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Mi Capitán: «La honestidad es la mejor manera de llegar a la gente» (2023)

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Llevar por bandera el rock en este país parece casi algo anacrónico, y hacerlo con actitud, calidad y frescura, con un pie en los clásicos de este sonido, pero con una personalidad propia, es algo que no está al alcance de cualquiera. Mi Capitán es una de esas bandas que dignifica el estilo y lo lleva a un lugar accesible para todos, efervescente y con una destacable trascendencia. Sus canciones reflejan a la perfección lo que a estos siete excelentes músicos les corre por las venas, esa sangre roquera que, al margen de sus proyectos paralelos, siempre dejan que brote a borbotones cuando se juntan al abrigo de esta banda.

Tras unos años de espera e imprevistos y, tras aprovechar ese tiempo para pulir cada uno de los temas que lo componen, Mi Capitán regresa a la actualidad musical con su tercer disco, que lleva por título Como ladrones sorprendidos. Gonçal Planas (voz y guitarra), Ferran Pontón (bajo), Julián Saldarriaga (guitarra), Víctor Valiente (guitarra), Ricky Falkner (batería), Dani Ferrer (teclados) y Ricky Lavado (percusión), son los siete miembros de una banda que es un «rara avis» dentro del panorama musical español. Cada uno de ellos aporta al grupo su largo bagaje en otras formaciones (Egon Soda, Love of Lesbian, Sidonie…) y un altísimo nivel instrumental, para dotar al conjunto de una contundencia y empaque verdaderamente admirables.

Hablamos con las tres piezas del grupo que han llevado el mayor peso a la hora de componer, maquetar y mezclar Como ladrones sorprendidos. En una entrevista virtual, es un placer volverse a encontrar con ellos y poder compartir nuestras impresiones acerca de sus nuevas canciones, tras varios días de escucha y de pleno disfrute. Gonçal, Ferran y Juli nos dan todas las claves de Mi Capitán, del flamante LP que (en el momento de realizar la entrevista) están a punto de publicar y de lo que el rock significa para ellos. Al fin y al cabo eso es lo que ellos son: una banda de rock.

Desde Un tiro por la salud del imperio (2017) han pasado ya unos años. Aunque el disco sale ahora y el primer single oficial se publicó hace poco, lo cierto es que ya conocíamos dos adelantos del álbum. El primero de ellos, Todo se pudre al atardecer, lo sacasteis hace casi tres años. En aquel momento todos pensábamos que el tercer trabajo de Mi Capitán llegaría más o menos pronto, pero la pandemia trastocó todo…

Gonçal: Exacto. Había una estrategia, una cierta agenda que cumplir, cuya consecuencia era la publicación del disco, si no en mayo, quizás en septiembre de ese mismo año. Había un concierto que daba lugar a la salida del single, en el lugar donde se grababa el vídeo. Teníamos videoclip, teníamos single, teníamos cara B, nos contrataron conciertos… Finalmente, aparece la pandemia y se cayó todo, así que hubo que replantearse todo tranquilamente y ver qué hacíamos, porque la situación financiera de la banda iba a ser una y acabó siendo otra. Así que hubo que plantearse muchas cosas y, hasta que hemos encontrado la manera de financiar el proyecto, de pulir las canciones y retomar el concepto, han pasado tres años.

¿Durante todo este tiempo habéis ido grabando el disco poco a poco?

Ferran: Sí, lo hemos ido haciendo por partes. Cuando uno se encuentra con aludes como el de la pandemia tiene que adaptarse como puede, así que aprovechamos ese tiempo de más para componer, arreglar, hacer temas nuevos y darle otra vida al material que teníamos, esperando el momento adecuado para hacer efectivo el disco.

Yo entiendo cuando la gente dice «han pasado cinco años, es mucho tiempo», pero es que la mayoría de los grupos necesitamos años para poder organizar, no solo a nivel musical, sino también a nivel de agendas, sobre todo cuando eres un grupo que te lo gestionas tú todo. Por eso, aunque parezca que no, ese tiempo está muy bien invertido porque se dedica a ir perfeccionando lo que vas a hacer y mirar cómo hacerlo de la mejor manera posible. Así que fuimos grabando algunas cosas en el 21, y en el 22 acabamos de rematar la faena.

Juli: Mi Capitán no es un grupo al uso. Normalmente, con un primer disco no viene Warner y te pone un contrato, como pasó con Mi Capitán. Y, entre el segundo y el tercer disco, lo que ha pasado es que nos vamos de la oficina en la que estamos y nos vamos de Warner. Eso para un grupo cualquiera ya podría ser la muerte definitiva, en cambio para Mi Capitán, reestructura, replantea y reorganiza un poquito las energías. Esto hace que nos pongamos a trabajar con otra metodología, hacia otra dirección, sin el paraguas que teníamos antes. Creo que eso, sumado a la pandemia, es suficiente argumento como para darle la perspectiva necesaria.

Tampoco hay que obviar que somos un grupo con muchísimos miembros, que no vivimos en la misma ciudad, que tenemos agendas diferentes, etc. Por eso digo que no somos un grupo al uso, de hecho, yo no encuentro una comparativa a mi alrededor de un grupo como Mi Capitán.

Al hilo de esto, creo en su día leí una entrevista a Gonçal en la que decía que con el segundo disco tuvo una sensación de fracaso. 

Juli: Lo he hablado alguna vez con Gonçal. Yo creo que vivió muy intensamente el segundo disco, la composición, la producción, la grabación y realmente no pasó todo lo que se esperaba de ese trabajo. Creo que el resto de la banda no lo vivimos con tantas expectativas. Por tanto, ninguno de nosotros tuvimos esa sensación de fracaso, pero sí que para Gonçal fue una decepción. Él estaba viviendo una tormenta y un nubarrón que para el resto era «no pasa nada, todo va a seguir adelante, sí o sí. Vamos a salir más fuertes y vamos a seguir dando conciertos».

En cierto modo, algunos de los primeros puntos del manifiesto de Mi Capitán seguían cumpliéndose: seguir pasándolo bien, seguir queriendo hacer canciones juntos y salir a la carretera. Mi Capitán ocupa un espacio en la vida de cada uno que seguramente no ocupa Egon Soda o Love of Lesbian.

Ese tipo de excitación que vives cuando te ocurren cosas nuevas, a partir de los 40 es algo extraordinario

Durante esa época de la pandemia hubo dos tendencias muy claras en la gente: recargar pilas, coger fuerzas y emprender nuevas ilusiones o, por el contrario, sumirse un poco en la desidia y la apatía. ¿De qué manera te afectó a ti, Gonçal, después de lo que había pasado antes con ese segundo disco, con vuestra oficina, etc.?

Gonçal: En realidad, los procesos no son lineales o una cosa es consecuencia de la otra, y tampoco es que yo entrara en depresión. Tal y como decía Julián, con el primer disco ya nos cayó Warner: «Tenemos muchas ideas para este proyecto que parece que va a ser muy grande». Ese disco tuvo mucho apoyo, hubo muchos conciertos y parecía que gustaba mucho. Después de eso, el segundo lo viví muy intensamente, y el hecho de que no sucediera lo que esperaba, lo viví de la misma manera. Así que, antes de que llegara la pandemia, el grupo ya tuvo la capacidad de sanarse a sí mismo, de tener conversaciones, y de poder compartir con ellos cómo me sentía yo.

Y el manifiesto ese al que se refería Julián se va adaptando a todo esto, aunque tiene cosas inamovibles. Estas tres personas que tienes aquí son las que han maquetado el disco y lo han compuesto. El 90 % del disco lo hemos hecho juntos. Cuando antes yo componía las canciones y la banda las interpretaba, tocaba y movía en el estudio, en este caso, desde casa, ya se ha trabajado de manera conjunta, tanto en letras como en música.

Es cierto que siempre hay un momento en el que los creadores quieren publicar su obra porque empieza a caducar. Eso estaba a punto de pasar, pero no ha ocurrido, entonces todo este tiempo ha servido para pulir muchas cosas, para mejorar estribillos, para comentar tranquilamente algunas letras, etc. Por eso creo que todo esto ha sido positivo para nosotros. La pandemia, más allá de entorpecer una estrategia inicialmente hecha con el nuevo management que teníamos en esa época, creo que no nos ha perjudicado más.

Has comentado que en este disco las labores de composición os las habéis repartido más. ¿Fue algo premeditado como una nueva manera de hacer las cosas o simplemente ha ido surgiendo todo eso de manera natural?, ¿ha sido un objetivo o una consecuencia más de todo este tiempo?

Ferran: Creo que ha sido un poco las dos cosas. Creo que, en un momento determinado, Gonçal necesitaba un apoyo en la parte creativa. Eso es algo que no suele suceder mucho en los grupos, por problemas de egos y porque es muy difícil ser tan generoso como Gonçal y dejar que algo que has empezado tú, los demás puedan sentirlo igualmente suyo y meter mano en el asunto. Eso hace que hayamos encontrado un lugar en el que le podíamos ayudar para que no se sintiese tan solo en todo ese proceso y, a la vez, creo que tanto Julián como yo teníamos unas ganas locas de poderlo hacer.

Para mí, uno de los grandes placeres de esta vida ha sido poder hacer canciones con Julián y con Gonçal. Yo soy una persona que suelo hacer el trabajo compositivo solo y la verdad es que esto ha sido un aprendizaje brutal. Esa es una de las cosas que tiene Mi Capitán, que todos aprendemos muchísimas cosas nuevas: a estar de manera distinta en el grupo, a tocar y componer de manera diferente… Ese es el resumen, no es que dijéramos que teníamos que meter todos mano, sino que Gonçal necesitaba ayuda y él fue lo suficientemente generoso como para que ese proceso fuese muy natural y orgánico. Yo creo que cuando escuchas el disco eso se nota.

A veces nos cuesta mucho acordarnos de quién hizo qué o quién escribió qué, porque nos metemos tanto en el concepto de la canción que, al final, todo el mundo aporta con ese objetivo, y se pierde un poco la personalidad de cada uno en favor de la de la banda. Es una cosa muy rara… y muy bonita.

Juli: Hay algo que ocurre en la editorial donde se encuentra Ferran, que es su lugar de trabajo. Muchas veces quedábamos para hablar, para escuchar música… y recuerdo que una vez había un riff que había traído Gonçal y, mientras estaban en una habitación cuatro o cinco personas hablando de música, estábamos los demás en el escritorio de la editorial dándole vueltas y maquetando las canciones. Como bien decía Ferran, esto es algo que no ocurre en Egon ni en Love of Lesbian. Ese tipo de excitación que vives cuando te ocurren cosas nuevas, a partir de los 40 es algo extraordinario. 

¿De qué hablan las canciones de Mi Capitán? Hablan de rock

Decíamos que estas canciones tienen un largo recorrido, que vienen de bastante atrás. Muchas veces, cuando pasa un tiempo, los compositores dejáis de veros tan reflejados en esas canciones, porque casi siempre son fotografías de ese momento vital en el que fueron concebidas. ¿Os seguís sintiendo identificados con estas canciones de la misma manera que cuando empezaron a originarse hace unos años?

Gonçal: Totalmente. No hay nada de lo que nos avergoncemos [risas]. Tanto en los textos como en la música de Mi Capitán, el corte mínimo es nuestro propio filtro, entonces nada de lo que ponemos en un disco, en teoría, debería sufrir esa falta de vigencia. Cuando hacemos una canción, lo que intentamos no es construir una catedral, estamos haciendo otro tipo de diversión y de arquitectura. Aunque esto es muy abstracto y no sé si lo transmito bien, creo que eso le resta peso, trascendencia y gravedad al asunto. Al final somos una banda de rock.

Juli: Hay una cosa, Javi, muy curiosa en todo esto, relacionado con lo que comentabas tú al principio de la distancia entre el segundo y el tercer disco, de cuándo grabamos, etc. Realmente, yo no recuerdo cuándo se grabaron las canciones, para mí fue hace ocho meses [risas]. Lo que está ocurriendo actualmente con Mi Capitán es que tenemos unas fechas para ensayar juntos, que son tres días. Ayer quedaron Ferran, Víctor, Dani y Gonçal, yo he empezado a ensayar en casa esta semana y para mí las canciones son nuevas, no sé ubicarlas en el tiempo.

Lo que me hace hervir la sangre en este momento es saber cómo sonarán cuando estemos juntos en directo, porque eso todavía no ha pasado. Es que, incluso cuando los grabamos, hay muchas partes que las hicimos por separado. El primer disco lo grabamos en directo todos juntos, a lo años 60-70, pero con este hay todavía ese grado de excitación y de novedad porque todavía no hemos ensayado el disco juntos. Por eso, ese grado de vigencia está aún por estrenar, nadie ha chupado aún la tapa del yogur [risas de todos]. Para que veas que en esto también hay algo de atípico, como en la banda en sí misma.

¿De qué diríais que habla, a nivel general, Como ladrones sorprendidos?

Ferran: Mi Capitán es una banda de rock y, como bien sabes como buen melómano, los mensajes del rock están muy enganchados a la música. Es decir, a veces no es tan importante dar un mensaje claro como que las palabras tengan la misma fuerza que la música que estás grabando. En eso creo que Gonçal es excelente, es una persona que sabe escoger la palabra y el acercamiento a los temas.

Yo creo que este es un disco en el que se habla mucho de lugares oscuros, de rabia contenida, de la necesidad de que sucedan cosas. Eso que ha pasado con el propio grupo, de alguna manera, se transmite en las letras. Pero creo que uno de los momentos más interesantes de la música es cuando te importa poco lo que te están explicando, pero tú no puedes separar esa frase de ese acorde o de ese riff de guitarra. Eso es algo que pasa con Mi Capitán y a mí me parece excepcional, es algo que yo no he aprendido a hacer en 20 años de composición y que muchísima gente no lo aprenderá en la vida. ¿De qué hablan las canciones de Mi Capitán? Hablan de rock. 

Además del título del disco, en canciones como Ve con cuidado o El remedio, los ladrones adquieren un especial protagonismo (y el verbo «robar» está en otras canciones como Pienso cuando era posible). Veo que es un tema recurrente en este disco.

Ferran: El título del disco surgió quedando en los lugares donde debe quedar una banda, que es en un bar, una coctelería que se llama El Ascensor y está en el Barrio Gótico de Barcelona. Allí tienen un póster de los años 40 o así, de un matacucarachas o una especie de insecticida. En ese póster decía que mataba a las cucarachas como ladrones sorprendidos. Nos gustó mucho esa imagen agresiva y, a la vez, con una cierta ironía.

Es cierto que a veces tener un título pronto te ayuda a que las canciones apunten hacia un determinado camino. En este caso además, que en las letras hemos participado nosotros tres, había un acercamiento tema por tema, cada uno se metía en ese barro, quería entender lo que se quería explicar en esa canción y lo aportaba siempre como si lo explicara Gonçal. Yo creo que, tanto para Juli como para mí, cuando nos poníamos a escribir un verso, era muy importante que sonara a Gonçal, porque él lo tiene que cantar y lo tiene que sentir suyo.

Relacionándolo con lo que decía antes, sí que en todo hay algo de rabia y de reflexión que tiene que ver con robar lo mejor y lo peor de cada uno, para ponerlo encima de la mesa y que cuando cada uno lo oiga le lleve a una energía, a una vibra, más que a una narrativa o a un discurso definido.

Juli: También la figura del ladrón tiene una cierta connotación de outsider y como banda es innegable que también hay un cierto sentimiento de outsiders. No es fácil encontrar a Mi Capitán en los festivales. Sobre lo de robar: nos han robado el tiempo en la pandemia, quizás nos han robado también las ilusiones estando en la oficina de management en la que estábamos… Y todo eso también tiene un cierto romanticismo, el perfil del ladrón no es algo ajeno al rock.

Nos falta romper un poco el prejuicio estético o de dónde venimos cada uno de nosotros, y pensar más en Mi Capitán como una entidad

Me ha gustado mucho algo que ha dicho Ferran antes: «¿De qué hablan las canciones? Hablan de rock». Y es cierto que en el disco planea un poco esa figura del outsider que tú comentabas, Juli. En las letras hay un poco de ese sentimiento de perdedor que siempre ha habido en el rock. En cuanto al sonido, aunque siempre habéis reivindicado este género, parece que en este disco lo evidenciáis aún más.

Gonçal: Las tres personas que han compuesto el disco, que lo han maquetado y que finalmente lo mezclaron en el estudio, somos nosotros, y nosotros somos guitarristas (aunque Ferran toque el bajo en Mi Capitán). Entonces había una intención ya en el estudio, gracias a la presencia de un ingeniero coproductor como es Jordi Mora, con quien ya habíamos trabajado y sabíamos perfectamente lo que nos podía dar. Por eso nos habíamos cambiado de un equipo de producción a otro, que era combinar la banda con él. Eso dio muy buen resultado en los adelantos previos: Todo se pudre al atardecer y Pienso cuando era posible, igual que en Comanche.

Así que es verdad lo que tú dices, en este disco ha quedado muy demostrada esa intención y no es algo baladí, es algo muy decidido por las tres personas que estamos aquí. Todo esto es consecuencia, de alguna manera, del sonido que tenía el segundo disco, en el que predominaban los sintetizadores por encima de las guitarras, cuando el primer disco era una promesa de lo que es este tercero.

Por lo que me cuentas, entiendo que este disco, aunque esté muy manida la frase, es el más Mi Capitán de cuantos habéis hecho. Las intenciones del primero, el cambio de sonido en el segundo y este tercero como demostración de que sois un grupo de rock y que lo que hacéis es rock.

Juli: Ha sido todo muy natural. El primero era un grupo tocando en directo, algo colectivo, casi una broma o una curiosidad; en el segundo Gonçal nos pidió permiso, y el resto de la banda se puso a la orden de las necesidades de las canciones y de lo que él pedía. Y este tercero es un poco la síntesis de todo, sabiendo mejor cuál es el discurso y el lenguaje del grupo. Este trayecto yo lo estoy disfrutando mucho porque es algo que no he vivido en otras bandas, para mí es algo único.

Me da la impresión de que es como cuando miraba a Egon Soda, que ellos estaban todo el rato renegando de que no tenían conciertos, de que pasaban ocho años entre un disco y otro, y yo les decía: «Acabará pasando». Me encanta ver el momento en el que están ahora. Yo creo que en Mi Capitán, si se sigue con esa tozudez, acabará ocurriendo también.

Yo creo que este disco tiene todos los ingredientes para que ocurra todo eso que dices. Es un disco que puede gustar mucho a los amantes del rock, pero también a los amantes de las canciones y de la música en general. No sé si sentís algo parecido vosotros también.

Juli: Yo no me he puesto a pensar en eso, la verdad. A mí el segundo disco me gusta mucho, pero creo que se tomaron decisiones equivocadas a nivel de estrategia que hicieron que pasara un poquito desapercibido.

Otra cosa que quiero decir de Mi Capitán es que a nosotros se nos ve, y es muy difícil desasociar la imagen de que pertenecemos a unos grupos de música de rock alternativo, y que dentro del circuito de rock no se nos toma tan en serio o no se nos tiene tan en cuenta. Eso es una lástima, porque recuerdo que en uno de los festivales en los que hemos tocado, en Ezcaray, que a priori es un festival muy rock, cuando subimos al escenario había ciertas miradas de escepticismo y, cuando estábamos en mitad del concierto, los heavies más heavies que estaban en la barra ya estaban delante vibrando, porque el sonido y la actitud de la banda son muy roqueros.

Creo que lo que nos falta es romper un poco el prejuicio estético o de dónde venimos cada uno de nosotros, y pensar más en Mi Capitán como una entidad, para empezar a ser una propuesta seria dentro del circuito más roquero. Yo tengo una espinita clavada y es que me encantaría tocar en el Azkena, sé que con Love of Lesbian no voy a poder hacerlo y Mi Capitán es la única llave de acceso a ese festival.

Al margen de los dos adelantos del disco, en 2021 sacasteis también Comanche, pero esta no la habéis incluido en el álbum. ¿Por qué la habéis dejado fuera?, ¿No encajaba con lo que buscabais para Como ladrones sorprendidos

Ferran: Es una canción que hicimos, básicamente, Juli y yo. Nos gusta mucho, y creo que es un tema para tocar en directo porque es muy agradecido, es muy roquero, muy old school, pero de alguna manera, cantaba un poco dentro del disco. Creo que es muy bonito tener canciones que están ahí, que las tocas en directo y que la gente les coge cariño, pero que no estén en ningún disco.

Yo siempre pongo el mismo ejemplo, ya sabes que soy muy fan de los Smiths, y es que ninguno de los singles de los Smiths hasta el cuarto disco estaba en los discos. Todo el mundo conocía las canciones y las quería escuchar en directo, pero no estaban en los discos. Por tanto, yo creo que las canciones que no están en los discos, pero que forman parte del repertorio de una banda, son importantes también. Al final, para hacer un disco tienes que escoger los temas para que, cuando lo escuches entero, el viaje sea bonito, redondo, sin muchas disonancias. Así que Comanche, aunque todos le tenemos mucho cariño, es más una canción para recuperarla en directo.

Juli: Aparte del argumento del misterio, había otro que era que queríamos que el disco tuviese una parte del rock algo más glam, y Comanche tenía algo como de Los Rodríguez o de Tequila, que no era precisamente el rock que queríamos para este disco. 

Mi Capitán es un lugar de libertad y de reencuentro con lo básico, con la razón por la cual empezamos todos a hacer música

Habéis comentado antes que os gustaría que se entendiera Mi Capitán como una entidad, más allá de saber de dónde venís cada uno. Pero a mí personalmente sí que hay algo que me interesa mucho de todo esto y es saber cómo funcionan esos vasos comunicantes entre bandas, entre Egon Soda, Love of Lesbian, Mi Capitán… ¿Cómo sois capaces de disociar los proyectos?, ¿no se cuelan cosas de uno en otro?

Ferran: Por suerte, se cuelan. Por suerte, aprendes de todos, y todos te ayudan a hacerlo mejor y a darte herramientas para hacer eso tan difícil que es convertir en una canción de tres minutos, una sensación, un sentimiento, una idea… De todas maneras (ahora hablo por mí, pero estoy convencido que Juli siente igual), cuando estás en Mi Capitán, estás en Mi Capitán y es tu banda. Tú no estás en Mi Capitán como miembro de Egon Soda, de Love of Lesbian o de Sidonie… tú eres un miembro de Mi Capitán y, en ese momento, solo importa eso.

Yo creo que esa es la gracia, porque una banda es tu familia. Tú tienes tu familia orgánica y tu otra familia, que son tus amigos, y no es más importante una que otra. Pero cuando estás con una importan unas cosas y cuando estás con otra importan otras. Yo creo que en Mi Capitán pasa eso, es nuestra casa, es un lugar donde somos muy felices, y tiene un nivel de libertad y de reencuentro con lo básico, con la razón por la cual empezamos todos a hacer música, que nunca nos lleva a la comparación interna de si lo que hacemos lo haríamos en nuestras otras bandas. Estás donde estás y disfrutas de la burrada de banda que tenemos, donde todo el mundo toca increíble y ves que cuando tocan lo disfrutan como si fuera la primera vez que se cuelgan el instrumento.

Y luego está el hecho de tener Mi Capitán como ese patio de recreo donde poder experimentar, poder cambiar de instrumento, poder aportar cosas diferentes…

Juli: Estoy totalmente de acuerdo. Yo iba a ser el «percuta» en Mi Capitán, pero vino Lavado, el caprichoso, que quería formar parte de la banda y se quedó él con ese puesto. Es una lástima porque España se ha perdido un gran «percuta» [risas]. Ahora en serio, estoy muy de acuerdo con lo que dices del patio de recreo. Es un lugar muy divertido. Componer con ellos dos nos pone a hacer cosas diferentes y nunca hay un «no». Nunca está esa rigidez de pensar que igual algo que propones no encaja o está pasado de vueltas. La idea de que haya solos como los hay en Mi Capitán, que están todos tocados por Gonçal, el tipo de sonoridad, no sé…

Es que, en mi caso, cuando salimos con Love of Lesbian, vamos con claqueta, vamos con backliners que montan el escenario, etc. Aquí te montas tú el escenario, tienes un monitor que tienes que compartir entre tres músicos… Salvando las diferencias, es como cuando un jugador de la NBA se esconde, se pone una capucha y se va a jugar a la calle con la gente que se encuentra ahí. Ese tipo de sensación es Mi Capitán. Es una libertad gamberra, profesional, distorsionada… A mí me da la vida por eso, porque está lleno de taras, nadie te está exigiendo nada y todo ocurre de una manera muy fácil cuando nos juntamos en el escenario. Aunque no ensayemos casi, somos como cochecitos metidos en el rail del Scalextric, cada uno sabe cuál es su camino, acelera y no se sale de la curva. Es increíble esa sensación.

Es habitual en vosotros que incluyáis cierta crítica social en vuestras canciones y discos. Ve con cuidado es una de esas canciones. En ella habláis de la «ruleta rusa que me empuja a la cornisa», pero también decís «Cuando vea salir el sol tras ese momento de miel, caerá el telón, al fin». En este tema se percibe cierta tensión y un deseo no sé si de huir, pero sí de que cambien las cosas.

Gonçal: De hecho, esa canción que mencionas habla de ello. El «ve con cuidado» funciona en dos direcciones: es una amenaza y una declaración hacia ti mismo. «Ve con cuidado, no te hagas daño» y «ve con cuidado, aléjate, porque las cosas no funcionan entre tú y yo o como tú querías». Y tal y como dices, esa parte C mágica, iluminada, que tiene un arreglo precioso de guitarra de Julián, es el momento en el que se abre. Tras ese montón de miel, caerá el telón. 

Al final, nosotros somos lo que somos y siempre volvemos a ello, y en este caso la primera persona es un tipo que cae en las mismas trampas de siempre: la ruleta rusa, las tensiones, la sonrisa apretada para quedar bien… Pero al final no deja de ser eso: «Ve con cuidado porque nosotros somos fuertes y aquellos que antes pensabais que teníais algo que hacer, ya no tenéis nada que hacer con nosotros».

Ahora que dices eso de la sonrisa para quedar bien, en Reacción en cadena cantas: «Hice cosas miserables tan solo para aparentar»

Gonçal: Aunque no lo parezca, esa canción es bastante cruda. Está basada en un riff muy eufórico y divertido, y en realidad, el texto está diciendo algo que es horrible. Yo mismo he formado parte de ciertas maneras o tradiciones muy cavernícolas, muy machistas, muy bullies… Todo mierda, todo mal… y en su día me parecía que estaba bien. Es que quizás este es el primer disco en el que las letras empiezan a no ser solo fotografías hedonistas, sino también fotografías en las que somos capaces de transmitir unas emociones que antes escondíamos y con las que ahora nos sentimos un poco más cómodos o, al menos, empezamos a identificarnos con ellas.

Si algo te emociona a ti, puedes emocionar a todo el mundo

El remedio también es una canción que veo bastante dura por el tema que parece tratar. Habla de soledad y dice que «si debe doler, tendrá que doler, para poner fin a su agonía». Es de esas canciones que tienen pinta de hacer un poco de daño al componerlas o interpretarlas.

Gonçal: Pues mira, esa es una canción hecha por los tres que estamos aquí. Es un tema que explica perfectamente el formato actual de la banda, cómo funciona y cómo ha funcionado en este disco. Me parece maravilloso que te hayas fijado en esto porque pensaba que no se iba a dar cuenta nadie.

Yo intentaba ponerme en la piel de una chica, a la cual podemos llegar a conocer cualquiera de los que estamos aquí, que ha tomado una decisión, solo una decisión equivocada, y la consecuencia es que todas las decisiones que han venido después han sido horribles. El estribillo no funcionaba, Julián vino con una frase melódica preciosa, que es la melodía del estribillo [lo tararea], Ferran le puso letra y yo la canté. A mí es una canción que me encanta, me tocaba la patata cuando la hice en casa y se la enseñé a ellos, y me hizo muy feliz que a ellos también les ocurriera así. Para mí es uno de los temas escondidos del disco.

En mi cabeza es la canción que habéis elegido como single a pocos días de la publicación del disco. Un medio tiempo de esos que parecen destinados a trascender y a convertirse en el favorito de mucha gente. Habladme de este tema.

Gonçal: Es una canción pop hecha por una banda de rock y esta banda, cuando se pone a tocar pop, lo hace muy bien. Recuerdo que cuando se la enseñé a los dos en casa de Julián, les dije: «Tengo una cosa nueva, se llama ‘En mi cabeza’ y empieza ‘En mi cabeza…'» [lo dice cantándolo entre risas]. Al final, lo que uno aprende es que la honestidad es la mejor manera de llegar a la gente, que si algo te emociona a ti, puedes emocionar a todo el mundo. Ese es el camino. Cuando escribes canciones y tienes a tu alrededor gente con una trayectoria que has vivido a su lado, ya sea como amigo, como fan o lo que sea, también tienes que dejar que todo eso te influya y aprender de ello. Y como digo, la honestidad creo que es el mejor de los caminos.

En mi cabeza habla de lo que pasa en mi cabeza, o lo que sucedía en mi cabeza en los periodos en los que estuvimos luchando para liberarnos de un contrato y de un trato que no fue lo respetuoso que debía haber sido para con nosotros. Yo personalmente, por mi manera de ser, lo sufrí mucho. 

Juli: Seguramente no sea la canción que más represente la idea del disco tal y como hemos hablado, no es la canción rock por excelencia, pero es la canción elegante en el momento en el que se encuentra la banda. Es la canción sofisticada, que se va desarrollando sin prisas, tal y como se ha ido desarrollando la carrera de la banda. Es algo que va sucediendo de un modo cinematográfico sin tener una estructura de canción al uso. Creo que esa es la parte excepcional e interesante de este tema.

Y el videoclip enfatiza mucho esa elegancia de la que hablas, con esas imágenes en blanco y negro. Es muy bonito.

Juli: Déjame decirte que es de Kenneth, un amigo nuestro que trabaja con nosotros desde hace unos años. Es el tipo que hizo el primer videoclip de Love of Lesbian, el de Houston, tenemos un poema. Nosotros no nos hemos encontrado para hacer el vídeo, es imposible estar juntos, así que Kenneth tuvo esta maravillosa idea, que ha sido un infierno para él porque ha tenido que hacer como siete videoclips, que es grabarnos uno a uno, mezclarlo, luego en Menorca coger una bailarina y grabarla en un espacio, montarlo… La verdad es que todos hemos quedado sorprendidos por el resultado y, sobre todo, por lo guapo que está Gonçal [risas de todos]. Me acuerdo que le mandé un mensaje a Gonçal y le dije: «Vas a flipar. Igual el vídeo no te gusta, pero tú te vas a encantar» [risas].

Ya que nos hemos detenido en el videoclip, habladme para terminar de otra de las patas de este disco, que es el diseño del arte, la portada, etc.

Gonçal: En el proyecto nosotros hacemos la música y sumamos gente al equipo que también va dotando al disco de algo más que una mera colección de canciones. Hay vídeos; hay un texto de promo, que en este caso ha hecho Ferran; para el diseño, Julián estuvo hablando con Xavi de Error! Design; Kenneth que ha hecho el vídeo… Creo que todo va conformando una manera de transmitir una idea que quizás cuando hacemos el disco para nosotros está clarísima, pero cuando se van sumando estos caracteres y van añadiendo capas y capas de estética y de discurso, es algo más grande.

Juli: Hablando de la portada, hay algo que nos gustó mucho del diseño de Xavi. Es que el pájaro que hay en ella es un pájaro que se mete en los nidos de otros para robarles los huevos. En ese sentido nos gustó mucho la idea porque tiene esa mirada escondida entre las hojas y nos parecía que había cogido la idea del título del disco, que para nosotros era un cartel de los años 40 de un matacucarachas, y él lo había visto desde otro lugar.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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