Sáb 18 enero 2025

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Maren «Es importante sacar los dientes y defenderse a uno mismo» (2024)

Fotografía: Esther Cobos

Está claro que la euskalduna Maren, deja huella allá por donde pasa. A su corta edad y larga carrera, la cantante presenta ya su segundo álbum Qué Lástima (2024). Un disco lleno de contradicciones suaves, toques irónicos, llamamientos al amor propio y de defensa a uno mismo. Este trabajo llega tras el éxito de su primer álbum Margaritas y Lavanda (2021) y de haber pasado por importantes festivales dentro del panorama nacional. Viene a ritmo de rock, sonido de electrónica y acompañada de una aterciopelada voz, dejando bien claras sus ideas y su mundo interior. Nos adentramos con ella en su música.

Llevas en un escenario desde los 14 años. Tan joven y ya tienes como más de 10 años de carrera. ¿Cómo ha sido la progresión hasta este momento en el que sacas tu segundo disco?

Pues en realidad, como se estira tanto en el tiempo todo y vas pasando por tantas épocas, yo siempre digo que piensas en el presente, que es el momento en el que más listo y más talentoso eres. Pero eso no es verdad. Entonces, yo estoy agradecida de haber hecho las cosas con calma y siendo fiel a mí misma. Creo que igual en algún momento podría haber dicho, «no, pues hago esto», por acelerar las cosas. Habría sido un error.

Así que veo la diferencia en plan, qué guay, todo este tiempo me ha servido para aprender un montón y para que hoy, a nada de salir del disco tengas las cosas más claras que nunca. 

¿Y en qué momento te encuentras de tu carrera?

Yo creo que estoy en un momento bueno como para asentarnos para siempre, como para demostrar lo que es el proyecto. Creo que hasta ahora la gente todavía estaba viendo las olas venir y que actualmente es una cosa más contundente, es el momento de presentarlo, como boom, el golpe en la mesa definitivo. Porque a mí me ha dado mucha pena todo este tiempo el trato que se me ha dado. Con el primer EP tenía 14 años, y era como, «bueno, ya, pero estás compitiendo con la gente de 25 en el mercado». Entonces, creo que ahora sí que me hacen caso por tener ya 22 casi, es el momento de dar el golpe.

Bueno, es que siempre has estado ahí y te has tenido que posicionar, como tú dices, con mucha gente...

Claro, hay que decir no. Yo lo que hago tiene un sentido y no porque sea más pequeña se me va a quitar crecimiento. Entonces creo que después de tanto tiempo de pico y pala, ahora es un buen momento. La clave es la constancia.  

El disco se llama Qué Lástima. Pero si lo escuchas tiene mucho sonido fresco, rebelde, y rockero. ¿Por qué ese título? 

Pues porque este año ha sido bastante terrible, en general, la verdad. Además es que yo me río de las cosas. Yo a mi madre le dije: «No puede ser que me ría de las cosas malas todo el rato». Y entonces todo el mundo me decía, «ay, qué pena». O sea, me he pasado el año viendo cómo a la gente le daba pena lo que me estaba pasando y yo quitándole hierro al asunto. Y entonces me acordé lo que mi bisabuela siempre decía «qué lástima, hija». Pero le daba igual, ¿sabes? Era como un, «pues vale», ¿no? Como punto y seguimos. Entonces pensé: «Este es el título». Puede parecer dramático y es todo lo contrario.

Toda una ironía…

Bueno, el disco tiene un carácter como muy mental. Es muy optimista. Yo cuando lo escribía pensaba, «no sé por qué es tan optimista, porque realmente por lo que estaba pasando…» Pero lo que ha dicho mucha gente es que me estaba adelantando a los acontecimientos, era optimista porque tenía la esperanza todo el rato de que las cosas pueden acabar bien. Y ahora, pues puedo disfrutar de un disco divertido en vez de uno súper triste. Así que mira.

Cuando escuchas las letras del disco, encontramos canciones sobre la industria musical o sobre la crisis climática que estamos ahora mismo viviendo. Aparte de tu propia experiencia, ¿cómo encuentras inspiración para contar algo? 

Es que yo la verdad que suelo escribir sobre cosas que me pasan o que le pasan a alguien de mi entorno, pero sobre todo a mí. Que suena muy egocéntrico, pero es porque yo creo que es de lo que más sabes al final y de lo que más chicha se le puede sacar.

«Para mí la mayor inspiración viene de los golpes que te da la vida. Se aprende muchísimo» 

Llevabas en Barcelona mucho tiempo y toda tu música la grabaste en Arctic Waves, ¿Qué tal el proceso de grabación? Ya serás de la familia…

Sí, sí. Además, estoy muy cómoda en Barcelona en general porque aquí vivo con mi familia, con mis tíos y mi primo pequeño, y cuando vivo en Euskadi vivo con mi ama. Estoy muy a gusto con la base que he creado aquí. Y el estudio al final… pues el primer disco se grabó también en Arctic Waves, pero en el local antiguo. A mí me hace ilusión pensar que es parte de la casa que he creado aquí en Barcelona. La gente que trabaja allí y todos mis músicos son como la familia que tengo aquí. 

Hablemos de colaboraciones… tienes una canción con Anne Lukin, ¿Cómo surgió? 

No me acuerdo de la primera vez que coincidimos, pero sé que tocamos en festivales a la vez, y entonces allí ya hablamos… Las dos somos de Euskadi, pero viviendo en Barcelona, así que era como perfect match. Hicimos una primera canción que no nos gustó, pasó mucho tiempo, fui a su casa, y al final empezamos Acostumbrarme, que me parece que estaba guay porque era la perspectiva de dos chicas jóvenes en la industria, y habla de no querer acostumbrarse cuando las cosas van bien, pues es muy fácil creerte que eres el rey del universo. Es lo que le pasa a mucha gente, pero cuando las cosas no van bien, también es muy fácil hundirte.

Sabemos que no todo será increíble, pero tampoco merecemos a veces el trato que se nos da. Con la canción abrimos un melón y además lo hacemos de la mano. Yo siempre digo que puedo quejarme de las cosas que pasan en la industria, pero si lo digo yo, a mí es muy fácil vetarme de los sitios. Lo interesante es que nos juntemos cada vez más y eso sirva de algo.

Además, cuando salió la canción también veíamos un poco ese pique de quién es la canción. Sin querer, te ponen en contra y bueno, si eres una chica, normalmente te van a comparar con las otras artistas, siempre da igual la música que hagas, seguramente te comparen con la mujer que se les venga a la cabeza haciendo las entrevistas. Entonces, es un poco ir en contra de eso.

Hablando un poco de referencias en tu estilo, observamos distintas “Marens”. Tenemos una muy introspectiva, nostálgica quizás, otra rockerilla y también tenemos toques electrónicos como en la canción ‘Haginekaz’. Háblanos de esa canción. 

Haginekaz la escribí en un viaje con el ordenador. Significa «con los dientes» en euskera, que me parecía que era un poco mi actitud en general.  

Me parece que muchas veces cuando me pasa algo en un conflicto con una persona, yo creo que tiendo a buscar cuál es mi culpa, qué es lo que he hecho mal… Y creo que eso en muchos casos está mal, porque estás intentando quitarle la responsabilidad al que efectivamente la tiene. Entonces, creo que es importante sacar los dientes y defenderse a uno mismo, es una cosa por la que es una canción más bailable y más divertida.

¿Mucho síndrome del impostor?

Mucho, demasiado. Pero yo creo que estoy aprendiendo a ladrar a la gente cuando toca.

«Creo que el objetivo del disco es dar fuerza y autodefenderse» 

Siguiendo con tus referencias, ¿qué podemos encontrar en tu Spotify?

Yo creo que escucho una mezcla de muchas cosas, y a la vez me gustan muy pocas cosas. La verdad, soy muy picky, no escucho apenas música en mi día a día. Cuando voy en el bus me cuesta mucho, es que si no me gusta para ese momento, prefiero ir callada. Entonces creo que las referencias suelen ser siempre las mismas, el disco anterior y este yo creo que son parecidos. A mí lo que me gusta es coger lo contemporáneo, lo que se está llevando ahora en cuanto a sonido, y mezclarlo con las referencias más rock, que yo creo que viene de algo anterior que me guste a mí.

Ayer puse una cuenta en la que subo solo fotos que hago, y compartí el disco Transformer de Lou Reed y dije, «es que este disco es increíble para ir andando por la calle». Yo creo que esa energía es un poco la que he querido coger de lo antiguo y llevarlo a lo nuevo, un poco ese sonido. Por eso me gusta la Velvet Underground, me gustan los Arctic Monkeys, por supuesto, de ahora los Fountains D.C. The Last Dinner Party me parece un grupo increíble y creo que son referentes que igual en España no se escuchan tanto. Entre músicos sí, que estamos al día todos, pero creo que el público no, y molaría traer un poco. Estamos súper sumergidos en lo urbano, que obviamente tiene que tener su sitio, pero creo que nos estamos quedando atrás en cuanto a otros países en los que el rock aún tiene un sitio.

¿Y la electrónica?

Hemos producido el disco con Edu Martínez, que es mi teclista. Es mega friki de los sintes y la verdad que de él me viene mucho de eso. Creo que es muy divertido en el estudio llegar al sinte y a ver qué sale. Hemos tenido una colección increíble en casa, entonces cuando me la manda dice «he puesto una capa de este, de este, y mola«. Sobre todo a mí, lo que me parece guay de un productor, y en este caso de Edu, es que todo su conocimiento te lo da a ti, se mezcla lo tuyo y lo suyo para hacer algo a partir de ello, y creo que su bagaje es guay, porque en realidad tenemos muchas cosas en común en cuanto a referencias. Nos gusta mucho Blur a los dos, nos gusta mucho la música francesa de los 60, y creo que de ahí salen muchas cosas. Pero sí, la electrónica viene de él, seguro.

Bueno, has dicho que había un disco que era para un momento determinado, ¿para ti a qué estación suena el disco? Porque para mí es muy de otoño…

Puede ser, y a mí me gustan los discos de otoño. Hay algunos muy claros, a mí por ejemplo el anterior de Clairo me parece un disco de otoño. Y este, como lo entregué en junio, me da la sensación que es de verano porque yo lo llevo escuchando todo este tiempo, pero estoy de acuerdo que es de otoño. Es muy analógico.

Hablemos de la portada… te vas de viaje…

La idea del avión me vino porque tenía un compañero de trabajo que estaba sacándose el permiso, entonces todo el rato le escuchaba hablar de eso y me gustaba el concepto de viaje, por lo que había pasado durante el año. Sentía como «qué lástima, me voy» un poco lo que decía Julieta Venegas [risas] y pensando, llegué a una portada de Harper’s Bazaar, creo que es del 76, pero igual es el 67, no lo tengo muy claro… que sale una actriz italiana -que tampoco me acuerdo ahora mismo cuál es- corriendo delante de un helicóptero, y vi esa imagen y me pareció como «¡Ostras! ¿Y esto?». También míticas fotos de Kate Moss en aeropuertos… Quería perseguir esa estética de famoso de los noventa. Entonces llamé a Arriguri, que habían hecho también el videoclip de Amaiera, e hicimos la portada, que para mí es como la definición del sonido tal cual. 

Por lo que podemos ver no solo te centras en lo musical…

Cuando me bloqueo escribiendo una canción, pienso en la escena, en el personaje o incluso el espacio. Creo que pensar en las imágenes me ayuda mucho a escribir, y luego ya grabar los videoclips y encargarme de la dirección creativa en general del proyecto… a veces me da rabia, porque digo, «si tuviese mucho dinero, lo haría otra persona», pero me toca hacerlo a mí, y eso todavía da una cercanía al proyecto que me parece guay.

De todos modos, aprovecho para trabajar con Arriguri puntualmente, para las cosas más importantes, y así mantenemos el equilibrio entre lo muy cercano y lo profesional. 

A todo esto, como podemos confirmar, te gusta toda la parte audiovisual… haces videos en YouTube ¿Dónde está el límite? 

Tengo claro hasta dónde enseño porque también creo que en los vlogs respeto mucho lo de los demás. Yo soy un personaje, entre comillas, enseño más o menos porque también creo que está guay enseñar cómo es la vida de un músico que no sea ultra famoso. Es guay para entender cómo funcionan las cosas. Así que yo nunca voy a enseñar a mi primo pequeño, por ejemplo. Yo no soy influencer, soy artista, y lo que me gusta es documentar. Pienso que va a pasar el tiempo y voy a agradecer mucho tener eso.

Hay algo en nuestra generación que nos une y es YouTube. El límite ahí está en no contar más de lo que cuentan las canciones. ¡Que ya es bastante, por cierto! Ahí se entiende todo. Si te pones a leer, los vlogs que hago están bien pero siempre digo que me queda un recuerdo mucho mejor de las experiencias si tengo una canción. La banda sonora de tu vida. 

Siguiendo con el repertorio… Hablemos de ‘Haría lo que pueda (menos lo que tú harías)’

Como músico y joven, llevo no sé cuántos años escuchando lo que debería hacer y muchas veces eso que debería hacer para tener el éxito así de rápido implica no hacer lo que yo haría. O no seguir lo que yo creo que está bien o mal. Además yo soy bastante rígida con eso. Esto está bien, esto está mal. Y en cuanto a moral… Yo por la música haría muchísimas cosas, pero tengo muy claro lo que no haría, y muchas veces es lo que otra persona quiere. 

Hay una frase de la letra que dice «no hay castigo peor que no tener la razón». Muchas veces, cuando yo me había ofuscado, pensaba, «¿cómo se puede ver tal cual lo estoy explicando yo? Porque no están entendiendo lo que yo quiero decir…» Y mi psicóloga me dijo: «Tú tienes una manera de ver las cosas que los demás no». Y pensé: «¿Cómo? O sea, que tengo que amoldarme siempre a lo que va a pensar otra persona…» Así que sí, haría lo que fuera menos lo que tú quieras, ya está. Un statement.

Tuviste que retrasar el disco por la DANA y tú específicamente tienes una canción sobre la crisis climática. ¿Cómo crees que los músicos pueden concienciar más allá de exponer el problema? 

Como músicos yo creo que lo que podemos hacer es dar ejemplo, aunque sea imperfecto … Por ejemplo, en mi rider pone que necesito un sitio en el que recargar la botella para que no me pongan de plástico. Pero es verdad que al final, entre una cosa y otra, muchas veces acabo utilizando plástico. En vez de pensar en todo lo que hacemos mal y «¡ay, qué vergüenza! que no soy el ejemplo perfecto», creo que es mucho más interesante pensar en todo lo que aportamos concienciando 

Entonces, a los artistas lo que les diría es que se animen a decirlo, aunque en el camerino vayan a tener patatas y un paquete de plástico. Todo tiene un impacto. Yo creo que hacerlo de forma consciente, intentar hacerlo lo mejor posible, es lo más cercano a ayudar que tenemos.

«en vez de enfocarnos todo el rato en lo que hacemos mal hay que agarrarse a lo que haces bien y si se puede, a que cada vez la gente sea más consciente»

Sigamos con las canciones en tu lengua materna ¿Cómo haces la criba?

Cojo la que creo que puede gustar más al público que no habla euskera. Después del disco anterior me di el capricho de hacer un EP entero y mi idea ahora no sé si es hacer otro EP, pero sí que tengo ganas de sacar más música en euskera. Me da pena que, como realmente el disco en sí siempre va enfocado al público nacional, pues agrego el euskera en alguna de las cinco primeras canciones, que son las que más se escuchan, y así le doy su espacio. Prefiero que sea algo puntual para que pueda tener algún impacto más interesante en el programa nacional y luego ya explotar todo lo que me dé la gana y pasármelo lo bien que quiera con el resto de canciones. Entiendo además que el ritmo de la industria es muy frenético y muchas veces para la gente vamos lento, en el sentido de que hay poca música en esta lengua.

Bueno tenemos artistas como Zetak, Idoia, Verde Prato… ¿Cómo ves que está evolucionando esa parte de la industria musical? 

Creo que es mucho más complicado que vayas a escuchar una cosa que no entiendes. Pero creo que musicalmente es tan divertido lo que está pasando en el panorama y hay tanto, que una vez la gente lo escuche una vez, creo que sigue indagando.

Por mi parte, les doy un taste en el disco y luego ya venga, que se animen a escuchar más música en general.  Además, a mí me gusta mucho cuando me llegan mensajes de «estoy aprendiendo euskera a través de tus canciones porque quiero entenderlas». Creo que muchas veces me he sentido yo mal por no hacer más cosas en euskera. A mí me hace ilusión tocar en el panorama nacional, en el Sonorama, en la Plaza del Trigo y que la gente cante en euskera una canción conmigo. 

Nuestra generación sobre todo, yo creo que es la que más idiomas habla y me hace mucha ilusión poder ver que mi público se anima a aprender euskera, con lo difícil que es. Así que, que la música sea vehículo para eso me parece muy guay.

Bueno, para ir terminando acabas de hablar del sonorama y ahora mismo dentro de nada empiezas a girar

Sí, Málaga, Sevilla, Granada. Y luego ya hacemos Donosti, Madrid, Bilbao, Barcelona. Y luego ya otras fechas, pero el cartel en sí de sala son esas.

¿Qué tal? ¿Con ganas? 

Muchas. Mucho miedo también porque al principio empecé el año mal porque tuve que cancelar la gira de salas. Entonces sí que tengo miedo en ese sentido. Yo les decía «por favor, hagamos salas súper pequeñas», por el mal trago que he tenido, que no tenía nada que ver con las fechas en sí, ni con las salas…

Estoy muy contenta por la gira, por ver las caras, eso para mí es lo que me va a dar vida. Aunque sea una sala grande, la idea es hacerlo íntimo. ¡Que yo soy muy vergonzosa! y vivimos en un momento musicalmente que hay dos maneras de comunicar: yo creo en la sincera… en plan, explicar las cosas malas que pasan, que es la que yo creo que usamos muchos artistas pequeños y luego muchos artistas pequeños dicen sold out. Yo qué sé, no somos los Rolling Stones, creo que así no tienes esa conexión con el público como para decirles «hoy ha pasado esto» y que sientan empatía contigo. Al fin y al cabo somos personas. 

¿Hay alguna fecha que esperes con mayor ilusión?

Creo que las cuatro claves, porque al final las que hago por Andalucía son en acústico, pero tanto Barcelona, Bilbao, Madrid y Donosti son fechas muy importantes, ya sea porque vivo aquí o Donosti porque siempre he sentido un cariño muy fuerte allí en los conciertos y Madrid, que al final es el epicentro de la industria. Creo que son fechas muy importantes en general y que además en todas ellas me voy a encontrar, tanto con conocidos míos que van a venir a verme, o con gente ya conocida que les ves en las primeras filas. Todas las fechas van a ser diferentes entre sí, pero seguro que es un buen arranque de año.