«En nuestra formación existen algunas influencias de bandas de doom metal, post-punk soviético, post-rock, electrónica oscura alternativa, drone, noise, techno, varias músicas psicodélicas, música ucraniana de diferentes épocas y regiones, y un poco de música tradicional irlandesa, escocesa y galesa, así como canto de monasterio ortodoxo oriental».
TANGERINE CAT
Realmente quien diga hoy en día que la música actual no ofrece creatividad en abundancia, comete el grave error de estar sordo, o de quedarse encerrado bajo el tipismo hermético que oye por la radio o en los los listados streaming más comerciales.
Actualmente existe muy buena música, muy diferente a lo que tratan de taladrarnos desde ciertos medios. Lamentablemente abunda la música enlatada que se destila desde los laboratorios del mainstream comercial a fin de ganar dinero, adeptos y encauzar a las masas hacia determinados productos consumo de redil. Sin embargo, cuando uno se aleja de ese mundanal ruido y decide sumergirse en otros océanos, descubre marismas repletas de otras riquezas como la que nos viene al caso.
Me refiero al dúo británico de música electrónica, post-punk, dark-electro y experimental denominado tAngerinecAt, así tal como suena, dos chavales hiperreactivos de origen diverso que generan una música irresistiblemente siniestra, lóbrega y purgante, humedecida a base de profundas emociones convulsivas y sonidos rescatados de otros mundos, pasados, presentes y futuros. Su música viene a ser una mixtura selecta, de muy compleja precisión, que aglutina electro synthpop, noise, psicodelia, folk ritualista y un largo etcétera. Hacía tiempo que no quedaba tan perplejo y gratamente sorprendido.
tAngerinecAt está formado por los multiinstrumentistas Eugene Purpurovsky (también llamado Zhenia) y Paul Chilton, ambos conforman una pareja atípica que centra su descarga sónica a través de melodías catárticas que resuenan como los cultos de curación alejados en el tiempo y el espacio.
El último trabajo de tAngerinecAt, llamado Glass, te deja completamente anonadado. No solo por la originalidad que despliega o por la calidad de su contenido, sino porque además en él se plasman instrumentos completamente inéditos en la música actual.
Eugene y Paul se juntaron por primera vez en 2003 y realizaron una gira por Ucrania, Reino Unido y Rusia que despertó una enorme expectación. En poco tiempo demostraron más que eso. En 2014, tomaron el nombre de tAngerinecAt y se lanzaron sin miedos. Sus actuaciones se definen como incomparables licuefacciones sonoras que evocan el borde fraccionado de la naturaleza humana.
Glass es un álbum construido en base a solo 8 pistas pero que, al margen de su corta extensión, poseen el tiempo suficiente para dejarte pasmado y agotado en la cómoda butaca del salón. Analizarlas pues, resulta extremadamente complejo ya que sus armonías, contrapuntos y numerosas capas, configuran una arquitectura que exprime el cerebro dejándolo tan seco como la tierra cuarteada de un desierto.
Al mismo tiempo, y según comenta el público asistente a sus conciertos, estar al frente de su sonido es como si un desgarrador rayo te recorriera la columna dorsal. Ese extraño efluvio sónico parece emanar de su habilidad por emplear sus capacidades musicales e imaginativas, junto a las influencias remotas de los Cárpatos ucranianos y de los músicos locales como Mykhailo Tafiychuk, el último creador de la Duda (gaita de los Cárpatos).
Glass es, por tanto, un discazo de oro, merecedor de su máxima puntuación. Sus letras sobrecogen al más cuerdo e insensible de los humanos. Según ellos, «el concepto de este álbum surgió después de que creamos ‘Something Broke Inside’. En esta canción usamos un sonido de vidrio roto que habíamos grabado mientras rompíamos una botella en un piso de piedra. El concepto de fragmentos de vidrio roto llegó a representar la historia de Zhenia de lucha por sobrevivir, sanar y prosperar. Cada canción del álbum es una historia diferente y como otro fragmento de vidrio afilado como una navaja». Veamos a continuación quién es quién en esta original fusión y como no empezaremos por el fundador de tAngerinecAt.
Eugene Purpurovsky se encarga de crear las letras, la producción y de dar sonido a la zanfona y a la bandura ucraniana, dos instrumentos con numerosas variantes en la música popular europea según las distintas regiones y épocas. Zhenia nació en Ucrania. Su historia está inmersa dentro de una multiplicidad negativa tremenda. En primer lugar, es un superviviente que pugna constantemente contra un enemigo interno: el complejo trastorno de estrés postraumático que sufre. Veámos por qué. De niño sufrió abusos por miembros de su propia familia, algunos de los cuales militaban en las filas del KGB. En segundo lugar, creció a base de alimentación precaria, sin ropaje de abrigo, trabajando como esclavo para sus padres y cuidando a sus dos hermanas menores. Reducido a realizar trabajos físicos agotadores estuvo expuesto a la radiactividad de Chernóbil afectando seriamente a su salud. Sigamos…
A los cinco años, comenzó a escribir poesía, y a los diez, escribió sus primeras canciones. Más tarde, estudió en la escuela de música y luego se dedicó a la dirección orquestal, la musicalidad y la producción en la Escuela Superior de Música de Kiev. Asimismo, estudió teatro, oratoria, canto pop, canto tradicional ucraniano y sean-nós (irlandés). Ha ganado premios nacionales en música, poesía y oratoria. Todo ello demuestra el tremendo nivel de formación y talento que aglutina este joven artista y su elevado grado de exigencia. Casi nada.
Prosigamos con Eugene… Hostigado en Ucrania por ser persona neurodivergente y LGBTQ+, anticapitalista, antifascista y activista feminista, recibió constantes amenazas de muerte e incluso ataques a sus amistades, hasta tal punto que la vida en Ucrania se volvió insoportable y finalmente tuvo abandonar el país.
Sin embargo, en lugar de caer vencido por sufrir tanta estigmatización, persecución y soportar los desafíos de ser un migrante de un país postsoviético pobre y en guerra, revirtió toda esa negatividad concentrando sus capacidades y esfuerzos en la creatividad musical quedando perfectamente ensamblado en la esencia de tAngerinecAt.
Por su parte, Paul Chilton es inglés, no binario, nació en Cheshire y vivió en Ucrania durante 18 años. Abrazó la guitarra y los teclados desde muy joven, y más tarde se hechizó con los instrumentos de viento. Tras conocer a Eugene, asistió a conferencias sobre música tradicional de los Cárpatos ucranianos, concretamente en el departamento de folklore musical de la Academia Nacional de Música de Kiev.
Dentro de la formación, toca silbatos, duda, armónica, sintetizadores, realiza las narraciones en los discos y conciertos, participa en la producción y en el diseño del sonido. Esa fusión entre ambos, entre sus culturas, lo que acabó por dar forma al proyecto musical tan especial de tAngerinecAt.
Resumiendo, Glass es álbum muy difícil de definir y de encajar. Imposible hacerlo dentro de algún género o subgénero musicales concretos. Simplemente es un producto de sello tAngerinecAt. Su sonido es tan único, auténtico y endemoniadamente especial que cualquier calificativo queda al margen. Su riqueza creativa, sonora y lírica es excelente: matices multicapa, secuencias sonoras ondulantes, armonías de contrapeso y giros inesperados, configuran tremendos cambios de escenografía sonora. Todos sus trabajos siguen la misma tónica. Da igual si hablamos de H.R.V.I.P (2016), de Many Kettles (2018) o de Glass (2023) su último álbum. Estamos ante un mundo distinto y estos chicos son los artífices de este nuevo universo.