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THE BLACK KEYS – DELTA KREAM

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Llegas a casa y conectas Spotify. Buscas The Black Keys y seleccionas su nuevo álbum Delta Kream. Pulsas la primera pista, Crawling Kingsnake y cierras los ojos. A los pocos segundos te encuentras viajando por la interestatal 55, conduciendo en plena atmosfera de los 60. El viaje por el Mississippi, cuna del blues, ha empezado a rodar.

Es lo que se siente cuando escuchas el nuevo trabajo de The Black Keys cuyo nombre se inspira a partir de un artista y amigo del grupo que padecía esquizofrenia y que usaba la expresión black keys para describir a las personas que no estaban bien. 

Delta Kream es el décimo álbum de la formación de Akron (Ohio), compuesta por Dan Auerbach y Patrick Carney. El disco ha sido lanzado a través de Easy Eye SoundNonesuch Records. Se trata de un álbum con esplendidas versiones hill country blues que rinden homenaje a los grandes bluesmen de la zona, por ejemplo, Junior Kimbrough, RL Burnside, John Lee Hooker, Ranie Burnette y Mississippi Fred McDowell. El álbum se complementa con las magníficas contribuciones del guitarrista Kenny Browny del bajista Eric Deaton. El sonido slide guitar está presente en todo el álbum. Sobre el disco el propio Auerbach dijo:

«Hicimos este disco para honrar la tradición del blues country de las colinas de Mississippi que nos influenció al comenzar. Hoy en día estas canciones siguen siendo tan importantes para nosotros como lo fueron el primer día que Pat y yo comenzamos a tocar juntos y aprendimos nuestros instrumentos. Hicimos este álbum para recordar a la gente lo que nos inspiró». 

La portada del álbum presenta una fotografía a color de William Eggleston que refleja ese tono kodachrome de los 60. En ella se puede ver una vieja tienda de carretera llamada Delta Kream (sita en Tunica, Mississippi) y frente a ella se encuentra aparcado un Oldsmobile Cutlass, uno de los autos norteamericanos más populares en la industria de 1960/1970. Actualmente la tienda ya no existe.

Estamos ante un disco que seduce al primer instante. De entrada ya nos proyecta la cabeza hacia esos parajes de ruta donde todo o nada existe bajo la suspensión del tiempo y lo viejo. El sonido de la guitarra, sus riffs ecográficosy los boogies rítmicos, son una constante que nos traslada a esos tiempos históricos donde los negros mississippianos laboraban la madera por el delta y luchaban por sobrevivir en una tierra árida y hostil.

Para entender mejor la esencia de este disco nada mejor que hacer contextualizarlo, pues todo arranca del estado de Mississippi, cuya capital y ciudad más poblada es Jackson. Este estado ha sido históricamente un territorio dominado por granjas y pequeñas ciudades dedicadas a la agricultura y la ganadería, principalmente. A pesar de ello, está considerado el estado más pobre del país con altas tasas de desempleo y pobreza, y con la menor renta per cápita de la nación.

Culturalmente Mississippi ha sido cuna de grandes nombres del entretenimiento global, como Oprah Winfrey o Jim Henson, y del cine como James Earl Jones o Morgan Freeman. También ha sido la tierra natal de escritores como William Faulkner, Tennessee Williams o John Grisham o de cantantes de talla mundial como Robert Johnson, Elvis Presley, Muddy Waters, B. B. King, entre otros grandes del blues.

Pero la pobreza y la alta mezcla de población inmigrante africana y actualmente latina, Mississippi encabeza las estadísticas racistas per cápita, convirtiéndolo en uno de los nucleos raciales más violentos del país (recordemos el film Arde Mississippi, de Alan Parker). El supremacismo blanco es una realidad que siempre ha quedado reflejada en sus canciones de blues, el sonido identificativo del estado.

Todo el álbum rezuma una retroinversión temporal hacia lo que había sido la guarida del blues mississippiano. Parajes délticos, riberas pantanosas, moteles y bares de carretera, tiendas de coches «cutres», pequeños supermercados, grandes extensiones de campos, placas publicitarias oxidadas, viejas gasolineras, ambientes depauperados, población negra, ese espíritu de la América profunda que dista muy lejos de ese mítico sueño americano.

Es, sin duda, el reflejo de una realidad que nunca acabó esplendorosa dada la escasez de la región y de los conflictos raciales, donde el feudo blanco supremacista ha tratado de mantenerse como factor dominante de sus privilegios. El fantasma del ku klux klan ha estado siempre presente de la zona. Cabe recordar que el blues es en su fondo un canto a las emociones desesperadas donde se expresan sentimientos como los recuerdos de la tierra madre perdida, las diferencias raciales, los antepasados étnicos y sobre todo el ansia por recuperar la libertad de la esclavitud blanca. Veamos a continuación los temas de este maravilloso álbum.

Iniciamos el viaje con Crawling Kingsnake (de John Lee Hooker), un tema aplastante que te arrastra como un reptil por el asfalto y los ambientes del delta mississippiano: Yo soy la serpiente rey que se arrastra / y gobierno mi guarida / hasta el día que muera”. Sónicamente recuerda a Blind Faith (Had To Cry Today) o a los punteos del legendario Eric Clapton. Puro sonido de viaje. Las guitarras punteadas y rítmicas fluyen como el viento. La voz se acopla como una ventosa lirica. Es un tema que te arrastra hacia una espiral sin fin. Seguimos con Louise (de Mississippi Fred McDowell). La serpiente rey se transforma y se enrosca sensualmente entre los árboles que circundan la carretera: “La chica más dulce / me llamó para calentar Chicago”. El ritmo nos adentra en uno de esos antros tarantinianos donde la reina serpiente seduce con su voluptuosidad a los rodamundos de carretera.

Salimos del garito y el impacto del boggie nos dinamiza el esqueleto con Poor Boy A Long Way From Home (de R. L. Burnside): “Estoy muy lejos de casa / no puedo quedarme aquí mucho tiempo / donde el mundo no puede hacerme nada”. Seguidamente, abrazamos Stay All Night (de Junior Kimbrough) donde el amor y el sexo se retuercen toda la noche sin freno. Pasión frenética en los asientos del coche. Culminamos el éxtasis con la espléndida Going Down South (R. L. Burnside) que te deja completamente helado: “Prefiero estar muerto / a seis pies en el suelo / donde el frío viento no sopla”.

El sexto corte, Coal Black Mattie (de Ranie Burnette), nos arranca de la hibernación sureña y nos pincha de nuevo con el aguijón de la serpiente rey. Es un boogie puro que recuerda Canned Head: “No tengo ropa Mattie / solo negro carbón”.  La séptima pista, Do The Romp (de Junior Kimbrough) nos da una posible salida para enmendar todo lo que hicimos mal o no pudimos hacer: “Hagámoslo todo de nuevo / hasta plena luz del día”.

Aterrizamos en Sad Days, Lonely Nights (de Junior Kimbrough): “A veces me siento solo y me pregunto acerca de las cosas / Cuando yo era un niño mi mamá me dijo: «Hijo, voy a tener días difíciles” / Mi papá también me dijo: «Hijo, voy a tener días tristes, noches solitarias» / Ahora, solo, sentado con la cabeza colgando / y las lágrimas corriendo / veo días tristes y noches solitarias”. Y llegamos a Walk With Me (de Junior Kimbrough): “Nena habla conmigo / camina junto a mi / volveremos a juntarnos / para hacer las paces y hacerlo esta vez todo bien”.

Penúltima parada del viaje a través del Mississippi con Mellow Peaches (de Big Joe Williams): “Tus melocotones se ven dulces y suaves colgados en el árbol”. Es como un alto de que no todo está perdido y que aun existe la dulzura y la belleza.  Los melocotones se transforman en un símbolo de inmortalidad y de la larga esperanza de vida, de bienestar anímico y físico. Y llegamos al final de viaje, donde la serpiente rey se detiene para que te dejes devorar por ella. Come On And Go With Me (de Junior Kimbrough) es el puntodestino al que llega el viajero para reflexionar que todo lo malo avergüenza y al final te hace llorar. Es un hill blues de cariz erótico, entre asfalto, polvo y viento con un mensaje breve y contundente.

Concluyendo, estamos ante un trabajo que se ajusta a su intencionalidad: recuperar ese espiritu perdido de los grandes bluesmen del Mississippi que tantas influencias dejaron en los 60 y 70, pero que, a día de hoy, todavía posee esa fuerza dramática que enerva la piel. Es un disco que no pierde su norte, a pesar de su old sound, porque maneja un estilo que sigue perdurando en el ADN de todo buen melómano. Como dijo en cierta ocasión Frantz Fanon“El blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión”.

Escucha aquí el nuevo disco de The Black Keys

AUTOR

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten eso y más. Así que nada de excusas y manos a la obra…

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