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Crónica Austin City Limits 2022: La confirmación del papel preponderante de la mujer en el nuevo mundo de la música

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El Austin City Limits dice adiós mientras nosotros procesamos un fin de semana de calor asfixiante, muy buen rollo entre público y unos directos que nadie podrá olvidar en mucho tiempo. Es también el ACL que supone la confirmación del papel preponderante de la mujer en el nuevo mundo de la música, tanto sobre el escenario como debajo. Se escucharon mensajes reivindicando la libertad de elección sexual, el uso del cuerpo como arma reivindicativa y el apoyo al maltrecho derecho de la mujer estadounidense al aborto.

Muchos son los nombres que aún resuenan en la capital texana, desde el vódevil rosa de Lil Nas X al show imperfecto pero fascinante de los Red Hot Chili Peppers pasando por buen hacer de Pink, el descaro de Princess Nokia, la nostalgia de Paramore o el folk eterno de Nathaniel Rateliff. En el tintero se nos quedaron James Blake, Japanese Breakfast, Flume o The Marías, pero es lo que tiene adentrarse en un festival sin límites como el Austin City Limits. Repasamos lo más destacado de estos tres intensos días.

Fascinante imperfección: Red Hot Chili Peppers

El concierto de los Red Hot suponía varias buenas noticias para la banda. El estreno de su nuevo álbum, Return of the Dream Canteen, y el cumpleaños de Flea parecían anticipar una noche memorable. Pero como toda gran noche debe partir de una imperfección para que merezca la pena ser recordada. Un fallo imperdonable de sonido nos dejó durante unos minutos escuchando atónitos en mono a la banda californiana. Algo que se subsanó dejando por fin el show dispuesto a desbocarse. Lo hizo a través de la clave de cualquier banda: el carisma. Pero no solo de carisma viven los Red Hot, su concierto es un goteo constante de temazos que te evocan una vida entera.

A pesar de su nuevo álbum y la tentación de sobrecargar el playlist con su promoción, los californianos se pasaron casi dos haciendo un repaso a su descomunal carrera y conectando con un público entusiasta que aguantó el calor sofocante de Texas hasta que la noche nos dio alivio. Dani California sirvió para rendir homenaje a Flea en uno de los escasos guiños que produjeron entre sí o hacia el público. El resto, historia del rock: Around the world, Californication, Give it avay como cierre antes de bises y By the Way para decirnos adiós y dar paso a los fuegos artificiales. El único debe recae en el hecho de no haberme permitido gozar Under the Bridge como sí hicieron en el primer fin de semana de festival. Aunque, la sensación de concierto disfrutable que me llevo vale más que cualquier himno generacional.

Mucho más que un concierto: Lil Nas X

El concierto de Lil Nas X no es un concierto, es mucho más. Es una performance, un videoclip, un espectáculo de danza contemporáneo, es teatro barroco y también un alegato por la identidad personal. Todo ello sazonado con el talento interpretativo de un artista en estado de gracia, grandes bailarines y un puñado de canciones brillantes que exploran las fronteras del rap. Una delicia audiovisual en cuatro actos que narra el nacimiento de un demonio llamado Montero que hace honor a ese discazo rompelistas que ha convertido a este chico de Georgia en uno de los artistas más icónicos del panorama actual.

Los actos de esta obra transcurren desde la falsa inocencia de un hombre que empieza a entender su sexualidad al surgimiento de un demonio liberado llamado Montero, que no atiende de ataduras y se manifiesta abiertamente como él desea ser. Entre medias van cayendo Old Time Road, Montero, Scoop o Industry Baby. El protagonismo de Lil Nas se comparte con las piezas de vídeo que acompañan cada acto y unos visuales preciosistas a juego con un vestuario digno de película pero sobre todo con sus bailarines, con quienes comparte morreos y bailes más que sugerentes, como si del Ambition Blonde Tour de Madonna se tratase. Vanguardia musical en todo su esplendor.

Las diferentes versiones de Pink

Hay muchas Pink en un concierto y todas te enganchan. Lo hace con una voz espectacular, una puesta en escena alucinante y unos temas bien elegidos donde sobresalen sus versiones. La de Bohemian Rhapsody es la que más sobresale pero tampoco desmerecen el What’s up de Four Non Blondes, River de Bishop Griggs, Me and Bobby McGee de Janis o el I am just a girl de Gwen Stefani. Esta concatenación de covers podía parecer una sesión de karaoke de lo más random pero en labios de Pink se convierte en una maravilla sonora.

Entre medias, redescubrimos otras Pink, desde la adolescente alocada de Get the party started a la madurez de Just Like a Pill, Try o Give me a reason y en todas esas Pink se esconde una mujer madura con un talento interpretativo que ha mejorado cada una de sus antiguas versiones en un directo que engancha y que te sumerge en un mundo más que interesante a través de un talento escénico apabullante.

El carisma de la sencillez: Arlo Parks

La artista afincada en Londres se presentó en Zilker Park con una propuesta minimalista, floral y con mucho encanto. Su voz enamora y transmite un buen rollo y una naturalidad que superan con creces sus ya de por sí brillantes canciones. La sencillez de su puesta en escena contrasta con la energía que es capaz de imprimir a su actuación. Y tras ella tiene el respaldo de unos músicos con mucho talento y temas tan carismáticos como Hurt, Green Eyes, Too Good o Hope que destapan el tarro de las esencias de ese cúmulo de buenas influencias culturales que es Arlo Parks.

Una fiesta al sol: Nathaniel Rateliff

Una homilía bajo un calor infernal. Eso fue Nathaniel Rateliff en Austin. Todo un torbellino capaz de desgranar lo mejor de la tradición musical americana con una voz descomunal y una banda a la altura de tal talento generacional. El público aguardaba expectante sin importar los rigores del termómetro y Nathaniel no les defraudó. Primero con guiños a Beto, el candidato demócrata a las elecciones a gobernador del Estado de Texas y después poniéndonos a botar a todos a través de temazos incuestionables como You Worry Me, I’m on your side, Hey Mama y sobre todo SOB. La homilía nos dejó con ganas de seguir a este profesa musical por toda su gira en un revival casi religioso que inspiró a una inmensa multitud.

Nostalgia acústica: Paramore

Volver atrás en el tiempo es siempre algo preciado, un regalo divino que parece imposible de lograr. En el Austin City Limits conseguimos un billete a tiempos más inocentes envueltos por las canciones honestas y geniales de los Paramore, los cuales abrían para los Red Hot y estuvieron más que a la altura de semejante reto. Ante una entregada audiencia que visualizaba mentalmente pasajes de su ayer, los Paramore derrocharon carisma, energía y canciones como Brick my Boring Brick, Still into You, Hard Times o Told You So.

A la mitad de este revival que nos transportó 15 años atrás, tuvieron el detallazo de subir al escenario a la londinense Pink Pantheress, una de las sorpresas del festival, que compartió con la banda Misery Business y un momento inolvidable para esta joven promesa de la escena urbana británica. Icónicos, se marcharon sin hacer ruido pero con su estela se fueron parte de las canciones que han formado nuestro playlist vital.

Ternura londinense: Pink Pantheress

Hablamos de ella en nuestro relato del increíble concierto de Paramore. Esta chica de Bath de apenas 21 años apareció en el Austin City Limits como si de una guiri perdida se tratase, con bolso, descalza y gafas de sol. Enseguida hizo cuenta de su talento vocal innato, sus letras íntimas y una capacidad única para transmitir, lo cual atrajo a más y más gente hacia su escenario haciendo partícipe a todos de las canciones que compuso con el GarageBand siendo una adolescente y que luego lo petaron en Tiktok. Caricias al alma desde Londres.

Torbellino con conciencia: Princess Nokia

La rapera de Brooklyn arrojó más calor a la ya de por si caldeada atmósfera del festival con un show provocativo en el que reivindicó su cuerpo como arma arrojadiza contra los puritanos y conservadores. Sus bailes con American Woman o Down in Mexico de fondo fueron de lo mejor del festival. Su repaso a ese rap que la ha convertido en un portal que conecta los ruidos de todas las eras de Brooklyn nos dejó con la boca abierta. Además sus mensajes pro aborto y por los derechos de las personas transgénero dieron a la fiesta un trasfondo aún más profundo del que podría parecer. Pura calle, puro barrio. Fascinante.

BIA, sinónimo de baile

Otro de los conciertos más bailables y ardientes del festival fue el de BIA. La rapera de la Costa Este tiene el setlist perfecto para que no pares quieto con un cierre exquisito con Whole Lotta Money. BIA apostó por una puesta en escena callejera, sin mucho ruido, pero acompañada de una cohorte de bailarinas con ganas de moverse. Vocales y bailes sensuales ideales para hacer temblar Zilker Park. Así fue uno de los momentos más interesantes del festival.

La otra Cyrus: Noah Cyrus

La otra Cyrus sorprende en directo. Quizás no tenga la pompa de su hermana ni mucho menos su fama, pero Noah Cyrus es una artista muy sincera en el escenario. Su voz resulta inesperada, dulce en ocasiones, estridente en otras. Desnuda su vida en cada letra, en donde se sincera sobre cada tema imaginable, desde su familia hasta Dios. Su banda soporta el peso del apellido Cyrus con una dosis de pop condimentado con country, rock y soul y el producto mezcla más que bien. El resultado es un producto con mucha personalidad, un sello único y una voz deslumbrante para sorpresa de muchos, incluido yo.

Un faro en la noche: SZA

La artista de San Louis se presentó en el Austin City Limits con la vitola de ser cabeza de cartel de un festival de la entidad del texano. Su puesta en escena resultó espectauclar con un faro y una escenario regado por leds que simulaban agua. Algo más efectista que las canciones de un setlist un tanto errático que, no obstante, dejaron momentazos como su apertura con el All Stars de Kendrick Lamar o su Kiss me more, beef con Doja Cat, o Supermodel. A pesar de todo el directo, el espectáculo visual fue de tal magnitud que mereció la pena seguir el faro que guiaba las miradas de todos los asistentes al escenario.

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