Mié 4 diciembre 2024

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THE ANCHORESS – THE ART OF LOSING

Parece que la pandemia ha hecho reflexionar a artistas sobre la necesidad de componer discos catárticos, quizás porque los confinamientos alejan de la vida social y agudizan el análisis introspectivo y la autorreflexión. El proceso de permanecer aislado se percibe como una pérdida cercana y posible.

Pero la vida es una larga aventura de reflexiones y aprendizajes, en lo bueno y en lo malo, y aunque nadie quiere perder, las pérdidas ofrecen importantes enseñanzas vitales. Por ejemplo, nos recuerdan que las cosas valiosas exigen compromisos rigurosos y nos obligan a identificar los espacios que hay que mejorar. «No se puede ganar a menos que se aprenda a perder«, decía Kareem Abdul-Jabbar, estrella de la NBA. Eso es precisamente lo que trata de decirnos The Anchoress, nombre simbólico de Catherine Anne Davies, en su último trabajo The Art Of Losing (El Arte de Perder). Porque perder, para ella, no significa cerrar puertas, sino abrirlas hacia nuevos senderos de juicio, crecimiento y superación.

Para Davies no ha sido nada fácil lidiar con sus disturbios vivenciales. Con el fin de lograrlo ha buscado el apoyo en la música como un arte y una habilidad para hacer bien las cosas y transformarlas. Ha comprendido que los problemas aumentan el “equipaje” emocional, y que soportar esta tremenda carga es uno de los grandes retos que tenemos como individuos. Librarse de aquello que nos daña fortalece nuestra existencia.

The Art Of Losing se inspira en eso, y para ello se inspira en una de las obras célebres de la poetisa norteamericana Elizabeth Bishop, ganadora del Premio Pulitzer de poesía en 1956: “Pierde algo cada día / acepta el sobresalto de las llaves perdidas / de la hora malgastada. / No es difícil dominar el arte de perder”. Son palabras que la propia Catherine Anne Davies ha tomado como referencia para la elaboración de su disco, porque comprender y racionalizar las pérdidas, porque, como las crisis, es una oportunidad para dar la vuelta al sufrimiento y evitar caer en el abismo.

The Art of Losing aparece en el mercado gracias al sello independiente Kscope, representantes también de Richard Barbieri, Lunatic Soul, Porcupine Tree, Steven Wilson, etc. The Art of Losing emerge, además, como segundo trabajo de The Anchoress. Su primer disco, Confessions of A Romance Novelist (2016), fue nombrado entre los mejores álbumes del año por The Guardian, elegido como el Álbum Galés del Año por HMV, y llegó a alcanzar el primer puesto como mejor artista debutante en los Awards PROG. Asimismo, fue nominado para el Premio de Música Galesa y consiguió el reconocimiento de artistas famosos como Peter Gabriel, David Gilmour, Toyah Wilcox, Robert Fripp, Al Murray y Robert Smith (The Cure), quien invitó personalmente a Catherine a actuar en el Meltdown Festival.

A partir de 2016, Davies permaneció alejada de la creación, salvo en trabajos colaborativos con otros autores. Con The Art of Losing se reactiva su necesidad de crear rodeándose de músicos de alto nivel. El disco cuenta con las colaboraciones de James Dean Bradfield (cantante de Manic Street Preachers) y del legendario Sterling Campbell (baterista de David Bowie y Duran Duran). En la producción del álbum están los talentos mezcladores de Dave Eringa (Manic Street Preachers) y del ganador del premio Grammy Mario McNulty (asiduo de David Bowie y Laurie Anderson).

Recordemos que Catherine Anne Davies, galesa de nacimiento, pero afincada en Reino Unido, tiene un doctorado en literatura y teoría queer por la University College London, y ha publicado un libro titulado Whitman’s Queer Children sobre poesía épica a través de Bloomsbury Publishing. Ha escrito, además, sobre el cineasta David Lynch  y ha entrevistado a Tori Amos Manic Street Preachers para Drowned in Sound. Como influencias Davies cita a Laura NyroDavid BowieTom Waits, Prince, Kate Bush, entre otros. Es una gran admiradora de Manic Street Preachers y de Simple Minds.

Muchas son las experiencias y pérdidas que Catherine Anne Davies nos cuenta en su The Art of Losing, vivencias que ella misma ha ido resistiendo a lo largo de sus años: abuso sexual y emocional, la muerte de su padre, tratamiento para un cáncer cervical, varios abortos espontáneos, su madre víctima de la demencia, rotura de un gran amor. Sufrimientos que ha ido soportando y la han llevado hacia una sublimación psicológica como única salida laxativa, a finde de superar los quebrantos y transformarlos en recuerdos más digeribles.

Muchas veces el acto de la creación lleva implícito el hecho de dejar morir lo que daña para que el dolor se transforme y renazca de manera más positiva y con mejor destino. De ahí que “el artista antes de ver el fuego, necesita crear una chispa, y antes de que nazca su arte, debe estar listo para ser consumido por el fuego de su creación”. Así definía el arte el famoso escultor francés Auguste Rodin.

No cabe duda de que las catorce pistas que estructuran The Art Of Losing, son un vivo testimonio de toda esta pesadumbre que define al artista atormentado, pero que a la vez busca, desde su dura erupción emocional, una resurrección perfectamente hilada para tejer un propósito coherente en el centro del tormento y dar un sentido compensatorio a las violencias vividas: «¿Había algún propósito para perder la cabeza? ¿Qué aprendiste cuando la vida era tan cruel?”

El álbum fue escrito y grabado por la propia Catherine Anne Davies. Lo hizo durante esos años tan convulsos y ocupados, en los cuales supo encontrar consuelo e ideas para elaborar diversos proyectos mientras navegaba entre sus duelos. Las colaboraciones con Manic Street Preachers, Simple Minds y Bernard Butler fueron sustentos humanos que permitieron en parte el resurgimiento de la artista. Según cuenta ella misma: “Gran parte del álbum fue editado y reelaborado en aviones y trenes mientras viajaba a través de Europa con Simple Minds. Fue un momento abismal para mí. La única manera de avanzar era seguir trabajando en horas robadas y en tránsito».

Estamos pues, ante un trabajo muy sincero, confesional, de corazón abierto. La portada del disco puede tener diversas interpretaciones, pero lo que parece muy evidente es el reflejo de un proceso doloroso de entrada y salida. Davies se refugia en la música para transitar, digerir y transformar su propio dolor. Tal vez sea una ironía decirlo, pero, aunque el dolor penetre y luego se expulse, nunca desaparece del todo, deja residuos, incluso después de su transformación artística. Ese dolor siempre formará parte de uno mismo, y sólo mejora cuando se transita hábilmente por él para aceptarlo, digerirlo y validarlo. La música y la lírica son, sin duda, dos de las herramientas que pueden reconvertir el dolor en arte, como es el caso.  

El álbum arranca con Moon Rise, un preludio suave de piano y cuerda que nos va introduciendo dentro de lenta retrospectiva emocional hasta llegar a Let It Hurt (deja que duela). El corazón está consternado de dolor, y se va abriendo, poco a poco, a través de sus arterias para dejar fluir el sufrimiento que lleva tiempo encerrado en sí mismo. El inicio de la canción marca esa pausada fluidez mientras la voz adquiere una cadencia casi temblorosa y lacrimosa.

Llegamos a la eclosión de The Exchange,con la voz de Davies cantando junto a James Dean Bradfield. Es un temazo que recoge la aflicción que ha ido goteando de ese corazón sangrante dentro de una especie de escarcela simbólica: “No tienes la culpa / eres la otra parte del canje / sólo un peón para intercambiar de nuevo”. El final del tema recuerda a ese sonido lejano y en suspensión al más puro estilo de Robert Fripp.

De repente, surge Show Your Face, marcando un ritmo donde las punzadas liricas muestran al desnudo esa masculinidad tóxica y abusiva: «Tienes el valor de mostrar tu cara / a la luz de lo que hiciste». Davies comenta sobre el tema: «En ese momento yo estaba pensando mucho en lo difícil que es para las mujeres llamar a los hombres en el poder. En términos de los temas del álbum, es un tema que trata sobre la pérdida de la amistad, de la fe en la humanidad”, como consecuencia de esa hombría dominante y venenosa … Las máscaras sociales y de género (hipocresías y empoderamientos) ocultan la verdadera realidad e identidad.

Inmediatamente después brota The Art Of Losing, una maravilla de canción que recuerda al legendario Bowie berlinés, con Brian Eno, ambos al frente de Low, Heroes y Lodger. La letra se inspira en las líneas poéticas de Dylan Thomas: «la rabia contra la muerte de la luz». Nos describe una realidad donde perder es necesario para sobrevivir dentro de un océano de calamidades. Davies ofrece un magnifico desarrollo de registros líricos donde las diversas capas vocales enfatizan distintas fases emocionales. La melodía y los cambios de ritmo son una auténtica obra de arte.

Entramos en All Farewells Should Be Sudden, otra joya, donde todas las despedidas deben ser repentinas y no permanecer demasiado tiempo ancladas en nosotros mismos, porque nos llevan a la destrucción. El tema comienza con un principio de la artista conceptual Jenny Holzer («protégeme de lo que quiero»). Las campanas finales reflejan una posible ascensión y esperanza.

Así es como todos llegamos a estar bien (All Shall Be Well), una canción suave donde el piano marca la cadencia del reposo, pero un ligero viento de fondo da a entender que la oscuridad se está evaporando. Estamos logrado extraer (Unravel) de nuestro interior toda esa negritud que nos impedía ver la luz. Davies lo cuenta con sus propias palabras: «Me encerré en un armario para grabar la voz y capturar esa sensación de claustrofobia que sientes cuando no sabes a dónde girar». El tema arranca suave, pero a medida que avanza toma un aire más agudo con sus respectivos cambios.

Tras el viaje de depuración, llegamos a Paris, un espacio triste y acompasado donde no hay voces, pero sí un piano y cuerda que preparan una escena terrible. La composición parece surgir de un ambiente interior, con poca luz y mucha tristeza y temor. En el fondo pueden escucharse algunas voces indescifrables. Es el preámbulo de que algo muy turbio va a suceder.

El reloj marca ya las 5AM, el quid del álbum. Es la pieza más desgarradora del disco. La letra pone la piel de gallina: «Son las 5 de la mañana / y ella está goteando por mis muslos / sangre roja goteando en la alfombra / en el hormigón / No puedo dormir / no puedo hablar». Sin duda, Davies narra la punzante experiencia de perder un hijo a través de un aborto espontáneo. Semen, vida, sangre, esperanza y perdida, se juntan trágicamente en una fracción de tan solo 4 minutos y 2 segundos. Estremecedor.

Tras la dura experiencia llegamos a The Heart is a Lonesome Hunter, donde el corazón se erige como un cazador solitario. El titulo viene de un poema del escocés William Sharp: “¿Qué son todas las canciones para mí, ahora, a quién ya no le importa cantar?  Mi corazón es un cazador solitario que caza en una colina retraída”. Pero al mismo tiempo la canción tiene esa connotación shakesperiana: “Nadie sabe cerrar el cielo que lleva hasta ese infierno”.

Son confidencias que lentamente terminan saliendo a la luz en My Confessor. Un tímido y misterioso inicio da paso a una Davies que, a modo de tema Bond, desata un oleaje de registros que claman que «este mundo es el que vivimos». Llegamos a With The Boys, donde se explora la visión patriarcal bajo un sonido tembloroso y contrapuesto con una feminidad lírica a lo Kate Bush. Un piano orgánico marca el tempo detrás de un fondo ecográfico suspendido. El tema se cierra con las voces lejanas de unos niños correteando por alguna parte. Según The Anchoress, es una canción sobre el precio de hacer negocios en este mundo: “tengo que saber para qué son los moretones”.

Y después de todo alcanzamos Moon (An End) bajo una tenue y blanca luz. El fin es el principio y éste aquél. Se cierra el círculo. El dolor ha sido expiado. Unos rumores femeninos canturrean insertos en una línea electrónica de sintetizador plano, como símbolo late el resto de un dolor que se va diluyendo hasta desaparecer. La catarsis se ha completado.

Al respecto cabe recordar una entrevista con el poeta galés Patrick Jones, la escritora Kat Lister (NME) y el editor en jefe de Empire, Terri White, donde reflexionaban sobre los motores que empujaban a los músicos hacia la necesidad de crear con el fin de purgar sus propios miedos y perdidas. Sobre ello, Davies comentó: «No creo que la realización del álbum haya presentado nuevas soluciones, pero llegué a la certeza segura de que había que seguir adelante a pesar de todo. El álbum termina conmigo diciéndome a mí misma: por una vez en tu vida deja ir todo este dolor”.

Concluyendo. Estamos ante un álbum que plasma el dolor visceral a través de un sonido confortable, íntimo e inteligente, donde la vida de la artista, tantas veces truncada por las pérdidas personales y los hechos traumáticos, casi la conducen a su propia destrucción anímica. Sin embargo, aunque profundamente afligida, Catherine supo lanzar a tiempo su ancla y detener el naufragio, enfrentándose valientemente a su trágica angustia, escribiendo y componiendo lo que de momento es su mayor obra, es decir, reconstruir su maltratado Yo y aprendiendo a dominar el difícil arte de perder.  

Nada mejor que terminar el análisis con las propias palabras de Catherine Anne Davies quien considera The Art Of Losing como su The Holy Bible: “No puedo evitar pensar en narrativas novelísticas, pero todas las secciones liricas e instrumentales del disco proporcionan tramas perfectamente unidas por hilos emocionales. Con el disco quería plasmar las sensaciones y giros caóticos que suceden en tu mente cuando pasas por un trauma, la fragmentación que ocurre en tu propio sentido, además del tiempo y la forma en que experimentas las pérdidas. La forma en que tu memoria elimina enormes franjas de cronología. Musicalmente, quería presentar un poco de sentido al oyente sobre lo que se siente pasar por un trauma. La pérdida se calcula tanto en su crudeza como en su energía propulsora.”

THE ANCHORESS – THE ART OF LOSING

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. La música permite esto y mucho más. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente diversa para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten múltiples puentes e interacciones.. Así que nada de excusas y manos a la obra…
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