InicioBlanco White: "Busco que el ritmo me sorprenda" (2020)

Blanco White: «Busco que el ritmo me sorprenda» (2020)

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El artista británico Blanco White acaba de sacar su álbum debut, On The Other Side. El trabajo es un bálsamo de raíces que bebe de ambos lados del Atlántico y entreteje ritmos y melodías flexibles a lo largo de once temas que hablan sobre paisajes que se revuelven sobre sí mismos. Nutrido de una instrumentación orgánica, con variados arreglos de cuerda y percusión, el disco se construye también sobre la portentosa voz del británico Josh Edwards, con quien hemos tenido la oportunidad de hablar recientemente. Desde el nacimiento del proyecto en 2016 bajo el nombre de Blanco White, Edwards cuenta ya con tres EPs bajo el brazo.

Tras una intensa gira que le llevó por Europa y Norteamérica en 2019, el artista británico entró al estudio el pasado invierno para rematar la producción de On The Other Side, cuya masterización terminó justo un día de la cuarentena impuesta por el estallido de la pandemia mundial.

«Todo fue muy loco, un poco surrealista», me comenta al empezar la entrevista por Skype en la víspera al lanzamiento del álbum.

¿Y qué supone sacarlo durante esta situación? ¿No os planteáisteis atrasarlo?

Particularmente esta semana, con todo lo que está ocurriendo en los Estados Unidos, es un poco extraño. Queremos tener mucho cuidado con cómo lo anunciamos y lo compartimos, ya que son tiempos difíciles y queremos ser sensibles a ello y reaccionar de acuerdo. Pero también llevamos tratando de sacar el disco desde hace bastante tiempo, porque ya lo tuvimos que posponer una vez por temas de salud.

También es cierto que hay algo sobre el hecho de dárselo al mundo para que lo escuche; espero que pueda ayudar a la gente en este momento, a su manera.

Hablas de que fue un proceso largo, y me llama la atención porque uno de los temas, Olalla, ya estaba en tu EP de 2018. ¿Por qué rescatar esa canción? ¿Cómo ha sido el proceso de gestación del disco, durante todo este tiempo?

Sí, Olalla es la única canción que ya habíamos presentado antes. Es el tema más antiguo pero queríamos incluirla porque ya apuntaba hacia dónde queríamos ir con este trabajo. Hay mucho más ritmo en ella, por lo que era como una puerta hacia este álbum, que trabaja mucho el tema del ritmo.

La mayoría del disco fue escrito el año pasado, en España de hecho, durante el último invierno. En cierto sentido, siento que algunas partes del álbum fueron grabadas dos veces, ya que hice gran parte de la producción —los arreglos— en España, antes de ir al estudio en Londres. Fue durante un largo período, pero durante este tiempo queríamos tratar de hacer más cosas antes del tour. Creo que esa es la situación para muchos músicos actuales, encontrar ese equilibrio entre grabar, componer y girar.

Hablas de España, pero en el disco también hay un gran poso de sonidos Latinoamericanos. ¿De dónde llega esta influencia?

Para mí hay cierta separación en el proceso, entre España y Latinoamérica. Visité Latinoamérica de niño, cuando mi padre dejó su trabajo, mi madre se tomó un año sabático y nos dedicamos a viajar mientras nuestra madre nos daba clases. Creo que tenía unos 10, 11 años por aquel entonces, así que ya te puedes imaginar lo que significa para un niño a esa edad: supuso una fascinación con Latinoamérica, decidí aprender español. Ahí escuché por primera vez el charango y la música de los Andes, en Perú. Me intrigó mucho el sonido ya como niño; así que, cuando planeé volver, sabía que quería encontrar un profesor y un charango, gracias a haber tenido ese contacto con el instrumento cuando era pequeño. Recuerdo que por aquel entonces volví a casa con un montón de CDs que se convirtieron en una posesión muy preciada.

Por lo que respecta a España, viví en Cádiz hace tiempo, durante 8 o 9 meses, antes de volver a Latinoamérica a aprender el charango, y el descubrimiento del flamenco fue quizás más sorprendente que este otro. Había escuchado alguna grabación de flamenco antes pero nunca lo había visto en directo. Fui a ver alguna actuación en directo y fue alucinante. El tiempo que pasé en España fue muy especial, me centré en trabajar la guitarra por primera vez.

¿Y cómo buscabas reflejar todo esto en el álbum?

La influencia del flamenco es algo más sutil. Hay algunas canciones con guitarra de nylon, que toman inspiración del estilo de tocar flamenco o hacen honor a sus estructuras rítmicas. Por ejemplo, en The Other Side. Sin embargo, la influencia de Sudamérica es algo más clara, quizás, ya que los instrumentos centrales en el álbum son el ronroco y el charango. Desert Days está basada de un ritmo huayno de los Andes; All That Matters emplea el bailecito y otros ritmos. No son solo los instrumentos, también los ritmos que me interesan.

¿Por qué el ritmo?

Creo que cuando te crías escuchando principalmente música anglosajona —con una percusión típica de 4×4, donde los ritmos son más rígidos—, si de repentes escuchas flamenco, por ejemplo, es normal que te fascine la subversión de esos patrones. Este tema me fascina, la subversión de lo que me era familiar y todo lo que puedo aprender de esto. Cada patrón rítmico puede hacerte sentir de una forma, y yo busco que el ritmo me sorprenda, trato de desafiarme de esta manera.

Además de la pegada rítmica, me llama la atención ese bálsamo electrónico que impregna todas las canciones, pero no lo hace de una forma intrusiva sino orgánica, dialogante con los sonidos acústicos del charango o la guitarra, por ejemplo. ¿En qué momento decides explorar esta mezcla?

Gran parte del proceso es, para mí, el encontrar cosas que suenan frescas y me interesan. En los últimos años me he enamorado de los sintetizadores, de todo lo que puedes conseguir con ellos y el nivel de control que adquieres sobre el sonido. Los instrumentos acústicos tienen un carácter muy distintivo, mucho color, un sonido específico, por lo que cuando usas los sintetizadores es interesante tratar de encontrar un sonido orgánico, atmosférico, que complemente aquellos instrumentos más acústicos. Creo que depende mucho de los instintos de cada uno, pero es lo que yo estoy intentando hacer ahora con la música: tratar de encontrar ese balance. También supongo que este interés viene dado por cambios en el tipo de música que estoy escuchando, que tienen más ritmo en la composición y más uso de sintetizadores.

cuando usas sintetizadores es interesante tratar de encontrar un sonido orgánico, atmosférico, que complemente aquellos instrumentos más acústicos

On The Other Side presenta una instrumentación muy amplia y colorida. ¿Cómo la trasladas al directo?

Tengo una gran banda, somos seis en el escenario. Para mí es muy importante tratar de traducir los arreglos del estudio a una banda en directo, por lo que tenemos un set de percusión que puede ser algo inusual. Usamos grandes bombos para conseguir ese sonido más cinemático que huya del set de percusión tradicional, que creo que no pegaría tan bien con los otros sonidos. Encontrar sonidos más orgánicos en la percusión, más cercanos a la madera, es clave.

También tenemos un bajista fenomental, una guitarra eléctrica y dos vocalistas increíbles que también son multiinstrumentalistas —teclados, guitarra, sintetizadores—. Tenemos tres sintes en el escenario. Sí que es una puesta en escena bastante grande, necesaria para trasladar los arreglos, pero siempre hay espacio para la improvisación y lo mejor de trabajar con músicos increíbles es que puedes reaccionar a sus habilidades y sus intereses para crear una experiencia sonora nueva.

Llama la atención que hicierais toda una gira internacional antes de lanzar vuestro primer álbum. ¿Crees que esto habla sobre cómo están cambiando los patrones de consumo?

Es interesante, fuimos muy afortunados de haber podido construir, con antelación al álbum, una base de fans increíbles que vienen a nuestros conciertos. Sobre todo con los conciertos de EE. UU., siempre es un poco una apuesta a ciegas, ya que no sabes si la gente va a ir, mientras que en Europa hay algo de menos riesgo, piensas que conoces las salas y los artistas algo mejor. Aún así, tienes que ir ahí e intentarlo. Las decisiones las tomo con un equipo maravilloso que me ha ayudado a guiar el tour y por ello hemos logrado llegar a tantos sitios. También hemos tenido gran apoyo de las plataformas de streaming, como Spotify o Apple, para llegar a más gente, el cual agradezco muchísimo.

También, al tener tres EPs, en cierta manera es como si ya tuviese un álbum y suficiente material para girar. Aún así, es cierto que hacer un álbum es una experiencia totalmente distinta. Un gran paso.  

Respecto a la situación de la industria, es cierto, ya no hay reglas. A mí me encanta escuchar discos, poner un vinilo y escucharlo en su totalidad. Es una experiencia muy gratificante, pero al mismo tiempo creo que es importante sacar material de forma constante, adaptarse a las formas en que la gente escucha música ahora, donde yo me incluyo. Ahora mismo tenemos acceso a contenido increíble, de todas partes del mundo, y es algo muy emocionante.

Foto: Sequoia Ziff
Foto: Sequoia Ziff

Volviendo un poco al álbum, me interesa preguntarte por las letras. ¿De dónde nacen? Para mí desprenden un sentido fragmentado de lugar, de identidad, que además se corresponde con los diseños que has sacado en las portadas [del artista Luke Insect], que mezclan arquitectura de diversas influencias.

Las letras suelen venir al final. En general, son una reacción a la música. Dejo a esta crear una sensación antes de pensar en las letras, y no solo eso. Para mí el fraseo musical es tan importante que trato de buscar sonidos en las palabras que complementen las líneas melódicas. El inglés es un idioma muy interesante para hacer eso: es muy abierto y puedes incluir mucho significado en un espacio muy corto. De la misma forma, hay una canción, Mano a Mano, en español. Cuando estaba escribiendo letras para esa canción, no encontraba palabras en inglés que siguieran ese fraseo y ritmo, por lo que probé con el español y de repente funcionó. Encontré un ritmo léxico que me gustaba, y que encajaba con la melodía que escuchaba.

A nivel temático, me gusta que los textos sean misteriosos, surrealistas, algo crípticos. Y creo que sí, suelen ser bastante descriptivos, ya que trato de explorar espacios e ideas que son surrealistas y difíciles de bajar a tierra. Muchas letras parten de la memoria, por ejemplo, y cuando piensas lo que es la memoria, se trata de reconstruir imágenes del pasado, o imaginar los propios recuerdos.

Todo esto tiene ya, de por sí, una cualidad surrealista, que efectivamente tratamos de plasmar en el diseño. Creo que Luke es un genio, adoro su trabajo. Hemos hablado mucho sobre influencias de las que yo venía, ya desde el principio con los primeros diseños. Me encanta explorar estos paisajes surrealistas y utilizar edificios; creo que la arquitectura es una forma artística increíble. Me encanta cómo me hace sentir; estar en lugares donde los edificios son bellos me hace feliz. Creo que la arquitectura funciona como la presencia humana en un lugar, lo que hace que un paisaje vacío se sienta surrealista y misterioso. Definitivamente hay un deseo de explorar esto en las letras, y quería que fuera parte del diseño y el arte que rodea al trabajo, también.

He leído que uno de tus grupos favoritos es Tinariwen, con raíces en la música Tuareg, y me pregunto —quizás sea demasiado pronto— si, de cara a próximos trabajos, seguirás buscando nuevas influencias en otros continentes como África.

En On The Other Side hay ya una pegada de músicas de África. Llevo mucho tiempo escuchando a ese grupo así que siempre ha estado ahí, pero en este trabajo se ha pronunciado un poco más. De todas formas, creo que todas estas influencias no me abandonarán. Lo que me atrapa de ellas es el ritmo. Y al final, todos estos lugares están conectados, tenemos el espacio del Atlántico por medio, y hay un constante diálogo entre ambos lados. Pienso en los senegaleses Orchestra Baobab, que toman influencias de la música cubana, por ejemplo, y obviamente la música cubana ha heredado mucho de África, así que el hecho de que haya una conversación hacia ambos lugares es algo que me interesa mucho.

Creo que asistimos a una desaparición de las fronteras en términos musicales. La gente recibe influencias de sonidos y tradiciones que vienen de lugares lejanos. El hecho de que estemos escuchando música en plataformas, por ejemplo, permite un acceso ilimitado a música de todas partes. Inevitablemente esto cambia la forma en que la gente escucha música y se inspira en ella.

En temas de instrumentación, es algo que está en constante cambio y evolución. En mi caso trato de encontrar mezclas de sonidos que creo originales y diferentes, y que yo veo como únicas en mi proyecto. No es algo que haga conscientemente, pero definitivamente quiero avanzar hacia nuevas creaciones. Y esto puede llevar a mezclas de instrumentos que eran menos comunes en el pasado.

trato de encontrar mezclas de sonidos que creo originales y diferentes, y que yo veo como únicas en mi proyecto.

Ya para terminar, ¿podrías recomendarme otros proyectos musicales que te parezcan interesantes a día de hoy?

Tengo grandes amigos en Londres haciendo música muy especial. Malena Zavala, acaba de lanzar un segundo disco brutal. Ella es argentina y británica, tiene una identidad dual y está explorando un montón de sonidos, mezclando tradición y modernidad. La Yarará se llama el trabajo, lo recomiendo encarecidamente.

También escucha a Wovoka Gentle, quienes están grabando su segundo álbum, que tira algo más hacia la psicodelia. También está Westerman… Todos estos artistas están jugando con los sonidos de formas muy diversas, poniendo en diálogo el pasado con el presente de una manera original.

Foto: Sequoia Ziff

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