18 años (ups) hace ya de Chasing Cars, ese mega éxito de la banda norirlandesa-escocesa Snow Patrol que podría haber sido la antesala de dos cosas: o convertirlos en unos one hit wonder o, por otro lado, continuar siendo una máquina de producir hits que los persiguiesen hasta la eternidad.
Pues ni una cosa ni la otra. Ninguna canción de Snow Patrol ha vuelto a reventar las listas, hablando en términos mainstream, como así lo hizo Chasing Cars 18 años atrás, pero de lo que sí pueden presumir Gary Lightbody y los suyos es de mantener una carrera interesante y coherente, con un sonido muy característico y una legión muy fiel de seguidores.
Ahora, convertidos en trío (tras las marchas de Paul Wilson y Jonny Quinn), regresan con The Forest is the Path y vuelven a confirmar todo esto gracias a un trabajo maduro y sólido, el cual se nota ha sido cocinado a fuego lento y con mucho mimo. Un fuego que ha ido controlando el productor Fraser T. Smith (Adele, Sam Smith, Kasabian, Britney Spears…), nueva apuesta por el grupo tras 20 años con Jacknife Lee (para el que solo tienen buenas palabras: “es uno de los mejores productores del planeta y una persona maravillosa, (…) sólo queríamos colaborar con alguien más y probar algo nuevo, diferente.”
Ciertamente, el sonido del grupo no ha experimentado, con el cambio de productor, un giro de 180º, pero tampoco se echa esto en falta ya que, Snow Patrol, lo que hacen lo hacen muy bien, y resulta raro que erren el tiro.
The Forest is the Path es un camino por el bosque, con ratos en que los árboles dejan pasar los brillantes rayos de sol -con luminosos y poderosos temas como Everything’s Here and Nothing’s Lost, The Beginning, Your Heart Home– u otros durante los cuales la luz no logra atravesar las hojas y caminamos en la oscuridad -las más sombrías These Lies, Years that Fall y Never Really Tire-. Durante este denso y reflexivo paseo por el bosque experimentamos, por tanto, momentos de mucha luz y también momentos de mucha oscuridad como, en definitiva, hacemos día a día en nuestras vidas.
Es un camino durante el que la voz de Gary Lightbody nos habla sobre amor, pero tanto desde la perspectiva más esperanzadora y romántica del mismo (“All I know is holding you / is all I ever wanna know”), como desde el miedo a dejarse llevar por él (“And if I made a mess of everything dear / By being scared of what you give me”). Es una constante lucha, la cual se refleja a lo largo de todas las luces y sombras de este disco, entre entregarse al amor o huir de él. “No era muy bueno en eso y no solo me refiero a mis relaciones amorosas o románticas, también a mis amistades y familia, todo. Me iba de gira durante 18 meses o dos años y luego regresaba y nunca podía parar. Simplemente mi mente se movía continuamente, nunca bajaba el ritmo y cuando me daba cuenta, estaba completamente solo,” ha explicado en entrevistas.
Es este un disco muy honesto, en el que Gary, Johnny McDaid y Nathan Connolly han compuesto a seis manos letras desnudas sobre amor y miedo. Desnudas no solo en su escritura sino también en la voz de Gary al cantarlas, la cual transmite una vulnerabilidad y una emoción que se agradece en tiempos de canciones artificiales, fabricadas únicamente con la intención de ser virales en Instagram durante un par de semanas.
El sonido de The Forest is the Path continúa siendo un sonido muy Snow Patrol: teclados, guitarras rítmicas, piano, sintetizadores. Rock suave a ratos, enérgico a otros, destellos pop, algún coqueteo con la electrónica, y mucha emoción, en esos momentos de épica tan marca de la casa. Y, envolviéndolo todo, sobre todo calidez. Es el sonido Snow Patrol un sonido cálido y acogedor en el que suavemente acurrucarse mientras fuera cae la nieve. Y esto vuelve a suceder en el nuevo trabajo del grupo. Por tanto, para los amantes de la banda este disco es un caramelo o, más bien, una taza de chocolate caliente que degustar junto al fuego. Para los no tan fans, continuarán sin verle la gracia a su personal sonido.
“So this is what it is to love someone / You wear your heart up on their sleeve”, es la conclusión a la que llega Gary, tras este largo y fructífero paseo por el bosque, en la pista que cierra el disco. Sobreponerse al miedo para atreverse a amar, como explicaba en una entrevista: “Ahora miro hacia atrás a esa persona y le deseo que simplemente se quede quieto, que se permita calmar su mente, que se tranquilice, que deje que su corazón se abra a la posibilidad del amor. No tengas miedo del amor, no tengas miedo de dar amor, no tengas miedo de dejar que alguien te ame y eso es a lo que le estoy cantando en esta ocasión.(…). Ese era yo a los 30 años, incapaz de entender que el amor no es algo a lo que debes temer”.