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Viva Suecia: «Hacer este disco ha sido una vía de escape para nosotros» (2022)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero

Cuando hace exactamente tres años hablamos con Viva Suecia con motivo de la publicación de El milagro (2019), todo eran ilusiones y un sentimiento especial recorría el interior de cada uno de los componentes de la banda. Estaban en el momento más importante de su carrera y se presuponía un gran punto de inflexión en la misma. Luego llegó la pandemia, el parón obligado y las decepciones en forma de giras suspendidas y proyectos sin consolidar.

Pero lejos de hundirse, Rafa Val (voz y guitarra), Alberto Cantúa (guitarra), Jess Fabric (bajo) y Fernando Campillo (batería), tomaron todo esto casi como una oportunidad de volver a reivindicarse. Con su nuevo álbum, El amor de la clase que sea, ha llegado la confirmación de que Viva Suecia es un proyecto que no deja de crecer y cuyo número de seguidores sigue incrementándose exponencialmente cada día.

El amor de la clase que sea es un disco que habla de perdón, de aceptación, de nuevas oportunidades y de amor, sobre todo de amor. El aprendizaje vital que hemos experimentado todos en estos últimos años se ve plasmado en estas once canciones que conectan de forma directa con quien las escucha, nos interpelan y nos despejan dudas. El enorme peso emocional de este disco sobrecoge en algunos pasajes y deja interrogantes para que cada uno los resuelva desde su propia manera de entender la vida. Con tantas cosas que decir y arrancado esta nueva etapa en Universal, veíamos imprescindible volver a encontrarnos con Viva Suecia.

Hace exactamente tres años que os entrevistamos por el lanzamiento de El milagro. En esa ocasión hablamos de que estabais en un momento clave de vuestra carrera, el que os podía llevar a dar el salto definitivo. La verdad es que con ese disco se preveían cosas que luego no se llegaron a concretar. Ya lo dice la canción Gracias: «Conocí el abismo el año en que aspirábamos a más». Mirándoos a vosotros mismos, ¿qué balance hacéis de estos tres años?

Rafa: Creo que los Viva Suecia de hace un año y pico te habrían contestado de manera radicalmente distinta a lo que te podríamos contestar hoy. No creo que ninguno de nosotros imaginase que todo iba a ir tan bien como está yendo, después de que se cortase todo: la gira, la sensaciones que había con ese disco, etc. De hecho, creo que incluso hemos pecado de precavidos, porque estamos en un momento maravilloso y la gente no solo ha aguantado, nos ha esperado y sigue conservando un buen recuerdo de nosotros, sino que a esto se ha sumado más gente y hay, si cabe, aún más fervor en torno a la banda.

Jess: Es que el balance es muy positivo. Realmente nadie sabe qué hubiese pasado si el mundo no se hubiese paralizado de la forma que lo hizo, pero la verdad es que, como dicen en mi tierra, «nos podemos dar con un canto en los dientes».

Alberto: En tu tierra España… [risas]

Rafa: El planeta Tierra quieres decir, ¿no? [Risas]

Jess: Es que yo soy un ciudadano del mundo [Risas de todos].

Es que no sabemos qué hubiese pasado. Igual si hubiese habido un camino alternativo, habría ido mejor. Pero eso nunca se puede saber.

Con este disco buscábamos que cada canción fuese una película diferente

Como decíamos, en ese momento teníais muchas expectativas puestas en ese disco. Visto lo visto, ¿las tenéis ahora?, ¿qué esperáis de El amor de la clase que sea?

Fernando: A corto plazo, sí, claro. La intención es que este disco funcione. Lo vamos a dar todo, nos vamos a dejar la piel en los conciertos. Tenemos la mayor ilusión en defenderlo y contentar a la gente.

Desde la primera escucha se nota que este disco es muy variado en sonido, arreglos, colaboraciones, etc. Y quizá ese sea uno de los grandes valores que tiene. Pero en realidad es algo que lleváis haciendo casi desde siempre, la búsqueda continua donde mandan las canciones más que un sonido predeterminado.

Alberto: Ese era el reto. Buscamos un equipo determinado, junto a los productores, hemos grabado en diferentes sitios… El tándem Santos & Fluren es el grueso del disco, y por otro lado Leiva, que también hizo de productor. Lo que buscábamos era eso precisamente, salirnos más de nuestra zona de confort. Es verdad que con El milagro también teníamos esa sensación de que era un disco viajero, pero creo que aquí hemos culminado mejor esa idea, porque hemos exprimido un poquito más todo. Ya desde la composición, que quizá eso en El milagro se hizo menos, ha empezado ese viaje. Por eso creo que ahora es más evidente. En aquel disco quizás hay una capa sónica que sí que es un hilo conductor más claro y aquí creo que eso no existe. Eso es lo que buscábamos, que cada canción fuese una película diferente.

Aún así, las canciones sí que tienen mucha conexión entre sí en cuanto a temática. Tengo la sensación de que El amor de la clase que sea es un disco terapéutico para el que lo escucha y que puede ayudar a mucha gente. ¿Para vosotros ha sido también así?

Rafa: Para nosotros, si no es una terapia, al menos sí que es una vía de escape. En los momentos en los que nos íbamos a Riópar y nos encerrábamos en una casa a componer, nosotros nos olvidábamos por completo de lo que estaba pasando en el mundo. Así que sí ha sido una terapia, ha sido un paraíso al margen. Ha significado muchas cosas para nosotros hacer este disco, no solo cuando estábamos componiendo también cuando estábamos grabando. De repente nos tirábamos un mes sin ponernos una mascarilla, totalmente enfocados en el disco y se nos olvidaba todo lo que pasaba fuera. De repente lo único que existía era este disco. En él contamos muchas cosas que hemos vivido en estos años.

Luz Casal es increíble, su mera presencia ya apabulla

A día de hoy abundan las colaboraciones, quizá demasiado, y puede que esto ya haya dejado de ser un valor en sí mismo. Vosotros habéis incluido tres en este álbum, bien distintas cada una, cosa que incide en esa idea de que el disco sea muy variado. Contadme cómo surgen. ¿Nacieron antes las canciones y luego buscasteis los artistas que mejor encajaran?

Alberto: La de Leiva es la más explícita. Nos levantamos una mañana en Riópar sin absolutamente nada, solo con tres acordes, empezamos a tirar y, a la hora de comer, dijimos: «Hostia, esto está sonando un poco a Leiva«. Ahí empezamos a plantearnos que produjera él la canción. Él es un tío que consigue siempre diferenciar mucho las cosas, que a nivel de producción crea mucho con muy poco. Así que empezamos a moverlo, comimos con él y ahí en el estudio se animó a cantar.

Con Luz Casal fue un poco la carta a los Reyes Magos. Ya teníamos todo el disco hecho y pensamos: «Cómo le pega a Luz Casal esto. Cómo molaría que lo cantara». Así que le hicieron llegar la canción, le gustó y a la semana estábamos allí con ella, pellizcándonos. Es increíble, su mera presencia ya apabulla.

Y con Dani Fernández fue un poco igual, le llamamos y dijo «voy para allá». Estaba aquí en Madrid, se cogió un tren y en 24 horas estaba el tío dejándose las pelotas cantando. Todo ha sido muy natural, por eso son más bonitas yo creo.

Decía antes que este me parece un disco muy variado. El claro ejemplo es la canción que abre el trabajo: El bien, con el saxo final, el rollo E Street Band… Tiene un aire ochentero que luego se dejará ver también en los teclados de Hablar de nada o en el sintetizador de Justo cuando el mundo apriete, por ejemplo. ¿Ha sido intencionada esa mirada retro?

Alberto: La referencia a Bruce Springsteen es clara…

Rafa: Y a Bleachers

Alberto: Empezamos a hablar de Bleachers, de los Killers… Hace poco vi un vídeo de los Killers, que subieron Bruce Springsteen en directo. Springsteen es un tío que se está reivindicando mucho por parte de artistas actuales.

Rafa: Es que es eterno

Alberto: Sí, sí, pero ahora de repente parece que su influencia está adquiriendo otra dimensión. Hay un montón de bandas que nunca nos habíamos parado en Springsteen y salió su nombre, claro. Está muy guay que la gente lo note, ya no solo por lo evidente del sexo.

Pero sí, todo comenzó con Bleachers, nos hablaron de esa banda y nosotros no la conocíamos. Pensamos que molaría hacer un tema así, con un saxo molón. Lo grabó el Pirata en su casa, porque teníamos claro que tenía que ser él. Hasta entonces teníamos muchos prejuicios de incluirlo o no, pero fue abrir la pista, llegar al solo de saxo y ponernos todos a dar botes en el estudio. Fue increíble ese momento porque te asaltan las dudas: «¿Qué hacemos metiendo un saxo a lo Bruce Springsteen Pero ese momento fue mágico y todas esas dudas se nos fueron.

En estos tiempos, temas como el perdón o el amor se están quedando un poco huecos

Con este tema parece que aprendemos a banalizar un poco las cosas que nos pueden pasar. Creo que también habla un poco del ego que tenemos muchas veces al creer que lo que le pasa a uno es lo más importante. Sin duda alguna, parece toda una declaración de intenciones de cara a este disco o también puede ser una lectura de lo aprendido en estos últimos años. Es cierto que, a nivel de sonido, al escucharla podemos esperar que el disco sea de una forma y luego en realidad no es así.

Rafa: Es como: «Este es nuestro disco y esto es lo que os creéis que viene, pero lo que viene es totalmente distinto, así que no os creáis una mierda» [Risas].

Alberto: A nosotros nos flipaba el tema, pero a la vez entendíamos que podía ser muy chocante para nuestro seguidor de siempre. Así que, como somos idiotas, dijimos: «Por qué no ponerla la primera y, si alguien se tiene que bajar del carro, que sea al principio». Pero realmente creo que ocurre el efecto contrario.

Hay una lectura importante que saco también de este disco y es la importancia del perdón. De ello habláis en Lo siento o en Justo cuando el mundo apriete, por ejemplo, cuando decís: «Quién dijo que afecta al orgullo tener que pedirnos perdón».

Alberto: Yo creo que, tanto a nivel personal como artístico, sí que nos hemos dado cuenta con un poco de tristeza, pero a la vez con esa energía para reivindicarlo, que temas como el perdón o el amor se están quedando un poco huecos en estos tiempos.

Rafa: Es que se usa mucho en canciones, en televisión… Así que recuperar el calado que realmente tienen es complicado.

Alberto: Hace poco leí un artículo que hablaba de eso: que hay muchos conceptos de los que la gente conoce la palabra, pero no tiene la capacidad de entenderlos. Por ejemplo, nosotros somos una banda y ya casi no hay bandas así, donde haya amistad detrás, por ejemplo. Generaciones enteras lo han tenido clarísimo, pero a lo mejor de aquí a veinte años el concepto banda se diluye un poco, igual que el concepto de amor, de respeto, de amistad… Sí que nos apetecía reivindicar todo esto un poco. Es verdad que sonaba un poco cursi cuando pensamos en el título, pero es que es algo tan universal que nos apetecía hacerlo.

Rafa: Es verdad que cuando dijimos el título no le gustó a nadie, solo nosotros.

Alberto: Igual no tiene tanto calado como El milagro y es por eso, porque ha perdido un poco de significado la palabra. Pero si estamos aquí es por amor a lo que hacemos, por respeto entre nosotros, con nuestro equipo… Es una reivindicación bastante más grande de lo que parece.

La salud mental muchas veces empieza por el autoconcepto, por la aceptación

En Hablar de nada decís: «Voy a quererme más, voy a hacerlo por ti», y en El rey desnudo: «Ahora empiezo a sentirme capaz de gritarme la edad al espejo, de reír cuando no estoy tan bien…» El amor propio y la aceptación de uno mismo como base de El amor de la clase de sea.

Rafa: Últimamente se habla mucho de la salud mental, y creo que eso empieza por el autoconcepto, por la aceptación. «Voy a quererme más y voy a hacerlo por ti» es «si quiero que lo que tengo contigo funcione, primero necesito que funcione conmigo mismo». Ese es un poco el hilo conductor, que si no me valoro, si no me respeto, si no me quiero, si lo que tengo de mí mismo es una imagen distorsionada, no voy a poder ofrecerle ni un cuarto de eso a ninguna otra persona.

El disco lo cerráis con Gracias, quizás una de las canciones más honestas y sinceras que hayáis hecho nunca. «Considero un arte situarme en el desastre y continuar perdido y asustado, al tiempo que encantado de aguantar». Es algo con lo que muchos nos podemos identificar.

Rafa: Me alegro mucho. Eso es que hemos hecho bien nuestro trabajo.

La propia canción termina así: «Me quedo con la mano que sé que no me dejará caer».

Rafa: Yo creo que es una manera bonita de terminar un disco que se llama El amor de la clase que sea.

Alberto: Además, esa canción que viene de una tormenta, de repente, abre en esa acorde mayor y luminoso. Es la última canción del disco, pero va a tener un peso importante en el directo.

Rafa: Es muy especial y está destacada en nuestros conciertos, para que todo el mundo pueda disfrutarla como la disfrutamos nosotros.

Las canciones muchas veces te ayudan a que te des cuenta de que estás sintiendo algo que no sabías que sentías

Cuando Rafa llega con letras como estas y os las enseña, ¿de qué manera os interpelan dichas canciones a vosotros?

Rafa: Bueno, no es así exactamente. Las canciones vienen de muchos sitios. Por ejemplo, la canción de Luz Casal sale de una línea de bajo de Jesús. No te voy a contar toda la historia, pero Jesús salió de una habitación de la casa con una línea de bajo…

Jess: Sí, del baño [risas]

Rafa: Él salió con una línea de abajo, y esa misma línea la bajamos un poco de tempo y empezamos a buscar. Al final de todo el proceso, yo intento ponerle la letra. Lo que quiero decir es que a veces sí que tengo una idea yo y a veces el que la tiene es Jesús, o Fernando, o Alberto

Alberto: Pero las letras…

Eso es. Yo me refiero más a las letras, que a veces parecen tan personales e íntimas.

Rafa: Sí, pero mi misión no es contar mi vida y que a ellos les parezca bien que la cuente, sino que es contar nuestras vidas y que los demás también se sientan identificados con esas historias. Muchas veces cambiamos letras y vemos de qué manera contar ciertas cosas. Sí que es verdad que todas parten de una experiencia puramente personal, pero a mí no me pasan cosas que no le pasan a los demás.

Alberto: Analizándole a él como letrista, creo que su gran virtud es que siempre tiene un pie en el suelo y por eso sus letras conectan tanto con la gente. Yo lo veo con muchos artistas, que a veces te cuentan unas películas… Creo que cuando tienes tanto éxito y estás en una isla paradisiaca, rodeado de sirvientes, a la gente deja de interesarle lo que cuentas. Creo que el mensaje va perdiendo recorrido.

La verdad es que no solemos preguntarle por las letras y eso está muy bien porque las haces tuyas también. Sus letras molan porque están contando algo universal.

Rafa: Las canciones muchas veces te ayudan a que te des cuenta de que estás sintiendo algo que no sabías que sentías. Muchas veces, sabemos que hay algo roto dentro o que se está rompiendo, pero ni siquiera nos paramos a recapacitar sobre ello. Muchas veces, alguien te dice algo y dices: «Hostia, me estaba pasando eso y ni siquiera yo mismo era consciente». A mí me pasa constantemente con las canciones.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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