Mié 14 mayo 2025

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Carlos Ares: «Ojalá supiera educar a mi audiencia para que no esperen nada de mí»(2024)

Fotografías: Marina Benítez

Hace un tiempo no tan lejano, había un hombre que llevaba muchos años en una nueva ciudad tratando de adaptarse a la modernidad, a los ritmos acelerados, a las masas… hasta que, de repente, se dio cuenta de que no era eso por lo que él había trabajado, no era eso lo que le hacía sentir bien y decidió irse lo más lejos posible. De tanto esfuerzo se dio cuenta de que se había olvidado de dónde venía y lo que le hacía sentir vivo al principio, de la ilusión por las pequeñas cosas, de su propia inocencia… Para remediar esto decidió irse muy lejos para tratar de recuperar su versión original, la más primitiva y sencilla. Su objetivo a partir de ahora será no necesitar demasiado, no buscar el éxito ni nada que no le haga verdaderamente feliz. 

El protagonista de esta historia es un peregrino al que encarna su propio autor, Carlos Ares, quien ha escogido trozos de sus propias vivencias para crear su primer disco (Peregrino, 2024) y regalarnos un trozo de ese camino que lleva consigo. Su personaje quiere agradecer y estar vivo, ser más honesto y no tener preocupaciones por agradar a nadie. A través de esta descripción, Ares nos canta y retrata en diferentes videoclips todos los lugares por los que debe atravesar hasta llegar a su propia felicidad y volver al origen de todo: hacer música para él.

Después de casi cuatro años buscando el resultado perfecto, nace este disco de 12 canciones pensadas para llevar al directo, gritarlas y transformarlas en una experiencia sensorial y visual. El joven gallego nos habla de todo el proceso de composición de su primer álbum de la manera más honesta y abierta.

La música en tu vida toma un papel muy importante desde muy pequeño, ¿cómo dirías que ha influido hasta convertirte en el artista que eres hoy?

Mi primera etapa con la música ni la recuerdo, porque era tan pequeño que no me acuerdo si lo disfrutaba o no. Fue al ser más mayor cuando me empezó a interesar tocar la guitarra y me di cuenta que tenía una voz que podía servir también para cantar, y fue ahí cuando empecé a hacerme preguntas del tipo «con qué música me siento más identificado, en que estilo de música puedo encajar, qué se me puede dar bien…». Ahí es donde empecé a crear y pensar en cuáles quería que fueran mis influencias. Hasta entonces escuchaba música y la disfrutaba de manera más superficial. Es cuando te quieres dedicar a la música cuando empiezas a darte cuenta de detalles, de sonidos… Desde que soy escritor de canciones y compositor ya no puedo escuchar la música sin más. Me ha influido toda la música que he escuchado porque de las canciones que me gustan saco inspiración y de las que no me gustan aprendo lo que no quiero hacer.

Ya está fuera desde hace unos días Peregrino. Primero de todo, ¿cómo está siendo la acogida ahora que la gente ya lo ha podido escuchar?, ¿cómo te sientes tú? 

Estoy un poco sobrepasado porque nunca había tenido tanto jaleo en mi vida profesional, y estos últimos años ya ha sido mucho nivel de trabajo. Ahora mismo estoy súper emocionado, pero también intentando adaptarme a los nuevos ritmos. Después de haber sacado un disco me he dado cuenta que hay muchísimas cosas que hacer. Parece que se termina ahí el trabajo, pero en realidad hay más trabajo ahora que antes de publicarlo. Hay que hacer una buena comunicación del disco, preparar todas las novedades del directo, las fechas… Y empezar a pensar en cuál es el siguiente paso, porque ya quiero saber qué es lo siguiente en lo que me quiero centrar. En resumen, muy contento pero a tope. 

¿Cómo está respondiendo el público con las canciones? 

Pues están teniendo la mejor respuesta que me podría haber imaginado y de una manera muy honesta. Siento que de verdad han escuchado las canciones y me ha sorprendido mucho que hayan tenido la paciencia de escuchar el disco entero, sobre todo por los ritmos que hay ahora y la ansiedad de consumir cosas. Las canciones cada vez son más cortas porque nos preocupa que la gente no llegue al segundo minuto de escucha… Muy agradecido con la gente que ha dedicado tiempo a escucharlo y también con los que me han dedicado palabras tan bonitas. A veces lo que buscamos es generar sensaciones bonitas y la gente te lo demuestra con este tipo de actos.

Como dices, los ritmos de producción ahora cada vez son más fugaces y complicados para calar en el público, tanto por el consumo en sí como por el volumen de propuestas. Se trabaja más con singles que con trabajos largos. ¿Has tenido que luchar contra eso con este disco por apostar por un tipo de producción más orgánica? ¿Cómo llevas ese tipo de presión?

Intento entender esos ritmos porque no me queda otra y, al mismo tiempo, reniego de ello con mi propia música. Trabajo de distintas formas y tengo la posibilidad de tener esa dualidad. Cuando trabajo como compositor y productor, hago lo que me piden y al final, si me piden un single, trato de darles eso y cumplir con los tiempos que ellos demandan. Con lo mío no he tenido mucha prisa a la hora de publicar. Me he adaptado a sacar muchos singles, pero no por nada, sino porque hoy en día, si no se da todo masticado la gente no se mete a escuchar un disco entero por propia voluntad. Hay que darles toda la facilidad del mundo y ponérselas en la cara para que les den importancia. Es un reflejo de la sociedad de hoy en día. Ese tipo de cosas va siendo una adaptación de cómo consume la gente. En parte me parece bien porque es sacar más videoclips, yo lo disfruto e intento verlo del lado positivo.

Carlos Ares

Hoy en día, si no se da todo masticado la gente no se mete a escuchar un disco entero por propia voluntad

Peregrino es tu primer álbum de estudio y has tenido muy claro que lo que querías hacer era dejarte llevar… ¿No te ha dado un poco de vértigo siendo tu primer trabajo?

No he sentido vértigo en ningún momento, lo que tenía era mucha ansia por publicarlo. He trabajado con seguridad absoluta desde el primer momento. Este disco no lo empecé de cualquier manera… Tuve una etapa en la que disparé un montón de canciones, y durante un año estuve experimentando y probándome en diferentes sonidos, y dándome cuenta de qué tipo de música me daba más poder y qué me parecía más débil o qué no tenía el carácter que estaba buscando. De repente, di con una canción que reunía todos los atributos y todo lo que yo quería tener en mi música. Encontré la clave para tener un buen directo, con una banda que tuviese mi modernidad y tuviese un lenguaje actual. Pensé en que la producción me diese la oportunidad de ser original con la propia canción. Cuando di con esa canción, que fue Odisea, me di cuenta que a raíz de ahí podía construir un álbum en esa línea. Lo tuve tan claro que trabajé con mucha seguridad, porque sabía que lo que quería hacer tenía mucha coherencia para mí desde el primer momento.

¿Es más fácil trabajar con esa seguridad siendo el primer proyecto, que más adelante cuando la gente ya espera de ti un sonido o una personalidad concreta?

En realidad no lo sé porque nunca he hecho más de un disco. Al ser mi primer proyecto te puedo contar cómo ha sido este proceso. Sí te podría decir cómo estoy planteando el siguiente disco y estoy experimentando lo que se siente al pensar en un segundo disco. Las dudas de si seguiré por el mismo camino o me enfocaré en otro sonido. Siempre me permito mucha libertad a la hora de hacer mi propia música porque trabajando y produciendo para otros ya tengo más normas. Para mí está bien, porque es un ejercicio para ir hacia una dirección concreta y con mi música me permito mucho el ser cambiante. Ojalá supiera educar a mi audiencia para que no esperen de mí nada para mi segundo trabajo.

Llevas haciendo música y produciendo para otros artistas muchos años, entre ellos Deva, Paula Cendejas… realmente son sonidos bastante diferentes a tu proyecto. ¿Sientes muy diferente crear y producir para otras personas? ¿Ha sido difícil salir de esa zona para crear algo tan personal como lo es Peregrino?

El disco lo he hecho pensando y trabajando con la música que ahora mismo más me gusta, pero si yo hubiera podido dedicarme a ser productor aquí y a producir este tipo de música, tampoco habría encontrado una gran variedad de artistas a nivel nacional. Como productor yo tengo que decir que sí o tratar de ver que tengo posibilidades en géneros muy variados, para que así nunca me falte trabajo. Si me cerrara a un tipo de canción o de música para producir, me sería muchísimo más difícil. Estoy en un momento de mi vida en el que producir y trabajar para otros es lo que me permite pagarme mi propio proyecto, mis videoclips, mi banda… Al final busco el equilibrio entre cosas que soy capaz de trabajar y géneros que yo no canto pero soy capaz de hacerlos. Trato de decir que sí a este tipo de proyectos que me parecen interesantes y en los que creo que puedo aportar algo.

Aunque te has dejado llevar, en todo el universo del disco vemos una imagen y estética muy marcada y cuidada, y en todo momento haciendo referencia a Galicia. ¿Sabías que querías transmitirnos esa imagen o también ha ido surgiendo con la producción de las canciones?

Desde el primer momento sabía quién iba a ser el personaje protagonista del disco. Vinieron todas las ideas al mismo tiempo, tanto el diseño de sonido, como la imagen y la estética. Pensé que sería bonito encontrar algo que me diferenciase, la identidad de mi música, entonces me di cuenta de que no tenía que inventármelo ni irme muy lejos, sino fijarme en lo que siempre estuvo ahí y potenciarlo. Soy gallego, vivo en Madrid desde hace tiempo, mi refugio y mi gente siempre han estado en Galicia… Me caracteriza ser de allí, mi manera de ser y de hablar, y además me encanta esa parte de mí. Es a lo que yo me he aferrado siempre en la burbuja que es Madrid y la industria musical. Quise hacer de mi refugio mi vida entera, sentirme cómodo con mi música y sentirme natural en mis vídeos. Por supuesto, están llevados a la exageración, pero estoy yo ahí en esencia. Fue todo de la mano, la estética y la música era lo que más tenía sentido para mí.

Carlos Ares

Quise hacer de mi refugio mi vida entera, sentirme cómodo con mi música y sentirme natural en mis videos

Para la producción creativa del proyecto has contado con la ayuda de Luna Ki, ¿cómo surge la oportunidad de trabajar juntos?

Luna se unió a mi equipo en la recta final del disco, concretamente con Rocíos. Ella me propuso trabajar como productor ejecutivo de sus audios, y en el proceso de trabajar con ella me di cuenta de que era maravillosamente buena a la hora de llevar a cabo las ideas en la parte visual. Obviamente, en la parte musical y artística también tiene las cosas muy claras, pero de repente la ubiqué en mi equipo y le propuse hacer un videoclip. Me parece que es una de las personas más creativas y trabajadoras que conozco. Tiene una facilidad para proponer ideas increíble y si no te gusta lo que te dice, no tarda más de diez segundos en darte una segunda opción buenísima. Es un lujo contar con ella y ojalá que quiera seguir colaborando conmigo en cualquier arte, tanto en el mío como en el suyo.

Alguna vez has dicho que para desconectar vuelves a tu pueblo. ¿El bullicio de Madrid te ayuda a componer este tipo de temas o prefieres la tranquilidad del campo?

Me gusta todo. Siento que soy feliz tanto en la tranquilidad de Galicia como aquí, en la locura de Madrid. Todo tiene su aquel. En Galicia me puedo llegar a concentrar más o puedo rescatar sensaciones de niñez o de lo que es para mí Galicia. Eso es lo que yo entiendo por normalidad, pero llevo muchos años fuera y volver para mí supone una explosión de sensaciones, y es lo que realmente me motiva a crear. Estar en Madrid también supone no saber qué va a pasar. Aquí hay otro ritmo y, si sabes adaptarte, puedes llegar a ser muy productivo si tienes paciencia y sabes aguantar bien la presión.

El disco narra el camino de una persona que quiere volver al principio de todo en busca de su propio origen, ¿tiene relación ese cierre de historia con que la canción final del disco recopile frases y estribillos de los demás temas?

No, en realidad la explicación a eso es que a mí me gusta ser creativo y circular, y sentía que me estaba quedando un trabajo redondo. Entonces pensé en cómo podía cerrarlo y se me ocurrió que la última canción podía ser como los créditos. Cogí las frases que me parecían bonitas, algunas melodías y extractos de otras canciones, las uní y salió De polvo una mota.

Tu estética siempre va muy ligada a tus proyectos audiovisuales, como una especie de actor de método. ¿Es importante para ti mantener esa concordancia entre una cosa y otra? ¿Es como una parte de la performance?

Cuando escribo, las ideas se me ocurren porque las vivo. Para que mis ideas tengan concordancia con lo que estoy escribiendo y con el discurso del personaje, lo que más lógico me resulta es convertirme en ese personaje. Este no era demasiado complicado porque era ser yo, pero un poco más desenfrenado. Lo llevé hasta el extremo y pensé: «A esta persona no le importaría el largo de su pelo», así que me lo fui dejando crecer desde hace tres años. La barba me daba un poco de vergüenza llevarla hasta el ombligo, pero me la he ido recortando de cualquier forma. Mis hábitos también cambiaron… mi manera de alimentarme, la ropa que escogía, los instrumentos que escogía y la manera en la que los tocaba… Literalmente los he maltratado porque pensaba que este personaje no tendría delicadeza. Yo lo sentía como alguien bruto y chapuzas. Saqué el carácter que quería, y veía belleza en el ruido y en esa nueva forma de tratarlos. Por suerte me lo he montado de tal forma que él no sea tan diferente a mí y creo que ha quedado bien.

En cuanto a esa performance, ¿cuál es la idea inicial para girar estas canciones en los directos? Te acompañan una banda de multi-instrumentistas… 

Conservar el formato que llevo y no prescindir de ninguno de mis músicos. Este disco quiero que se lleve a los escenarios con todos y tal cual lo tengo pensado. Somos siete y si en alguna ocasión podemos ser más, lo seremos. No estoy buscando hacer todas las fechas posibles, sino las fechas posibles en las que pueda tocar con la banda que tengo ahora mismo. Para mí ellos son la identidad y la fuerza de este proyecto. Es una banda muy especial, que transmite algo muy especial, y estoy rechazando fechas que me proponen ir en formato reducido porque no estoy buscando el fin económico. No pretendo forrarme, lo que quiero es que el proyecto en el que he trabajado tanto tiempo se vea tal cual lo he concebido. Lo que no quiero es adaptarlo drásticamente porque para mí este proyecto no tiene sentido de otra forma. Al final son pocas fechas y hay menos oportunidad de vernos, pero para mí merecen más la pena si vamos con todo el formato.

Carlos Ares

Estoy rechazando fechas que me proponen ir en formato reducido porque no estoy buscando el fin económico

¿Qué esperas de este primer disco?

Es un poco complicado contestar porque siento que ya no me va a traer nada una vez publicado, que todo lo que me ha venido ha sido durante el proceso de componerlo y hacerlo. He reflexionado mucho sobre cosas sobre las que tratan las canciones, me ha ubicado en la música y en términos de dirección artística para saber qué quiero seguir haciendo en mis próximos trabajos. Todo eso ya me lo ha traído. Lo único que me puede traer una vez publicado es la alegría de saber que a la gente le está gustando, aunque no estoy esperando tampoco que sea una multitud enorme ni cifras muy grandes. Para mí el disco ya ha sido un éxito porque ya ha cumplido con su labor, que era que yo entendiese lo que quería hacer musicalmente y sentirme identificado con lo que estaba haciendo. Para mí ese es el mayor éxito que podría haber en términos de crear arte. El artista que sabe lo que hace y lo hace con seguridad, ese ya ha tenido éxito, por eso siento que he llegado a donde quería con él.

Peregrino es un proyecto que representa un recorrido y, a la vez, un lugar donde quedarse. Si tuvieras que quedarte en un lugar para siempre, ¿cuál sería?

¡Menuda pregunta más difícil! Si te respondiera mañana tal vez te dijera otra cosa, pero ahora te digo que a las 12 de la mañana en el patio trasero de mi casa, porque hay una luz súper bonita y parece que estás en una especie de sueño.