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Santero y Los Muchachos: «Sabremos que somos grandes cuando nos critiquen de verdad» (2022)

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Fotografías: Marina Benítez (@_marinabenitez_)

Un encuentro fugaz entre dos personas que huyen de la lluvia las obliga a entrar en un bar. Entre lo extraordinario de la situación, la ropa empapada y la bebida, la conversación las lleva a un lugar especial. «Pensé en esas cosas que dices a la hora de conocerte y lo que verdaderamente importa, que es vivir el momento y no redactar un contrato sobre lo que vendrá después», cuenta Miguel Ángel Escrivá, cantante, compositor y figura principal de Santero y Los Muchachos, al hablar de Otro Vaso. Una canción que define el espíritu de una banda sin pretensiones, que cantan al calor humano, a la mella del paso del tiempo, a la pasión de cantina y al amor en su totalidad. En éste, caben corazones locos, pero también jarrones a la cabeza, como narran en ¿Qué voy a hacer?

Santero y Los Muchachos como refugio y vuelta a los inicios, a lo auténtico

Como peregrinos escapando de la lluvia, Santero y Los Muchachos (Miguel Ángel y Josemán Escrivá, y Soni Artal) es el reencuentro de tres amigos que se resguardaron en un bar. En él construyeron un refugio en el que calentarse alrededor de una hoguera de fraternidad, bebida, guitarras y muchas melodías, y allí se quedaron. Lo resumen en Otro Vaso: «Todo está bien donde todo deba estar / La gente en sus quehaceres / Nosotros en el bar».

Después del desamor con su anterior grupo (La Pulquería), donde Miguel Ángel recibió incluso un botellazo en un concierto – «El peor momento en la historia de la música, la verdad es que solo quería bajarme y encontrarlo, fue humillante»Escrivá se cobijó en un proyecto que empezaba de cero, buscando la autenticidad y la satisfacción del «músico verdadero, el que toca en el metro y en los bares», cuenta con anhelo.

Echando la vista atrás, reflexiona: «Con La Pulque había ido 5 veces a México, a NY, Alemania, Suiza… Y salir del país ya no me hacía tanta ilusión como irme al pueblo más cercano en Valencia, con mi nueva banda. Como cuando vuelves a enamorarte y cualquier hotelucho es más guay que irte al Palace». Por ahora, esta vuelta a los orígenes no ha hecho más que darles alegrías, aunque todavía les queda mucho recorrido: «Sabremos que somos grandes cuando nos critiquen de verdad; damos pena aún», reconoce entre risas.

«Salir con mi nueva banda era como cuando vuelves a enamorarte y cualquier hotelucho es más guay que irte al Palace»

Sus dos primeros discos dan un vuelco a lo que venían haciendo en otros grupos. Por alejarse de ello, cimentan en Ventura (2017) las bases del Rock Reposado, su estilo y marca personal. «De los fuegos de ayer apagados / broten flores del Rock Reposado mañana», suena en Ojos Pardos. «Yo huía del tono alegre de La Pulquería y de ahí sale un disco tan personal y tan de pecho para dentro como es Ventura. Rioflorido (2019) es más musculado, motivado por la sonoridad del palacete en el que lo hicimos», cuenta Miguel Ángel.

Seguidamente, explica el porqué del nuevo álbum de Santero y Los Muchachos: «Royal Cantina ha sido producto de la situación, de tener tiempo, de querer abordar un disco con un extra donde mostrar la parte acústica que más nos gusta manejar y dejar caer composiciones que no tendrían cabida o sentido en un disco al uso. Éstas eran Cantina, que sacamos antes por la difícil situación en las salas. Se completó después con la parte eléctrica, la realmente importante: Royal».

En Royal Cantina conviven las dos caras de una banda que es capaz de tocar en un festival y al día siguiente dar un concierto a un metro de la barra del bar, sentados prácticamente entre el público. Se sienten tan cómodos con ese sonido acústico y polvoriento como con una música de producción cuidada, más eléctrica y potente. Completan con sus trajes al estilo nudie suit, inspirados en la estética del country rock de finales de los 60 y principios de los 70.

«Me parece de perdedores haberte excedido demasiado en algo, porque solo así vas a tener que acotarlo»

Como en su primer disco, en Déjame Ser, vuelven a la batalla: «Y entraba al bar / como al salón vaquero…» Aunque esta vez sin traje ni sombrero, el cantante de Santero y Los Muchachos se resguardaba de la lluvia de Madrid cambiando el alcohol por un café, fruto del cansancio de los días de promoción, conciertos y carretera. En un bar en el que sería difícil conseguir esa atmósfera cantinera, reflexiona sobre el papel de la bebida en esta sociedad: «Hace poco me hablaban de una persona que había tenido que dejar de beber y pensé ‘qué pena’, ¿no? Hasta qué punto has puesto al límite algo que aporta tanto a una desconexión, a desinhibirte. Me parece que es un ungüento necesario».

No solo este último disco celebra el alcohol. Los anteriores también contienen retazos de lo que consideran un complemento para ligar, enamorarse, conocerse o ver las cosas a veces más claras en tiempos de tanto estrés y ojos inmersos en pantallas. «Empuñar un vaso de vez en cuando con los tuyos es guay y lo será siempre», aunque con un equilibrio. Como recalca: «Me parece de perdedores haberte excedido demasiado en algo, porque solo así vas a tener que acotarlo».

Una vuelta de tuerca a los temas universales

Temas tan universales como el tiempo o el amor se cuelan en todas las canciones, aunque en el caso de Santero y Los Muchachos, el baño de alcohol y calor de bar los dota de un punto de vista particular; sólo hay que oír Carretera de El Saler para entenderlo. Los viajes, las vivencias, alteran la forma de ver la música y la vida, como ya le ocurrió a Escrivá en Nueva York. Se refleja en su último álbum en temas como ¿Quién Te da más?, El Tiempo Que Nos Queda (letra de Soni, guitarra del grupo) o Piel Lagarto: «Cambia la piel, cambial el viento / Pero ¿Quién cambia por dentro?» El tiempo y la madurez reforman las ambiciones, ayudan a aceptar a la gente y a uno mismo, admitir que podemos ser simplemente Alguien Normal, que es precisamente lo que cuenta Miguel Ángel en esta canción sobre una separación dolorosa de un amigo: «Con la madurez vas dándote cuenta de que la normalidad es la verdadera felicidad».

«Ser cantante… ¿Qué es ser cantante? Canto mis canciones»

Ser alguien normal y huir de ideales, no solo en la amistad sino también en el amor. Otro Vaso reivindica los errores, disipa la nube ficticia de la búsqueda de ese príncipe o princesa: «¿A qué llamas tú almas gemelas? / No he venido a ser quien quieras / Ni busco en ti ningún deseo / de los que pedí al soplar las velas». Sin embargo, el miedo a caer en cursilerías y su inclinación por dotar de humor las letras lleva al cantante de Santero y Los Muchachos a buscar otros caminos, a encontrar «imperfecciones sentimentales» que hacen que sus letras se salgan de la norma. «Puede ser muy romántico estar con la persona que quieres en el momento que quieres, pero… ¿y echar de menos? ¿No puede ser más romántico a veces?»

Una escuela de leyenda, de voces rotas

«Me gusta jugar con las palabras, con el sentido de las cosas, pensar que dos personas con sus defectos y sus caracteres tienen que estar juntos por encima de lo bonita que sea la situación». Esta manera de tratar las letras con humor lo ayuda también a sentirse más cómodo defendiéndolas, ya que Miguel Ángel no se considera del todo cantante: «Ser cantante… ¿Qué es ser cantante? Canto mis canciones» y se apoya en leyendas como Bob Dylan, Lou Reed o Tom Waits, cuyos estilos casan con su voz y satisfacen su predilección por las voces rotas. «Voces con carácter, que te permiten cantar más melódico sin que suene tan blando. Me gusta mucho la imperfección en la voz. Es algo así como las caras imperfectas, el atractivo creo que está en ese contraste».

De esa imperfección que hace de la vida algo especial, cada historia distinta a la anterior, de ¿Qué voy a hacer / si tú te vas? Pero también de Y no pienses que cuando quieras me tendrás; de Noches al Sol y de El Tipo del Espejo, al que te enfrentas cada mañana. Amor real, completo y defectuoso en el que lo importante es aceptarse. Desde los bares hasta la carretera, desde los festivales al salón de casa. Así es Royal Cantina, un disco imperfecto sobre el que resguardarse de la lluvia, se huya o no de ella.

AUTOR

Jorge Ocaña
Jorge Ocaña
Estudiante de ingeniería, pero sobre todo un loco de la música.

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