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Veintiuno: «El artista debe ir un poco por delante de su público, para poder sorprenderle» (2021)

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Fotografías: Alejandro García-Cantarero

Hace un año, la pandemia trastocó los planes de publicación del nuevo álbum de Veintiuno. Lejos de perjudicarles, el cambio de guion ha hecho que Corazonada llegue a los oídos de la gente como un trabajo completamente consolidado. Tras siete singles que han ido tomando el pulso al público y, progresivamente, aumentando las expectativas con respecto al disco, por fin Corazonada y sus 14 cortes han llegado para quedarse.

Estamos ante un álbum temático, una especie de fábula donde Diego, Jaime, Yago y Pepe han dado un salto de calidad con respecto al ya de por sí formidable Gourmet (2018). Canciones que hablan de diferentes estados de ánimo, de sentimientos comunes pero complejos; canciones dolorosas y sanadoras al mismo tiempo. Corazonada supone el paso necesario para que Veintiuno se sitúen de manera definitiva en la primera línea del panorama musical español.

Diego y Yago son los encargados de contarnos todo lo que hay detrás de estos largos meses de trabajo hasta que por fin ha visto la luz uno de los discos del año. Corazonada es variedad, búsqueda, confirmación y resultado. Una colección de piezas perfectamente ejecutadas, con una colección insuperable de hits y con una enorme profundidad emocional. Superando todas las expectativas, este disco ha llegado para quedarse en nuestras vidas.

Quiero que me contéis todo lo que hay dentro de Corazonada. Para empezar decidme brevemente cuándo y cómo surge el germen o la idea fundamental del álbum.

Diego: Desde el momento en el que firmamos hacer un disco con Warner, empezamos a darle vueltas a qué tipo de álbum queríamos hacer. Buscábamos una idea que nos estimulara a contar algo. Estábamos en medio de la gira de Gourmet y yo, en medio del estrés, del agobio y de muchísima ansiedad, una noche soñé que no tenía corazón. Fue justo antes del Sonorama, al finde siguiente teníamos otro festival… En ese momento había mucho estrés porque éramos una banda que no estaba preparada ni acostumbrada a eso.

Yago: Es que íbamos nosotros cuatro en una ranchera, ahora vamos en una furgo de puta madre, con técnico de sonido y con un equipo que hace que tocar sea la hostia.

Diego: Claro, ahora tocar es la hostia, pero en ese momento todo era un estrés y un problema porque había cero planificación. El caso es que me quedé barruntando esa idea: «¿por qué estoy tranquilo después de despertarme con la sensación de no tener corazón?». Así que empecé a masticar todo eso y un día se lo presenté a ellos: «Chicos, creo que tengo algo sobre lo que hablar y que me apetece contar». Así que empecé a componer con toda esa idea en la cabeza.

Por tanto, ¿ya teníais la idea de hacer un disco temático antes de tener el tema propiamente dicho?

Diego: No era tanto el hecho de hacer un disco temático por hacerlo, sino más bien, de una manera abstracta, que hubiese un salto más, algo más potente que hacer. Ya hemos hecho una colección de canciones de la que estamos muy orgullosos, pero no hemos pensado el álbum con algo detrás que dé una sensación de conjunto. El reto estaba ahí y esto nos sirvió como excusa para ser un poquito más ambiciosos.

No es que la industria haya terminado trabajando single a single, lo que ha hecho ha sido volver a eso

¿Cuál es el resumen de Corazonada y qué pretende contar a nivel general?

Diego: Es una fábula y para mí una fábula es una manera sencilla de contar cosas complejas. Yo te diría que nos sirve como marco para contar varias cosas que nos inquietan, nos preocupan o hemos vivido.

¿Por qué sentís la necesidad de hacerlo de esta manera?

Yago: Es que esta vez contamos con una superficie detrás, que es Warner, y nos va a dar medios para hacerlo. Ellos nos recomendaron no sacar el disco en mitad de la pandemia, que era cuando lo teníamos programado. A cambio, nos dejaron seguir sacando singles, lo cual demuestra que la compañía confía en nuestras canciones. Incluso nos dejaron ampliar el espectro de canciones y hacer cosas locas con la promo, como flotadores para Salvavidas o cintas para Caramelo. Al contar con un equipo así, cualquier idea loca que teníamos la podíamos llevar a cabo. Es que, teniendo esos medios, ¿cómo no vas a querer dar un paso más?

Al hilo de lo que comentas de posponer los planes por la pandemia, al final habéis publicado hasta siete singles. ¿Sentís que en estos tiempos hay una necesidad demasiado urgente de generar contenido continuamente?

Diego: Es que toda la industria de la música está estructurada para que estés alimentándola continuamente, y el consumo está diseñado para que prestes atención a unos estímulos constantes.

¿No genera eso un poco de ansiedad? A mí a veces, como consumidor, me la genera un poco el hecho de haber tantas novedades cada semana.

Yago: Yo no siento esa ansiedad tanto pero sí que es verdad que, si sigues algún artista que trabaje single a single, está todo planificado de seis semanas en seis semanas. Nosotros hemos sacado un single que enlaza con otro, que enlaza con otro y, al final, enlaza con un disco, pero hay gente que trabaja únicamente de esa manera: single a single. Yo no veo todo esto como una ansiedad sino como que son creadores que desde su casa pueden hacer todo ese tipo de contenido.

A mí me gusta mucho un artista que se llama Cruz Cafuné, que es un artista 100% digital. En el programa de Un país para escucharlo de las Canarias, él cuenta que es un artista digital y que eso es lo que le da de comer. Él se autoedita, se distribuye y todo lo que genera en Spotify es suyo, por eso cuida su producto digital. Es un tío que ya antes de la pandemia hacía diez conciertos al año. Nosotros, en cambio, somos un grupo de directo. Nuestro 2020 iba a ser que todos los fines de semana íbamos a tener tres festivales. Al final somos una banda y trabajamos como lo hacen prácticamente todas, y por eso quizás nos sentimos más cómodos creando un contenido que se pueda alargar durante toda una gira, en lugar de ir single a single.

Lo que está claro es que esta estrategia que habéis seguido de ir sacando singles ha tenido mucha coherencia detrás y creo que os ha ayudado mucho.

Diego: Por supuesto, nos ha ayudado muchísimo. No obstante, esto es paradójico porque la industria no ha terminado trabajando single a single, lo que ha hecho ha sido volver a eso. El origen de la música editada eran los 7 pulgadas, como hacía Sun Records en los años 50, que tenían un estudio, la gente iba a grabar un single ahí, se lo editaban, se lo enviaban a la radio… y el álbum llegó en los 60. Creo que hemos vuelto a eso, a que el álbum sea la última parte del recorrido de una serie de singles, lo cual indica que todo es una tendencia. Nuestro trabajo, al fin y al cabo, es hacer música y a mí cómo se enseñe esa música no me importa demasiado, es más problema de cómo la gente decida consumirla.

Este disco ya refleja hasta qué punto dejamos que nuestra música se bañe de las referencias que tenemos

Quería preguntaros por lo que significa el disco a nivel puramente musical. ¿Qué novedades podemos encontrar?, ¿cuál ha sido el paso adelante en este disco?

Diego: Para mí hay dos cosas. La primera es que el proceso compositivo, de trabajo y de producción de Veintiuno no es tanto una escalera como una rampa. Gourmet tiene una presencia de autoproducción muy bestia porque llevamos los temas al estudio muy trabajados y, desde que hicimos ese disco, vimos que la banda funcionaba muy bien en esa dirección. De pronto yo escribo un tema, maqueto ocho pistas, lo mando y Yago, Pepe y Jimmy aportan su movida.

Luego Jimmy, que es productor, recoge todo, pulimos, hacemos maquetas (que llegaron a ser de 30-40 pistas) y ya al estudio, con Santos y Fluren, llegamos prácticamente para rematar. Pero claro, cuando vas con unos gurús como ellos, rematar es un grado de acabado muy fino. Hemos ido puliendo mucho eso y, de hecho, hemos llegado a un punto de «maquetitis» porque estamos muy orgullosos de las maquetas que hemos ido haciendo.

Por otro lado, Corazonada ya refleja hasta qué punto dejamos que nuestra música se bañe de las referencias que tenemos. Creo que ya tenemos un público que espera cierta cosa de nosotros y considero que el artista debe ir un poco por delante de su público, para poder sorprenderle.

Entiendo que la gente quiera que hagamos Cabezabajo, Dopamina y Tu nombre varias veces pero, aunque esto nos salga de manera muy natural, también hay otros colores que nosotros escuchamos y que en paralelo vamos trabajando y viendo si nos quedan bien o no. Hay veces que llegamos a un sitio y, por tanto, eso se plasma en el disco, como ocurre con Anhelo, Nudes y Tanto. En cambio hay sitios a los que hemos ido, hemos probado y hemos visto que no termina de funcionar o por lo menos no funcionan aún. Nos gusta pensar que, aparte de lo que se espera de nosotros, podemos hacer algo más.

Ahora que hablas de referencias. Durante todo el proceso de Corazonada, ¿qué es lo que más ha sonado o ha sobrevolado vuestra cabeza?

Yago: En mi cabeza ha estado desde el último de The Weeknd, que creo que se plasma en Desvelo, hasta Café Quijano, Los Rodríguez

Me encanta que salgan al mismo tiempo The Weeknd y Café Quijano.

Diego: Hay una cosa que nos dimos cuenta en la banda, no sé en qué momento, que es el hecho de irnos quitando mucho el prejuicio a reconocer lo mucho que disfrutamos la herencia y la tradición popular española. Es que creo que en la música de este país, y lo digo como un defecto, tenemos una gran tendencia a la anglofilia. Pero creo que tenemos ya un poso y una tradición de música de aquí muy importante. Así que para Corazonada ya estaba en un punto de decir que uno de mis escritores de canciones de referencia y uno de los estilos a los que me encantaría acercarme es Calamaro. O a Yago, por ejemplo, le flipa Café Quijano.

Yago: ¡Qué grande es esto del amor!, ese disco.

Diego: El caso es, «¿Por qué estoy venerando cosas que he escuchado en música de fuera cuando esos valores están en música que yo escuchaba cuando era niño?» y además han sabido aproximarse antes que yo a la implementación y adhesión de sus estilos. Creo que quitarnos ese prejuicio lleva a mucho. Está muy bien que te referencies en Paramore, pero en realidad yo he crecido escuchando en 2007-2008, en paralelo, a Paramore y El Canto del Loco. Lo cierto es que poder reconocer los extraordinarios valores que tienen canciones de aquí, es muy positivo.

También es cierto que eso nosotros ya lo habíamos empezado a hacer antes. Dopamina creo que tiene más que ver con la versión más hedonista de Los Rodríguez y de Nacha Pop, pero sabíamos que si en ese momento decíamos eso en una entrevista no iba a ser bien recibido. El indie rancio todavía recibe raro el hablar del pop español de los 2000 pero yo no voy a negar que es con lo que me he criado.

Hay mucha gente que define sus gustos por oposición

Antes de entrar de lleno en las canciones del disco, ¿cuáles son las que han entrado gracias a que la publicación se retrasó?

Yago: Tanto entró un poco de rebote y después entraron Nudes y Desvelo.

Tras la intro de Júbilo, el disco arranca con Mi monstruo y yo. Es una especie de autocrítica pero, sobre todo, parece una declaración de intenciones, una manera de dejar claro de qué va todo esto.

Diego: Yo siempre quise hablar del trastorno de despersonalización en una canción y esta canción, narrativamente, habla del corazón quejándose de la persona con la que está. Me gustaba cómo rimaban la primera canción, la canción siete y la última, y la relación que tienen entre ellas. De hecho, esas tres canciones se construyeron juntas, Mi monstruo y yo, Corazonada y Se me ha olvidado. En realidad siempre compongo de dos en dos o de tres en tres temas.

Cuando hablabas antes de que soñaste que no tenías corazón, supongo que te referías a nivel sentimental.

Diego: Sí, pero lo divertido de contar una fábula es precisamente darle personalidad a objetos inanimados. Me pilló también leyendo mucho a Roald Dahl, así que me pareció divertido el hecho de hacer antropomórfico a un zorro y cómo, de pronto, la personalidad de ese zorro define una serie de historias. Es muy interesante hablar a través de eso de cosas que son reales, como por ejemplo ocurre en El fantástico Sr. Fox, que habla de la gentrificación de las ciudades. Por tanto, Corazonada es una excusa, de una manera naíf, infantil y tonta, para hablar de cosas bastante heavies.

Vuestra relación con los Haters es bastante curiosa, intensa e incluso divertida. Siempre es interesante ver cómo relativizáis todo esto. ¿Creéis que este tipo de perfiles en redes os hacen más fuertes?, ¿pensáis que es verdad eso de que «es bueno que hablen de uno aunque sea mal»?

Yago: Por supuesto. Algorítmicamente, en YouTube, un dislike cuenta lo mismo que un like.

Diego: Creo que eso define muy bien cómo funciona el mundo digital.

Yago: Exacto. Lo importante es que haya reacciones. Al final esto le ocurre a todo el mundo. Todos vemos cualquier cosa que no nos gusta y lo compartimos para denunciarlo pero, a la vez, le estamos dando publicidad.

Diego: Tú le vienes bien al hater, pero el hater te necesita porque hay mucha gente que define sus gustos por oposición. Hay personas a las que realmente no les gustan las cosas, sino que les gusta estar en contra de cosas. En realidad no están enfadados ni te odian, es solo que tú eres lo que ellos quieren dejar claro que no les gusta. No hay nada más absurdo y es extremadamente tóxico pero realmente, si alguien decide hacerse esa construcción mental, a mí me viene guay (risas).

Yago: En realidad no hay nada que leamos o que nos digan que nos pueda hacer daño.

Diego: A ti un desconocido, en realidad, no puede herirte. A lo mejor puede herir a tu ego que a alguien no le gusta lo que haces, porque tú tengas una expectativa de gustarle mucho a la gente, pero herirte de verdad solo puede hacerlo gente que te conozca y que tenga un juicio personal sobre ti.

A mí que un ser querido me diga «no vas a llegar a nada» me duele porque esa persona, conociéndome, no confía en que lo puedo conseguir. Pero que alguien que no conozco me diga que no le gusta lo que hago, me da exactamente igual. Es más, esa gente me está dando una herramienta para que me ría de ella. Pero esto es algo que dejaré de hacer porque la parte que no me gusta de exponer a un hater es que luego hay fans que también entran en eso. De hecho, muchas veces lo pongo «por favor, no deis la chapa a la gente porque esto es por la risa» y tacho los nombres, porque hay gente que se ofende más que tú.

Nos gusta mucho que nuestra música se pueda definir como bailar la pena

Al final, como bien enseña esta canción, da igual lo que hagas o cómo seas, siempre va a haber alguien que te odie de alguna manera.

Diego: Y ni siquiera es odio porque, si pudiéramos activar la cámara frontal del móvil, veríamos a la gente que está tomándose unos Cheetos, de puta madre, sin emitir ningún tipo de expresión facial.

Haters engancha con Caramelo para decirnos que la realidad no es tan dulce como parece. A pesar de lo que aparentan estas canciones a nivel musical, el mensaje que tienen es un poco más duro, como un golpe de realidad. Me interesa mucho esa dicotomía entre música y letra.

Diego: A mí me gusta pensar que Veintiuno el tono que tiene es la música de Mi gran noche, con la letra de La noche de anoche. Yago tiene una frase preciosa para todo esto.

Yago: Bailar la pena. Si escuchas la letra de Dopamina, por ejemplo, es un grito de ayuda pero a la vez te lo bailas y te lo cantas. A mí eso me hace muchísima gracia, el hecho de que la gente está cantando una canción cuya letra dice algo jodidísimo y oscurísimo, pero en realidad te hace bailar.

Diego: Igual esto tiene que ver con que yo, cuando tenía tres años, me enamoré de una letra que no entendía y, a medida que fui entendiéndola, me enamoré más. De hecho la llevo aquí (señalándose el tatuaje que tiene en el brazo). No sé si te has parado a escuchar la letra de Bohemian Rhapsody que probablemente fue la canción que definió mi gusto musical temprano. Al final, todo lo que hacemos ya estaba en esa canción. Somos un resultado de la cultura española. Somos una cultura extremadamente católica, incluso para la gente que no se declare católica. Toda la mentalidad está definida en base al catolicismo, disfrutas con culpa, te expías la culpa… Yo realmente creo que la felicidad no existe, sino que existen los momentos felices y tú valoras la felicidad por posición. Si tú nunca hubieses estado hecho una mierda no entenderías la felicidad.

Yago: Y eso son las vacaciones (risas). Valoras la playa y la cañita que te estás tomando porque está en contraposición a estar ocho horas en una oficina.

Hablando de golpe de realidad. Parasiempre lo es más aún. Aunque pensemos muchas veces que no es así, nada dura para siempre. ¿Creéis que es necesario ser consciente de ello?, ¿no pensáis que eso puede evitar que disfrutemos las cosas de una manera más plena?

Diego: Sin duda creo que sí que hay que ser conscientes. Pero este disco, si algo tiene que ver con eso, es con estar presentes en el momento. A mí me obsesiona mucho, y creo que está presente en Corazonada, cómo nos relacionamos en la era de las redes sociales y cómo estamos en un sitio pensando en el siguiente. El estar presentes en el presente es algo que a mí me preocupa mucho. No sé si algo puede ser o no para siempre pero, sin duda, si vivimos pensando continuamente en el instante siguiente no vamos a disfrutar de esto.

Parasiempre habla de que yo viví un momento en el que me hubiese gustado estar toda la puta vida. No sé si eso es absurdo, pero me gustaría tener más a menudo esa sensación de estar exactamente donde quiero estar y con la gente que quiero estar.

El estar presentes en el presente es algo que nos preocupa mucho

Corazonada es el centro de este disco, la canción que divide el álbum en dos mitades claramente diferenciadas. Al margen de la temática, musicalmente suena precisamente a eso, a transición, es como un interludio de casi cinco minutos. Contadme qué importancia tiene este tema dentro del disco.

Yago: Es el núcleo del disco. En Corazonada, el corazón se pira y las canciones empiezan a hablar de un sentimiento un poco más animal.

Anhelo y Desvelo están relacionadas. Son como las dos caras de la misma moneda. ¿Qué diferencia hay entre el deseo que se cuenta en Anhelo y el deseo que se cuenta en Desvelo?

Diego: Personalmente yo siempre pensé en Anhelo y Desvelo como tú y yo mirándonos en una mesa, cada uno exponiendo un punto de vista sobre lo mismo. Anhelo intenta expresar cómo de mentira son las canciones de amor y cómo hablamos de amor cuando debemos hablar de deseo; mientras que Desvelo habla exactamente de lo contrario: cómo camuflamos de deseo y de una pulsión sexual lo que en realidad es una implicación emocional de la que probablemente no quieres reconocer que estás envuelto.

Con estas canciones me viene a la cabeza la película Olvídate de mí. Es el hecho de que sé que me va a ir mal…

Diego: …pero repetiría. Es justo eso. Qué peliculón, por cierto.

Me gustaría pararme también en Cortavenas. ¿Por qué creéis que en el fondo todos necesitamos de vez en cuando mensajes (o canciones o películas) «cortavenas» cuando estamos mal?

Diego: Sobre Cortavenas, Yago es el que mejor habla.

Yago: Es ese momento en el que estás soltero, le envías a tu ex un mensaje por la noche y sabes que no tienes que hacerlo. Ese es el mensaje. Es gracioso porque lo puedes ver desde el punto de vista de recibirlo o de enviarlo. Es decir, es igual de malo escribir a tu ex a las 5 de la mañana que el hecho de que ese ex lo reciba, tenga pareja y te lo responda. Al final, es un sentimiento de mierda pero se hace bailar también, como hablábamos antes.

Diego: Hemos hablado antes de desechar la anglofilia y reconocer lo bueno que hay aquí, pero Cortavenas es claramente un explícito homenaje a la era Quincy Jones de Michael Jackson, que nos alucina a todos. Incluidos ciertos manierismos y arreglos, como percusión con botellas, que vienen del Thriller, de Wanna Be Startin’ Somethin’. Para hablar de algo tan de era digital como son los mensajes de las 5 de la mañana, a mí me gustaba imaginarme cómo lo habría hecho Prince, por ejemplo, en una época tan hedonista como la suya.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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