Seguro que muchos de vosotros aún conserváis en la fototeca de vuestro teléfono fotos que os hicísteis con vuestro primer móvil. Posiblemente hasta hayáis escaneado fotos en papel. En ese caso estáis en la edad de controlar el colesterol y empezar a mirar la universidad para vuestros hijos. No pasa nada. Es ley de vida. Pero hay que cuidar la dieta, amigos, nada de grasas saturadas.
A lo largo de esas fotos podéis ver cómo habéis cambiado, cómo han cambiado vuestros amigos. O vuestros familiares. Son ellos, pero son diferentes, han mejorado, se han convertido en algo… mejor. Algo parecido pasa con Porridge Radio. Les hemos visto nacer con Rice, pasta and other fillers (2016), consagrarse con Every Bad (2020) y consolidarse con Waterslide, Diving board, Ladder to the sky (2022). Estos años han ido forjando una personalidad, tanto musical como lírica, un sonido tan característico que es ya inconfundible. Un estilo que es único. Y este Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me es un paso más. Es como mirar esas fotos de 2010 a día de hoy y ser consciente de todo lo que hemos conseguido (o no).
Conocemos de sobra ya a Dana Margolin. Ella misma se ha encargado de diseccionar sus miedos, sus esperanzas y su ansiedad en cada uno de los tres álbumes, aunque especialmente a partir de Every Bad. En Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me, Margolin sigue explorando su psique, su intrincada mente y sus explosivos sentimientos. El apego, el amor, la búsqueda desesperada de la felicidad, pero también la rabia y la angustia, vuelven a nuestros altavoces creando una especie de conexión emocional, directa, sin rodeos. Otra vez.
Su honestidad y clarividencia vuelven a pegarnos como un mazo en pleno diafragma en temas como God of Everything Else. Sick of the Blues sirve como un grito terapéutico, ¿quién no está absolutamente harto de la tristeza sobre todo en estas semanas?. Es como si Porridge Radio fuera el grupo que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad necesitara escuchar en este momento de la historia de la humanidad. Es en lo emocional donde mejor funcionan. Lavender, Raspberries comienza como una suerte de marcha fúnebre del que emergen colores, rayos de luz, como una nube de tormenta a través de la cual emerge el sol, como si fuera una ilustración de libro de clase de religión. In a Dream I’m Painting es un grito a la felicidad desde la más profunda depresión, («Nothing makes me sad now, everything makes me happy«), mientras sueña con ser feliz. Aunque sea consciente de que no es más que una ilusión.
Pero además, musicalmente, Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me es probablemente el álbum más interesante de la banda, sólido, contundente y trabajado. Siguen mejorando como músicos. La sección rítmica es tan compleja como emotiva, y se presenta en el plano central, donde consigue zarandear al oyente y logra transmitir aún con más claridad el mensaje que envían con sus letras.
En la reseña de Crazyminds de Waterslide, Diving Board, Ladder to the Sky, de hace ya dos años, definíamos esta banda como aquel amigo un poco raro, que quizá no estaba muy bien de la cabeza y que necesitaba pedir ayuda, pero que le queríamos igual. Con Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me, empezamos a mirar a ese amigo con otros ojos. Sus carencias y rarezas ya no nos parecen graciosas o inquietantes. Nos parecen hermosas. Son parte de su ser. No es que las aceptemos, es que las valoramos. Y ya no vemos a este grupo como un amigo. Lo vemos como un compañero de vida. Parece hasta más guapo, lo vemos único, diferente a los demás, escapa a la mediocridad y a la escala de grises del resto. Empieza a no ser descabellado pedirle matrimonio.
En pocas palabras, Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me es un golpe en la mesa, un flechazo, algo que no sabíamos ver: que Porridge Radio se están convirtiendo en una de las grandes bandas de esta generación.