Mar 22 abril 2025

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Sam Fender – People Watching

El universo indie está repleto de formaciones que día a día van escalando su nicho de mercado en el gigantesco mainstream musical. Un buen ejemplo de ello es Sam Fender, cantante, compositor, músico y actor inglés que acaba de publicar su tercer álbum de estudio, People Watching, disco que ha visto la luz a través de Polydor Records. El álbum ha sido grabado en Londres y en Los Ángeles, además de ser coproducido por el propio Sam Fender junto a Marcus Dravs y Adam Grancuciel (The War On Drugs). La foto de portada es obra de Tish Murtha, una fotógrafa social que documentó las comunidades marginadas y la vida de la clase trabajadora en Newcastle upon Tyne.

People Watching es un plástico altamente pegadizo y comercial, esos que dejan múltiples huellas, especialmente emocionales. Con su audición brotan todo tipo de sensaciones vividas y de situaciones añoradas. El disco se compone de 11 pistas, melodías perfectas para ser oídas mientras se cruzan las carreteras y la mente vuela libremente entre pensamientos dispersos. People Watching reflexiona sobre los problemas, las adicciones y nostalgias precoces, pero su mayor fortaleza reside en revivir, en uno mismo, las historias ajenas. Como consecuencia, el disco es un cisma emocional que marca nuestras vidas. Veamos uno por uno su contenido…

«Escribo desde la perspectiva de un chico de 20 años que está tratando de comprender qué diablos está pasando EN LA VIDA» (Sam Fender)

El álbum se inicia con Personal Watching, una canción maestra escrita como homenaje a Annie Orwin, una figura fallecida que Sam Fender consideraba como su madre sustituta: «Me quedé toda la noche hasta que dejaste esta vida (…) Te llevaré en mi corazón hasta el día que muera». La pista fue promocionada como single y un videoclip que rápidamente ascendió a los puestos más privilegiados de las listas. Musicalmente tiene un ritmazo que se apodera del cuerpo. Todo un hit parade.

Acto seguido sobreviene Nostalgia’s Lie, un track muy sensitivo que inspecciona los sedimentos de la nostalgia, dejando claro que hay ciertas cosas que es mejor dejar en el pasado a fin de que puedan recordarse mejor desde el presente: «Hay mucho dolor y demasiado anhelo desesperado desplegándose por todos los amigos que se han ido».

Chin Up aparece como un surco que obliga a meditar sobre el conflicto que se produce cuando chocan los problemas financieros y las emociones humanas. La canción es una dura crítica a la actual situación política del Reino Unido, la crisis marcada por el incremento del coste de vida y el desempleo que ello conlleva. Es el precio que se paga por la privatización neoliberal. La letra no puede ser más explícita: «Las calles destrozadas me prenden fuego hasta los huesos. La gente es expulsada de sus casas».

«No soy un experto en política, pero hay un montón de gente mala en los puestos más altos que se preocupa por llenarse los bolsillos antes de crear una sociedad que cuide a los vulnerables» (Sam Fender)

Wilde long Lie es un corte semi acústico que habla sobre el falso pretérito salvaje que va y viene con el fin de hacernos recordar aquello que nunca fuimos o sobre aquello que hemos perdido. En cambio Arm’s Lenght trata de la evasión frívola cuando las amenazas aparecen para dañarnos: «Estaba aferrándome a la esperanza de un amigo pero el ardiente infierno de los fracasos se interpuso en mi camino».

Crumbling Empire, oi su parte, recuerda al estilo de Bruce Springsteen. Narra la caída en desgracia de Gran Bretaña, principalmente a partir de la privatización empresarial de Margaret Thatcher, la Dama de Hierro. Sus consecuencias aún siguen latigando a gran parte de la sociedad inglesa. El titulo de la pista deja muy evidente ese declive: «No uso los zapatos con los que solía caminar, pero no puedo evitar pensar a dónde me llevarían en este imperio en ruinas».

«Mis escritores favoritos son siempre grandes narradores, como Bruce Springsteen. Adoro a Bruce Springsteen. Siento que no se anda con rodeos ni complica demasiado las cosas. Explica las cosas en términos sencillos y cuenta historias que cualquiera puede entender» (Sam Fender)

Seguidamente, alcanzamos Little Bit Closer, otro corte emocional que examina la enmarañada mecánica que mueve la fe, la duda y la religiosidad, prometiendo creencias profundamente falsas. La canción captura la controversia que desata la religión organizada, el control que ejerce sobre los individuos frágiles, y la alienación que impone a aquellos que ostentan cuestionar sus dogmas.

Como contrapartida, se alza Rain Me In, un temazo precioso que profundiza sobre la compostura afectiva y las complejidades de las relaciones personales. Musicalmente presenta un sonido rico en capas, destacando la profundidad rítmica del bajo acompañado de un saxo que evoca al mismísimo Clarence Clemens, el cèlebre saxofonista fallecido de la E Street Band. Líricamente la canción indaga sobre la tensión producida entre el deseo de unión y el instinto de mantener la distancia emocional: «Todos mis recuerdos de ti suenan (…) como dolor, no me controles».

TV Dinner desarrolla una severa crítica a la industria musical. Amy Winehouse aparece como un marcado ejemplo del maltrato que reciben los artistas. Sin duda, es una dura puñalada directa al voraz sistema mainstream: «Ella era sólo una niña. La aman ahora, pero la desangraron entonces». En cambio Something Heavy penetra hondamente en el peso universal que supone soportar las cargas de la vida, ofreciendo como compensación una liberación catártica de alta energía. La letra refleja las revueltas y retos a los que nos enfrentamos todos los días. Es, en su fondo, una meditación profundamente conmovedora acerca de las disputas, el quebranto y la camaradería en tiempos difíciles.

Remember My Name es la canción que concluye el álbum, una pista que trata sobre el amor hacia los abuelos cuyas vidas se van apagando. Sam Fender recuerda cuando su abuela estaba en un asilo y sufría demencia. Su abuelo la visitaba todos los días para contarle historias y recuperar así su memoria: «Te contaré historias, besaré tu cara y rezaré para que recuerdes mi nombre».

A modo de conclusión cabe decir que Personal Watching es un discazo con todas las de la ley. Es comercial, sin duda, coreable, sensitivo y lacrimógeno, pero es una demostración más de que la música no tiene etiquetas cuando es buena. Da igual el género que represente o si acaricia el sonido experimental o el más popular; lo excelente siempre deja su marca y Sam Fender es un especialista en dejar este tipo de vestigios en sus discos.

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. La música permite esto y mucho más. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente diversa para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten múltiples puentes e interacciones.. Así que nada de excusas y manos a la obra…
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