna see your back walking / this can’t be the final line / can’t take this soul breaking.«
Pocas veces podemos centrarnos en la expresividad de la voz, libre de ediciones y sonidos digitales. EYEYE es demasiado sombrío, las canciones son tan íntimas e imperfectas que logran un brillo particular. Lykke Li demuestra nuevamente que las mejores canciones son baladas tristes de amor.
Las que sobresalen: YOU DON’T GO AWAY, HIGHWAY TO YOUR HEART, HAPPY HURTS, 5D y ü&i.