Seis años nos separan del último trabajo del quinteto de Seattle, siendo este reciente In Times New Roman… el que rompa su vínculo contractual con Matador Records. Mark Rankin repitiendo como ingeniero y esta vez con el peso total como productor, el cual fue nominado a dos Grammy gracias al trabajo que dio a la banda en aquel glorioso trabajo …Like Clockwork de hace una década.
El disco fue grabado entre Pink Duck Studios, propiedad del vocalista Josh Homme, y los Shangri-La, propiedad del gurú de la música Rick Rubin. Hay un pequeño matiz en todo esto y es que desde la grabación de la instrumentación a la voz pasaron dos años. Y es que la vida personal de Josh no pasaba por un buen momento. “Cuando comenzó la pandemia yo ya estaba en un exilio autoimpuesto, perdí amigos, perdí a mi familia y vi la devastación que puede causar el dolor,” decía en una de las múltiples entrevistas que ofrecía meses atrás. Y es que en el lapso de unos años le tocó lidiar con el divorcio de Brody Dalle, vocalista en The Distillers, y la lucha por la custodia de sus tres hijos, la pérdida del batería de Foo Fighters Taylor Hawkins, su también amigo y estrecho colaborador de la banda Mark Lanegan, el suicidio de otro allegado suyo Anthony Bourdain. En una entrevista para NME, el frontman nos contaba que había un total de once amigos a los que había perdido en poco tiempo. “No creo haber aprendido tanto en tan corto periodo de tiempo,” contaba al portal musical. Como guinda macabra a este pastel, el pasado año fue tratado de un cáncer del cual está recuperado. Como bien dijo Josh a NME: “Si tu techo se está inundando, no dices: «Debería hacer un disco sobre esto». Tienes que evitar ahogarte en la inundación”.
Emotion Sickness fue el primer adelanto del LP, un adelanto que camina entre la oscuridad y el rockabily de sus dos anterior trabajos. “Baby don’t care for me / had to let her go” acompaña a la instrumentación del tema y nos da contexto al título de este. El arte literario en la totalidad del trabajo nos va a llevar por toda esa vivencia que le tocó pasar al vocalista.
El segundo adelanto que nos presentaron fue Carnavoyeur. Un corte sombrío que va creciendo poco a poco hasta su estribillo, formado por un cromatismo que caminan rebotando de delante a atrás. “Nothing inside / and there’s no reason to cry / just fade away like love”, comienza relatando. Este es uno de los temas donde comprobamos que Josh Homme no a perdido ese toque Bowie en sus composiciones vocales. El tercer adelanto, Paper Machete nos relata las desavenencias de un divorcio. Como curiosidad en la composición instrumental, el guitarrista de la banda Troy Van Leeuven nos decía que su pretensión con el tema era crear una línea principal con el tono de Little Sister.
La formación consiguió su estabilidad tras la entrada del batería Jon Theodore y ya son diez años sin sufrir altibajos. La banda abre el disco como solo ellos saben, dejan caer líneas que a priori parecen inconexas para poco a poco, al paso de varios compases, forjar lo que es la obertura al disco con Obscenery.
Una primera escucha no va a ser suficiente para crear un diagnóstico veraz de este trabajo. La banda sigue siendo fiel a su sonido, pero en este caso ese sonido está teñido de una oscuridad diferente a la que nos mostraron en aquel …Like Clockwork con ese tinte negro agresivo. Aquí se respira algo más emocional. Y es que ya hemos relatado todo lo que tuvo que pasar Homme en este tramo de su vida y se ve plasmado a fuego en su interpretación vocal.
Sicily es otro ejemplo de cómo con su característico falsete nos mece por un desamor: “Kisses on the lips / Poison on the lips / Love´s assassins”. ¿Que podría haber sido escupido con despecho y chulería? Pudo haber sido, pero aquí vemos una proyección más profunda emocionalmente, y el disco entero tiene esa carga sin restarle fuerza a los temas.
La catarsis llega a su cenit en Straight Jacket Fitting. Un corte de nueve minutos intensos a todos los niveles donde en mitad del tema hay un speech a modo de predicador, “Hold me close, I´m confused / I told myself, you can do this”. El corte tiene un outro con los acordes del tema tocados por una guitarra acústica cerrando el disco.
No es un disco que nos vaya a dejar himnos para la posteridad, a excepción de Emotion Sickness si me apuras. Puede que sea el disco que Josh Homme haya necesitado para soltar todo lo acontecido de manera trágica en tan corto periodo de su vida y purgar de algún modo tanto dolor contenido. De lo que si estamos verdaderamente seguros es que, si eres de los que no hizo calado este octavo álbum, dale una nueva escucha de forma calmada y sin prejuicios y deléitate. No lo dejes pasar.