Fotografías: Alejandro García-Cantarero
La felicidad es uno de los principales objetivos vitales que todos tenemos en nuestro día a día. Lo buscamos cuando viajamos, cuando escuchamos música, cuando leemos un libro o cuando estrechamos lazos con alguien. La belleza no es únicamente algo superficial, sino que lleva implícita una gran cantidad de emociones que se desatan al tratar de conseguir dicha felicidad mediante ella. Y esa belleza casi siempre está en las cosas pequeñas y cotidianas, aunque a veces no reparemos en ello. A nivel artístico, la mayoría de creadores mantiene esa búsqueda de la belleza a lo largo de su carrera y eso es lo que Amaral nos cuentan en Dolce Vita, su nuevo y fantástico álbum.
Son ya nueve los discos de estudio que han facturado Eva y Juan, por eso, tras más de 25 años de exitosa carrera, no es sencillo hacer un disco como el que han hecho ahora, uno de los mejores trabajos de su trayectoria. Han pasado casi 6 años desde su última referencia discográfica y eso ha permitido a los dos músicos dar con las canciones adecuadas para Dolce Vita, aquellas que han logrado pasar el exigente filtro de sus creadores y que mejor condensan todo lo que Amaral es como banda a día de hoy. 15 canciones en las que hay naturaleza, nostalgia, reivindicación, valentía, honestidad y, como no podía ser de otra manera, mucha belleza.
Quedamos con Eva y Juan en una cafetería de Madrid y durante un largo rato hablamos de música, de recuerdos, de inspiraciones y de vida. Porque sí, por muy mal que estén las cosas ahí afuera, por muchos malos momentos que a veces podamos pasar, estamos vivos, y eso siempre debería ser un motivo de celebración. Igual que celebramos este encuentro, porque era una deuda pendiente que teníamos con nosotros mismos y que hemos saldado de una manera inmejorable, encontrando un resquicio de tranquilidad en medio de la vorágine promocional en la que Amaral están inmersos. Cerrando la puerta de la sala, mirándonos a los ojos y charlando de todo lo que supone Dolce Vita para nosotros.
Han pasado más de 5 años desde que publicasteis Salto al color. En ese tiempo, aunque no hayáis tenido canciones nuevas, no habéis parado de tocar, de colaborar con otros artistas, etc. ¿Fue algo premeditado dejar pasar tanto tiempo hasta publicar material nuevo o estáis más en la línea de no tener tanta prisa e ir dejando que surjan las cosas de manera natural?
Eva: La verdad es que la mayor parte del tiempo de estos cinco años y medio -casi seis-, que han pasado desde el anterior disco, hemos estado tocando, como bien has dicho tú. O sea, hemos estado en la gira y durante ese tiempo hemos encontrado espacios en los que Juan y yo poníamos en común las ideas que íbamos teniendo. También es verdad que hubo una pandemia de por medio, eso hay que recordarlo [risas]. Luego hubo que reconstruirse también personalmente, volvimos a girar y hemos estado todo ese tiempo alternando los conciertos con la composición de estas canciones. Bueno, de estas y de muchas más, porque la circunstancia era que intentábamos abarcar muchísimas canciones. Luego ya nos centramos en estas quince y nos metimos a grabarlas en el estudio.
En este tiempo habéis cumplido 25 años como banda. Supongo que esto os ha servido para mirar con perspectiva todo el camino recorrido, lo conseguido hasta el momento, revisar vuestro repertorio. No sé si habéis hecho balance.
Eva: La verdad es que ha sido un poco locura porque no nos hemos centrado solo en el repertorio de los conciertos que estábamos haciendo, sino que luego, cuando volvíamos de los conciertos, nos metíamos al estudio. Entonces, teníamos que dividir la mente entre las canciones que estábamos haciendo en los directos, que eran las de los discos anteriores, y las nuevas. O sea, teníamos una ensalada tremenda en la cabeza, de letras, de ideas, de sonidos, de acordes…
No debe ser fácil eso.
Eva: No era fácil, no. Pero yo creo que ha sido beneficioso, sobre todo para las canciones nuevas, porque se han alimentado de esa energía que tiene el directo y también de volver a casa satisfechos de la respuesta de la gente. Todo eso hace que la tarea del estudio, que es muy bonita, quizás no sea tan solitaria como lo es otras veces.
En la presentación que hicisteis del disco en el Matadero comentasteis esto. Dijisteis que era un poco como el Yin y el Yang. El fin de semana estabais con toda la euforia de tocar, el reconocimiento de la gente, etc. y luego durante la semana os encerrabais a componer, a discutir…
Eva: Bueno, tampoco discutíamos todo el rato [risas].
Yo entiendo que es normal discutir. Todos lo hacemos.
Eva: Yo creo que sí. Lo que pasa es que es una cosa que no se suele contar. Todo el mundo tiende a dar como una imagen de equipo sin fisuras y tal, pero los equipos están formados por gente y cada uno es diferente. Entonces, yo creo que es normal que haya discusiones en algo artístico. Nosotros personalmente nos llevamos genial, tenemos una sintonía muy grande, es luego en lo artístico donde está la tensión esa que hace que todo crezca.

«Frente a la parte más amarga de la vida, está esa otra parte de intentar buscar la belleza en el vivir, en las cosas pequeñas»
Es verdad que al escuchar Dolce Vita al completo, es muy reconocible vuestro discurso: hay mucha naturaleza, hay autoconocimiento, reflexión, hay referencias a personajes de la cultura y de vuestra vida… hay reivindicación, hay nostalgia… ¿De qué diríais que habla este disco?
Juan: Yo creo que habla básicamente de nosotros mismos y de lo que sentimos muchas veces. Habla de relaciones personales y de relaciones con uno mismo. Y habla de ideales que no siempre se cumplen, o sea, maneras un poco utópicas de vivir que a veces pueden chocar con una realidad que no es tan ideal. Y sobre todo, cuando aparecen las relaciones más o menos sentimentales, de amistad, de amor o relaciones del tipo que sea, siempre aparecen en el marco de una ciudad, de un pueblo o de un lugar y de un momento. O sea, son canciones que ayudan a hacer una foto de lo que serían los años dos mil veintitantos.
Nuestro disco y muchos otros discos, cuando se recuerde este año, a lo mejor son la foto del mundo en el que vivíamos y cómo éramos más o menos los habitantes del planeta en esta época. Quizás sí que son unas letras muy personales, pero ya nos hemos dado cuenta de que, cuanto más personales son, más se puede identificar la gente porque nos parecemos todos mucho.
Eva: Yo creo que en el disco hay una especie de búsqueda de la felicidad, en general. Hay como una especie de exaltación de la belleza o de la alegría. Frente a la parte más amarga de la vida, está esa otra parte de intentar buscar esa belleza en el vivir, en las cosas pequeñas.
¿Dolce Vita es más una aspiración o un estado de ánimo actual con respecto a la vida?
Eva: Es un estado de ánimo en el que se está a veces [risas]. No siempre se puede estar porque, aunque te lo propongas, la vida te va a ir sacando de ahí y vas a tener que hacer un gran esfuerzo para volver a la Dolce Vita.
Es verdad que la naturaleza es un tema muy recurrido en vuestros discos, pero creo que ahora Eva vive en un pueblecito, así que supongo que a la hora de componer es inevitable que eso se meta dentro de una y sea fuente de inspiración. ¿La búsqueda de esa vida alejada de la ciudad responde más a motivos artísticos o vitales?
Eva: La verdad es que daría igual dónde hubiera estado yo ubicada…
¿Habrían salido las mismas canciones?
Eva: No. Tienes razón [risas]. Pero bueno, es que aquí hay dos partes. Está la parte de Juan, que quizás es la parte más urbana. O no sé si llamarla así… Es que ahora lo urbano tiene otro significado.
Juan: La parte más urbana… De Puerto Rico, para el mundo. [lo dice entre risas, imitando acento puertorriqueño].
Eva: Él es más urbanita, mejor así [risas]. Pero bueno, también disfruta mucho cuando viene a mi pueblín. Luego coge con más ganas la ciudad. Lo que quiero decir es que esto es una decisión muy personal y no es que esté haciendo yo apología de que la gente se vaya a vivir al campo.
A lo que me refería es justo a eso, a si esta fue una decisión personal, no artística, aunque luego la creación se vea beneficiada por ello.
Eva: Sí. Fue una decisión personal porque yo, aunque vivía en Madrid desde hacía veintitantos años, ya llevaba muchos años en los que en mi mente ya no estaba viviendo aquí, sino en otro lugar. En todas las zonas verdes de los alrededores de Madrid, más que en cualquier calle de la ciudad [risas]. Entonces, ya me di cuenta de que estaba necesitando ese cambio y decidí irme a un lugar del norte, a una aldea perdida. Estoy muy feliz y sí que me resultó muy inspirador bajar mucho el ritmo de estímulos alrededor. Bueno, en realidad no es que fueran menos estímulos, es que eran otros. Y ese contacto más estrecho con la naturaleza que está en la puerta de casa.
Quizás Salto al color sí que fue un disco con bastantes novedades a nivel musical, pero en este da la impresión de que Amaral vuelven un poco a su esencia más pura, manteniendo algunas pinceladas de esas cositas que mostrasteis en vuestro anterior trabajo. Aunque también hay elementos un poco rompedores, como en ‘Libre’, ‘La unidad del dolor’ o incluso la manera de cantar de Eva en ‘Viernes Santo’. Aunque conecta mucho también con cosas que hacíais antes, en Dolce Vita encontramos novedades casi experimentales para vosotros.
Juan: Sí, es verdad. Quizá nos hemos pasado demasiado tiempo huyendo hacia adelante de cosas que ya habíamos hecho y yo creo que eso es una constante, pero tampoco sé si tiene mucho sentido, porque en el fondo, por mucho que huyas, en nuestro caso creo que antes que hacer discos conceptuales o buscar un sonido, lo que buscamos son canciones que molen, entendidas como canciones que, si las tocamos aquí con una guitarra y sin nada de producción, estén bien.
Es que se habla mucho de todo lo que rodea a las canciones, pero se habla poco de las canciones, y al final, lo que hace que un grupo crezca y lo que le llega a la gente son las canciones. A mí particularmente, ¿qué me importa que un disco de Fontaines D.C. tenga una producción determinada si las canciones me dan igual? Lo que me gusta del grupo es que son chulas, que son buenas, que me llegan y que me provocan euforia. Cuando los fui a ver al WiZink, ahí no había mucha producción, era la banda tocando y me encantaron.
Igual habría que decir que a lo largo de los nueve discos que hemos hecho, que tampoco son tantos, hemos hecho canciones chulas. Y con decir eso, yo creo que ya vale. Se ha hablado mucho de nosotros, que si somos la parte más no sé qué de no sé qué… Tío, ¿tan difícil es decir que estas canciones molan?
Entiendo muy bien lo que dices.
Juan: Es que, ¿qué más te da el envoltorio? Que si es más comercial, que si es menos comercial, que si es más áspero… Una guitarra puede sonar de infinitas maneras, pero si la canción no mola, ya puedes poner la guitarra como quieras, que casi es mejor que no pongas ni guitarra ni nada.
Eva: La verdad es que creo que en nuestro caso toda la producción está al servicio de las canciones. Y hemos hecho un núcleo muy íntimo de cuatro personas, que hemos estado haciendo esa producción: Pablo Fergus, Álex Moreno, que es nuestro batería, y nosotros dos. O sea, siempre que decides hacer una producción que va un poco más hacia otro terreno, e intentamos experimentar con algo que todavía no hemos hecho nosotros, no que sea experimental la música, eso se define siempre al servicio de la canción. Creo que en nuestro caso es lo que marca todo.

«En este disco nos hemos quitado ese pudor de hablar en primera persona»
El disco se abre con ‘Libre’ y os quería preguntar si esta canción es más una declaración de intenciones o una forma de vivir actual, liberada por fin de todo.
Eva: Es más una declaración de intenciones.
Juan: En realidad nosotros hemos convertido la canción en la intro del disco, pero cuando la compusimos no sabíamos que iba a ir la primera y no sabíamos que iba a tener esa intro como hipnótica, que parece música hindú o algo así, que parece un mantra. Eso lo pusimos a posteriori. Realmente, es una canción un poco trampa, porque lo que dice es «Libre de vivir como el día en que nací, hasta el día que me vaya», pero en realidad la canción habla de lo que pasa en medio.
O sea, realmente, el germen de la letra es lo que pasa dentro, porque además es lo que se escribió primero. Primero escribimos la estrofa y luego, cuando estábamos compartiendo la canción los dos, llegó el estribillo. Entonces, la esencia es esa. Luego, como vimos cómo había quedado, dijimos «puede tener sentido que abra el disco». Esa es la historia de Libre. Y podía haber sido más trepidante, más cañera, más rápida, pero también estaba bien que tuviera ese aspecto de música ambient con una melodía chula.
Escuchando el disco completo, y entendiéndola como una intro porque es cortita, a posteriori me llamó la atención que la hubierais sacado como uno de los adelantos.
Eva: Sí, pero bueno, es que para nosotros era una manera de enseñar algo que sucedía en el disco, que si no igual iba a pasar más desapercibido. Ya ves que tenemos una mente comercial arrasadora… [risas]
‘Tal y como soy’ creo que es una de las canciones más reconocibles del disco, que captura la esencia de todo lo que conocemos de vosotros hasta ahora. A mí me parece casi una continuación de la anterior. Aunque en ella dices que no quieres hablar más de ti, lo haces claramente en las dos canciones que llevamos.
Eva: Claro, lo canto yo. Pero cada canción habla de nosotros, en realidad, o de cosas que nos cuenta uno pero que el otro las asume también como propias. En ese sentido, sí que en este disco hemos contado cosas personales que antes no nos habíamos atrevido a contar. Creo que nos hemos quitado ese pudor a hablar en primera persona. A lo mejor antes escondíamos ese tipo de cosas detrás de terceros personajes.
Y hay cosas muy gráficas en todo el disco, como cuando habláis de la Medalla de las Bellas Artes que os concedieron.
Eva: Sí que habla en primera persona, pero de sensaciones que tienes acerca de lo que te rodea o de lo que te gustaría que te rodeara.
‘Ahí estás’ es una canción que parece llamada a ser fija en vuestro repertorio y muy querida por el público. Supongo que desde que salió habéis notado eso.
Eva: Sí, sí. La verdad es que el público, en general con todo el disco, nos está mostrando muchísimo cariño. Nos encanta ver la cantidad de canciones distintas del disco que significan muchísimo para cada persona. Ahí estás, desde luego, es una de ellas.
Al hilo de esto, ¿Qué canciones de vuestra carrera os han sorprendido por tener una vida diferente a lo que teníais en mente? Que no pensabais que fuera a ser importante para la gente y lo ha terminado siendo, o al revés, que tenías expectativas altas y luego no se han cumplido.
Juan: En realidad, yo creo que casi todo lo que hemos grabado ha pasado ya el filtro nuestro. Y está mal que yo lo diga, pero creo que tenemos bastante ojo.
Eva: Desde luego, creo que un ejemplo de lo que estás diciendo fue Sin ti no soy nada. Mientras estábamos grabando ese disco, Estrella de mar, que era nuestro tercer disco y, aunque los dos anteriores nos habían abierto un poco de camino, con este llegó nuestra música al gran público. Estábamos en el estudio terminando de grabar el disco y digamos que esa canción era la que estaba más acabada. Desde Madrid, la compañía nos decía: «Por favor, enviadnos una canción porque nos gustaría sacar ahora un single», y dijimos, «pues oye, esta que está más terminada». Y pasó lo que pasó.
Juan: Por ejemplo, una canción que nos sorprende es la de… [se pone a tararear]
Eva: Hoy es el principio y el final, una canción de Hacia lo salvaje. Bueno, sí que fue single en realidad, pero…
Juan: Pero tampoco fue en su día…
Eva: Pero en los directos, no te atrevas a sacarla del setlist [risas].
Juan: Es que la estructura es bastante atípica, rompe mucho lo que es una estructura de una canción pop. Es como varias canciones en una. Y además tiene como saltos de tempo, porque va subiendo poco a poco. Fue bastante complicado grabarla porque no nos funcionaba. Las partes del final se nos quedaban lentas, las partes del principio, si la tocábamos con más caña, se quedaban como muy rápidas. Y es sorprendente la reacción de la gente con esa canción en directo. Es como atómica.

«No somos fáciles de entender porque venimos de muchos sitios y muy contrapuestos»
Recuerdo muy bien cuando salió ese disco y escuché esa canción por primera vez. Me sorprendió muchísimo justo eso, que parecen varias canciones en una, la manera de cantar de Eva al final también creo que llamó mucho la atención en su día.
Eva: Qué guay lo que dices. Yo lo paso muy bien cantando esa canción en directo.
Juan: Y luego, por ejemplo, una canción que también nos sorprendió porque cuando la sacamos no pasó mucho con ella, fue Cómo hablar. Luego, con el paso del tiempo -porque ese disco tampoco se vendió tanto-, la canción ha ido creciendo ella sola. Y ahora, cuando la tocas, daría igual que nos callásemos porque la gente la cantaría. Eso nos ha pasado bastante, porque yo creo que, más allá de las modas o el apoyo de los medios, lo que ha hecho que el grupo creciera ha sido sobre todo el público. Eso es algo que, ya puede haber más o menos apoyo de la escena, que tenemos un público súper fiel que creo que ha entendido de dónde veníamos.
Es que tampoco somos tan fáciles de entender porque venimos de muchos sitios y muy contrapuestos, los dos venimos de lo que sentíamos por la música en nuestra adolescencia, y era un sentimiento bastante punki y bastante radical, en el sentido de lo que significaba para nosotros la música. Del punk rock y de la escena alternativa nos quedamos con la energía y el hecho de ser una banda irreductible, de gente que no tragaba con ciertas cosas. Eso lo hemos mantenido, lo que pasa es que, claro, nos gusta música muy diferente, nos gusta el tecno, el electro… con el paso del tiempo la música ambient… nos gusta muchísimo la música melódica…
Eva: Es que nos gustan las melodías, desde el principio.
Juan: Claro. Yo creo que eso ha jugado, de alguna manera, a nuestro favor, en el sentido de que sí que hay gente que ha entendido por qué hacemos una cosa y luego otra. Pero a lo mejor también ha jugado en nuestra contra –entre comillas-, en el sentido de que igual no éramos muy fáciles de etiquetar. O sea, no somos cantautores, pero yo pienso ahora mismo que Silvio Rodríguez para mí es más importante que…
Eva: Ya está, no hace falta nada más. Es más importante. Tampoco hace falta desvestir a un santo para vestir a otro [risas].
Juan: Quiero decir que para mí es más importante, por ejemplo, que el mayor escritor de canciones en anglosajón…
¿Que Dylan, por ejemplo?
Juan: Adoro a ambos, pero para mí es más importante que Dylan. En el sentido de, por ejemplo, cómo pasa de lo colectivo a lo individual… o sea, tiene versos que son increíbles. Y yo lo he descubierto muy tarde, no vengo de ese sonido de guitarras ni de esa escena. Yo he crecido con britpop, con los Beatles y con música anglosajona. Lo descubrí ya siendo mayor y alucino, pienso «¿pero yo dónde estaba que no descubrí esto?» A mí me influye muchísimo.
Para mí Silvio escribiendo es como la medida de muchas cosas. Me siento pequeño al lado de sus melodías de voz, que son soberbias. Entonces, claro, ¿cómo convive eso con que seas muy fan de Fugazi? Pues en mi cabeza tiene todo coherencia. Y luego, encima, tienes un grupo que en un momento dado se pone de moda y suena en todos lados. ¿Cómo sobrevives a las modas? Pues yo me aferraba a nuestra burbuja y a la música con la que crecimos. Es mi recuerdo personal de cómo ha sido la evolución del grupo. Yo creo que Eva lo ha vivido de una forma parecida y seguro que ella tiene sus referentes personales también.
Ahora que hablas de la música con la que habéis crecido, lo relaciono con ‘Hasta que la música se acabe’. También en ‘Tal y como soy’ hay cierta nostalgia. Supongo que es una manera de reconectar y no olvidarnos de lo que un día fuimos.
Eva: Pues mira, yo creo que no somos muy de mirar al pasado. Esta canción, por ejemplo, creo que precisamente habla de eso, de mirar al pasado, pero la canción termina con «Estamos aquí, ahora mismo, frente al río Zaragoza». Es como echar una mirada al pasado, pero también situarnos en un momento que es el nuestro, que es el que estamos viviendo ahora mismo.
Juan: Es como volver a la ciudad donde has crecido, pero con todo lo que has aprendido en los viajes. Zaragoza tiene mucho carácter y de eso a lo mejor nos empezamos a dar cuenta cuando empezamos a viajar y, sobre todo, a hacer giras muy largas. La canción habla de eso y también hay varias historias que se entrelazan en Hasta que la música se acabe. Está llena de referentes, habla de un montón de bandas.
Eva: Es que a veces, el momento en el que descubres la música de tu niñez y adolescencia, marca muchísimo. Y muchas veces, cuando se proyecta en el presente, hay gente que lo vive como una losa, que piensa que aquel tiempo fue mejor y no este. Yo creo que la canción lo que pretende es situar ese tiempo pasado en el presente y recordarte que puedes bailar lo que sea, que lo que importa es que no deje de sonar la música.

«Somos frágiles y juguetillos en manos del azar»
Hablando de referentes, me gustaría detenerme en ‘Podría haber sido yo’, que me parece una canción muy emocionante, un homenaje precioso a Víctor Jara, con referencia a Dylan incluida, por cierto.
Eva: Y a Leonard Cohen, con eso de «El sistema no se cambia desde dentro».
Juan: Es First We Take Manhattan. Es el principio: «Me condenaron a veinte años de hastío…» [lo dice tarareándolo]
Eva: Bueno, eso en el Omega [mítico disco de Enrique Morente y Lagartija Nick].
En esta canción hacéis una llamada de alerta a que ninguno estamos plenamente a salvo de las injusticias. Me ha recordado a aquel poema de «Primero fueron a por los comunistas, pero como yo no lo era, no hice nada. Luego vinieron a por los judíos…».
Juan: Que diga Eva, pero para mí la canción en realidad habla del azar, de cómo cualquiera de nosotros puede vivir una situación por obra y gracia del azar. Tiene que ver con que somos frágiles y que, en realidad, cualquiera somos como juguetillos en manos del azar. Utilizamos la figura de un súper icono como Víctor Jara para hablar de eso. Podríamos haberlo intentado de otra manera, pero creo que hubiera sido menos impactante si no apareciera él.
Cuando empezamos a escribir la canción no sabíamos que íbamos a acabar mencionando a Víctor Jara…
¿Pero sí teníais la idea de lo que queríais hablar en esa canción?
Juan: Pues mira, en principio nació con un riff de guitarra que creo que tocábamos siempre en los camerinos [empieza a tararearlo]. Yo le dije a Eva: «Tengo esta música y no consigo ponerle letra». Entonces, ella puso lo de «el sistema no se cambia desde dentro y no quedan más respuestas en el viento». Y yo creo que lo puso para que me callara [risas]. Realmente, esa frase es contradecir a Dylan y cuando lo vi puesto, el resto de la canción salió de un tirón. Eso quiere decir que sin Eva, esa canción no se hubiera escrito de esa forma.
Eva: Y sin Dylan tampoco [risas]
Juan: Y sin el riff de guitarra, que al principio me costaba muchísimo porque no tocaba con los dedos, tampoco se hubiera escrito. Yo creo que es una manera de explicar que somos bastante caóticos componiendo y bastante desordenados, y que normalmente, cuando estamos juntos, solemos llegar a puntos a los que no llegaríamos por separado.
Has hablado de la fragilidad y lo quiero relacionar con ‘En el centro de un tornado’. Es una canción que yo entiendo que habla básicamente de eso, de la fragilidad y la vulnerabilidad.
Eva: Sí. Habla de sentirse sobrepasado por las circunstancias.
Además hablas de tu padre, ¿no?
Eva: Es una letra coral donde los personajes se enfrentan a ese tipo de situaciones que escapan a su control. Y el último personaje es mi padre.
¿Todos esos personajes son reales?
Eva: No, los primeros no son reales. Pero me sorprendió muchísimo, cuando ya estaba escrita la canción, que de repente vi en las noticias a una pareja que ella está embarazada de cinco meses, durmiendo en un cajero… y se me pusieron todos los pelos del cuerpo de punta. Evidentemente, son historias que no son reales, pero suceden, y de repente esta pareja existía de verdad. Me emocioné y me entristeció muchísimo ver eso.
En todos los discos, me gusta mucho prestar atención a la canción que abre y la que cierra. Al final, siempre están ahí por alguna razón. En este caso, ‘Pájaros’ es el último corte de Dolce Vita y creo que es una conclusión muy bonita: A pesar de todo, estamos vivos y eso es algo que celebrar.
Eva: Después de todo el viaje del disco, te deja muy bien, la verdad [risas].
Supongo que teníais claro que esa canción iba a ir.
Eva: Pues no lo teníamos claro. Conforme íbamos terminando la canción, sí que parecía más claro que era una buena canción para terminar el disco. Además, al final de la canción empiezan a sonar todos los pájaros juntos. Al principio suena solamente una oropéndola, y al final ya suenan todos, en caos absoluto. Y hay una tormenta, se hace de noche y empieza a sonar un cárabo, que es un búho, una rapaz nocturna. Y ya se hace de noche y se termina el disco. Es una bonita manera de acabar.
Es una bonita manera y además, como te comentaba, deja un mensaje claro.
Eva: Eso es. Un mensaje un poco optimista y esperanzador, porque yo creo que se necesita.
Esto ya es casi una anécdota, pero antes ha dicho Juan: «No somos cantautores». Es curioso porque yo compré vuestro primer disco cuando salió, escuché una vez ‘Rosita’ y fui corriendo a la Fnac a por él. El caso es que en esa época yo tenía 17 años y estaba muy metido en el mundo de los cantautores y en el circuito que había en ese momento en Madrid, y yo pensaba que Amaral era otra cantautora.
Eva: Lo que pasa es que nosotros no nos consideramos cantautores porque en aquella época, que era como el auge del movimiento de los cantautores y aquí en Madrid había un montón de salas donde con una guitarra podías tocar, nosotros vinimos a Madrid así y tocábamos en esas salas, pero claro, luego allí nos decían: «Pero sois unos cantautores muy raros». Como que tampoco encajábamos ahí, ¿sabes? No teníamos una etiqueta definida de lo que éramos y así hemos seguido hasta ahora, la verdad. Al final, ¿qué es lo que somos? Pues nosotros mismos.
He visto por ahí que decías algo así como que no aguantas tu voz en esos primeros discos.
Eva: Sí, sí, me cuesta, no me gusta. Me veo rarísima, me parece que cantaba rarísima.
¿Como cuando vemos una foto antigua con un corte de pelo diferente y nos vemos raros?
Eva: Exacto, eso es [risas]. Vamos, yo las volvería a grabar. Supongo que era la primera vez que entrábamos en un estudio grande, profesional, a grabar y, bueno, pues yo probablemente estaba muy impresionada y esa presión creo que se nota en la voz.
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