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THE LIZARDS – FAKE REALITY

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«A veces, nuestras canciones pueden ser muy viscerales y otras, en cambio, estar escritas en clave de humor. En nuestros discos también puedes encontrar letras sobre crítica social, sentimientos o superación personal». The Lizards.

Son un power trío nacional, concretamente de Barcelona, pero cantan en inglés. Se formaron en 2007 pero llevan ya cuatro álbumes en su máxima potencia y numerosos conciertos a sus espaldas. Han logrado compartir escenario europeo junto a Nashville Pussy, Girlschool, Peter Pan Speedrock o Cavalera Conspiracy. Tienen su propio estilo y han sabido crear un ‘nicho de mercado’ diferente en el competitivo panorama musical.

The Lizards, traducción a pelo que hace referencia a esos reptiles de piel dura que son inofensivos para los seres humanos, pero valiosos para combatir las plagas, está formado por Carla Santacreu (voz principal y guitarra), Judith Jordan (bajo y coros) y Edgar Beltri (batería y coros), una triade sónica capaz de resucitar a los muertos.

Musicalmente, arrasan como un tremendo huracán. Destilan descaro, crítica y contundencia a puños. Sin duda, representan una fusión aguda entre hard rock y punk, dos conceptos estilísticos que, por sí mismos, hacen temblar, pero que fusionados rompen todo pronóstico. En ocasiones conducen a ese sonido rebelde que definió a The Donnas, a Joan Jett, The Misfits, o a The Distillers bajo el embrujo de Brody Dalle.

Ahora, regresan como un obús gracias a su nuevo trabajo, Fake Reality, nombre que posiblemente ironiza la dura y falsa realidad que lamentablemente vivimos como especie desde hace tiempo. Sus letras así lo constatan, pues todas las canciones fueron compuestas y grabadas durante los duros momentos del confinamiento por pandemia.

Discográficamente cabe decir que The Lizards arrancaron valientes en 2011 con la publicación de Stalking The Prey, su primer larga duración donde se destacaron con temas como Liar, Bitch, Stalking The Prey o I Told You So, entre otros. Siguieron dos trabajos más, Road To Anywhere (2015) e Inside Your Head (2019), con temazos sobresalientes como Give Me All You Got, All The Crossroads y Twisted Mind del segundo album, y con What I Am, Everybody Sucks y You Say Nothing, del tercero.

Sus cuatro discos rezuman atrevimiento, robustez, energía y aceleración por un tubo, siendo las criticas muy favorables con todos ellos. Su estilo punk y hard rock es potente, pero a su vez melódico, fresco, coreable y nada extremo, por lo que suele gustar a un amplio y diverso público.

Escucharlos, es dejarse llevar por un torbellino de potencia sin fin, mientras que líricamente sacuden las neuronas como un cóctel explosivo que altera y carboniza el cuerpo y la mente. Es lo que tiene cuando dos vigorosas guitarras (solista/rítmica y bajo) explosionan junto a eficaces voces, coros y marcada batería, todo ello dentro de una arquitectura sónica que revienta incluso los altavoces.

Fake Reality consta de 13 temas sin respiro. The Lizards lo tiene claro: «Nunca hemos querido poner límites a nuestra creatividad, ya que siempre hemos tenido referencias muy variadas. Al final tocamos lo que nos gusta sin importar la etiqueta y eso quizás es lo que hace que tengamos nuestra propia identidad».

Todas las canciones y letras han sido compuestas por Carla Santacreu, así como el artwork del album. El disco fue grabado y mezclado por Edgar Beltri en su estudio La Atlántida Estudio y masterizado en el mismo por Marío Patiño. El disco se ha lanzado a través de Love Me Like A Reptile / Adrenalin Fix Music.

La portada del disco es un claro ejemplo de lo que contiene su interior sonoro: el reflejo de un perverso juego guionado de falsas realidades en un mundo atizado por la decadencia, la inseguridad, la mentira, el control y la violencia, frente al adormecimiento, la falta de conciencia y de reacciones individuales y sociales. Poca gente está despierta en este mundo atizado por la locura, y en cierta medida nostálgico de ciertos tiempos pasados donde la gente aun parecía feliz. La felicidad de los dos jóvenes en la portada refleja esa inocencia frente a los que ojos que no quieren ver el horror que se avecina.

Me gusta esta doble contundencia del grupo envuelta de fuerza sónica y mensaje racional, acciones muy necesarias en una sociedad donde apenas se reflexiona y todo se acepta en nombre de la conformidad, la pereza mental y la facilidad por ser superficiales. The Lizards lo demuestran en los 13 temazos cortos que estructuran el album. El total 39 minutos y 40 segundos que te hacen sacar la lengua y quedarte en shock.

Todas las canciones poseen buena rítmica de guitarras, punteos solistas precisos, un bajo muy definido que, junto a la batería, llevan el peso marcado de la aceleración y del tempo. Las voces están bien calibradas, sincronizadas con el sonido y la estructura del tema. Son puramente rockeras, intensas, mostrando registros cambiantes en cuanto tonos y estilos. Los estribillos y los coros son muy pegadizos, entran armónicamente, te hacen levantar del asiento y no parar de dar brincos. Es rock/punk sencillo, pero muy auténtico y sobre todo, bien realizado y con buena pronunciación inglesa.

Las letras son clave para entender la transmisión del disco, pues definen gran parte de la filosofía y pensamiento de la banda. La música, en este caso, es un vehículo demoledor que refuerza la potencia devastadora del mensaje.

Empezamos con la primera pista que abre el disco y que lleva el mismo título que el album: Fake Reality. Se trata de una canción que engloba ese vasto y peligroso panorama de fakes news que desencajan la mente de la realidad. Vivimos en el interior de una falsa burbuja donde preferimos no ver y cerrar nuestra conciencia a fin de mantener una supervivencia malsana y precaria con supuestas artimañas artificiales de doble cara. Así lo refleja la banda cuando sus voces cantan con rabia: «Parece un sueño siniestro / Estoy aterrorizado / Me siento tan paralizado que no soy capaz de luchar / Estamos en una realidad falsa / En una sociedad decadente (…) Al borde de la miseria humana / Por favor necesitamos ayuda…»

Y con ello, llegamos a la ciudad muerta, Dead City, segundo tema del disco, donde antes había muchos clubes de moda, pero ahora, solo se percibe una ciudad vacía, que huele a muerte, como un gigantesco cementerio donde ya no hay rock and roll con su flamante llamarada vital.

El tercer tema, Red Light,aparece como una fuerte advertencia que te para en seco: «Estamos conduciendo por una carretera secundaria / Nos sentimos cansados, pero tenemos un camino por recorrer /El cielo es negro / Entramos en la noche / Miramos hacia arriba y de repente una luzroja brilla / Nos asustamos (…) Miramos hacia otro lado y la luz roja desaparece» … ¡Mal asunto!

De repente, surge Freakshow, como una entrada simbólica al mundo de las extrañas irrealidades y contrastes. Con ello se simboliza ese constante acto de humillación al que estamos sometidos, día a día, por los que manejan el gran “circo social”.

De ahí que surja On The Way,la urgente necesidad de encontrar un camino donde vivir de manera distinta, lejos de esa cruda realidad que nos persigue e insensibiliza: «Quiero sentir una vez más cada emoción / Sentirla hasta los huesos / Quiero quitarme la tensión que siempre siento / Escapar del pantano en el que me estaba hundiendo / Lo siento cada vez que miro a mi alrededor / Quiero saber a dónde ir para esquivar el agujero».

Es así como «Puedo ver el mal en tus ojos / Sentir que no hay nada bueno dentro / Y toda la mierda que esparciste / También te va a escupir (…) Puedo ver esas historias llenas de mentiras / Y ver que tu sangre es como el hielo / Pero las acciones tienen un precio». Es el mensaje que nos irradia, Back To You, sexto tema y que hace referencia a ese dolor interno que se impregna en uno mismo y que repercute en los demás, especialmente en aquellas personas que amas y que sufren como tú, las iras y consecuencias de una mala vida.

«Pero no quiero preocuparme todo el tiempo» … Es lo que viene a decir I don’t Care (No me importa), pista 7 de Fake Reality: «Ya no quiero saturar mi mente / No me importa nada ni nadie / No quiero cruzar la línea / No quiero esconderme detrás siempre / Cuando todo alrededor se convierte en una herida / No dejes que te haga sangrar (…) Depende de ti superarlo».

Porque… «Cuando la luz está apagada y el día ha terminado / Cuando el bullicio se detiene y la noche está encendida / Cuando la ciudad duerme y la luna es fuerte / Soy el que despierta cuando el silencio grita … Son algunas de las frases que sentencia Insomnia, octavo tema del álbum.

Y llegamos a uno de los temas más significativos del disco, Dorothy Lewitt, tributo a la famosa mujer piloto británica, pionera de la emancipación femenina, de la conducción de automóviles entre mujeres, y la mejor competidora de motonáutica de Gran Bretaña, además de ser escritora, periodista y activista. El tema es una aceleración vertiginosa, como una carrera de bólidos y la letra lo deja claro: «Luchas contra todos / Dominas la carrera / Cambias los roles / Vas a ser la primera / Te enfrentas a todos para romper todas las convenciones / No miras atrás y nunca tienes miedo / No perteneces a nadie (…) Naciste para correr / Tomas el riesgo / quieres la victoria / Nunca te rindes / Desafías a tus enemigos / Los ves a través del espejo / Cruzas el polvo y luego desapareces». En definitiva, fuerza, coraje y feminismo elevado al cubo.

El décimo corte del album, We Are Done (Hemos Terminado), nos invita a explorar ese interior del alma dañada y que se quiebra por el amor y los avatares de la vida: «Puedes romper mi corazón / Puedes rasgar mi alma / Y patearlos a los dos de nuevo / Pero esta es mi vida y solo hay una / Y no quiero perder mi tiempo contigo».

Lejos de ser un tema slow posee la rabia de la ruptura, del cabreo definitivo de mandarlo todo al carajo, porque ya todo llegó a su máximo e insoportable punto de explosión. Musicalmente es un tema duro bajo instrumentación intensa y acelerada. No hay tiempo para relajaciones. La respuesta es tajante y queda matizada cuando al final del tema la vocalista canta: «Esos sentimientos son los que me hacen fuerte».

Así, es como llegamos alrededor de la curva, Round The Bend, un corte que hace ver que es mejor sortear y reconducir los problemas para evitar que resulten peligrosos y sea demasiado tarde: «Estoy a punto de doblar la curva / Todo lo que quiero es desaparecer».

Con Hit The Volume, «pulsamos el volumen al máximo y… «Dejamos las penas atrás, Siguiendo la corriente / Sin pensamientos para mañana / Y sentir que nada más importará». Es sonido a toda pasta, como una muralla que se levanta como aislamiento del mundo exterior para ofrecernos una salida dentro de nosotros mismos.

Y llegamos al punto final del disco con When The People Talk, un corte magistral que viene a decirnos que las noticias son fácilmente falseadas según a quien convengan, como suele ocurrir en las redes sociales y con ciertas noticias desinformativas o fakes news. Sin duda, es uno de mis temas predilectos.

Concluyendo, Fake Reality es un trabajo de lujo, de puro rock/punk, sencillo pero intenso y a su vez … bien parido. Es como zamparse dos latas de Red Bull o dos tazas de café puro africano. Entra como un misil Kinzhal, capaz de hacerte volar a más de 6.000 km/h y alcanzar puntos de energía y estimulación más allá de los 2.000 km. Si quieres ser feliz, no pienses en esa falsa realidad social, escucha este disco a todo volumen y déjate llevar por The Lizards.

THE LIZARDS – FAKE REALITY

AUTOR

Carlos Flaqué Monllonch
Carlos Flaqué Monllonch
Hablar de uno mismo no es tarea fácil, aunque muchas veces las circunstancias pidan hacerlo, como es el caso. Se pueden contar muchas cosas, pero quizás lo más importante es abrazar la vida con positividad. ¿Qué puedo contaros de mí? Simplemente deciros que me encanta la música y sobre todo mi profesión, periodismo y comunicación gráfica (diseño gráfico y fotografía), herramientas que me permiten abrir muchas puertas, conocer gente para intercambiar, transmitir y generar proximidades. Las nuevas tecnologías permiten eso y más. Así que nada de excusas y manos a la obra…

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