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PEDRO THE LION – PHOENIX

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Quince años ha tardado en llegar Phoenix. Pedro The Lion se separaron en 2006 y 11 años después daban algunos conciertos. El nuevo álbum, grabado en junio de 2018, presenta a David Bazan (bajo, voz y arreglo de arreglos), Erik Walters (guitarra y coros), y Sean Lane(batería) con Andy Park a los mandos.

Vientos traen a Sunrise y nostalgia tramposa a Yellow Bike, lo cuál no resta para que sea un single redondo con todos los trucos para emocionar. Recuerdos idealizados con el tiempo como las ruedas de nuestra primera bicicleta que nos pone los pelos de punta. Emo, slowcore, llantos, palabras con las venas expuestas para este compañero de viaje de gente tan insignificante que ha formado bandas como Death Cab for Cutie , Fleet Foxes y The Shins. Menudo plantel. Afilado, crítico, incómodo David siguió en solitario con su voz entre barítono y tenor desgarrado emisor y receptor de emociones. 

Recortes  fábulas, diarios y olores se mezclan en su cancionero sensible y producido desde la naturalidad. Clean Up y Powerful Taboo son dos caras de esa moneda vieja que encontró en la calle y aún guarda como un tesoro sin apenas valor. Los arpegios rellenan todo acompañando a su voz para que él fluya y sane nuestras historias incompletas.

Model Homes y Circle K tienen todos los elementos de un tema desgarrador y mentiroso, como el mago que sabe los trucos y se jacta en su agonía y nuestra angustia, David se lanza de nuevo a esa mascarada de fotos desenfocadas y colores mal calibrados. De descompensada calidez y sol de otoño para que Piano Bench entre ellas sea un breve fragmento lo-fi donde su vibrato parece querer irse aún más atrás acariciando los 50´s de casas blancas, autocines y tartas caseras. Siendo un disco más bien reposado, Quietest friend da la mano a Yellow Bike, épica y sombría pese a su sonido guitarrero.

Tracing the Grid y Black Canyon me hacen pensar que Julien Baker es una gran fan de David. De esa exposición, de ese discurso, de esa visión y forma de lanzar verdades y dudas. Lo pienso y creo que, en el caso de ser así, la alumna se ha merendado al maestro. My Phoenix es su tema más cañero, una suerte de canción que podría haber viajado en el catálogo de Dischord y que él convierte en una montaña rusa de subidas y bajadas sin perder el pulso. Un single de rock con aires de posthardcore vía Washington DC.

All seeing eye y Leaving the Valley cierran este regreso con traje introspectivo (aún más) y aislado de todo (aún más). All Seeing Eye es un pasaje post sobre el que darlo todo con apenas unos guitarrazos en un fondo gélido en llamas para que Leaving the Valley sea el colofón. Medio tiempo pausado con ascendente rock se mueve a modo de despedida, de final de bar y copas chocando. De fotos familiares en la maleta y resignación. 

Lo nuevo de Pedro the Lion es un ejercicio desde la nostalgia de los recuerdos, una rajada de venas emocional enmarcada en temas con dos o tres patrones sin excesivas variaciones en las que uno parece estar escuchando la misma canción todo el tiempo por lo marcado de su voz e interpretación, la selección de instrumentos y arreglos desnudos y el tipo de composiciones. Emocionante sí, si se concentrara en un Ep o tuviera más variedad en su planteamiento. La duración del disco va en su contra a medida que éste se desarrolla debido a su propio planteamiento. 
Sadcore a lo Ramones por lo tanto lo que nos ha regalado después de la espera; que hará las delicias de los escasos supervivientes del género en sus días chungos.

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