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Sidonie: «Necesitamos que los personajes de los que hablamos sean convincentes y creíbles» (2020)

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Fotografías: Javier Decimavilla

Todo comenzó con una idea que llevaba años rondando la cabeza de Marc Ros: escribir una novela. Tan simple y tan complejo a la vez. Ese es el punto de partida de El regreso de Abba, título que engloba tanto al último disco de Sidonie como al libro escrito por su líder.

Con la excusa de la puesta en circulación del álbum, tuvimos un encuentro con el trío barcelonés en las oficinas de Sony, su sello discográfico, y desgranamos juntos todo lo que hay detrás de esta ambiciosa obra. El más completo y, seguramente, el mejor trabajo de Marc Ros, Jes Senra y Axel Pi de su ya extensa carrera: 23 cortes, más de una hora de duración y todo un abanico de sonidos, influencias y referencias musicales. Sin duda, El regreso de Abba es el disco más variado hasta la fecha y el que de manera más fehaciente se podría englobar dentro del término de «disco conceptual».

Pero como decíamos, todo partió de la novela escrita por Marc, aunque la escritura de las canciones y del propio libro las llevó de manera casi paralela, según su autor nos cuenta: «Tenía ya unas 50 páginas de la novela y, como Abba y Hugo componen canciones porque son músicos, yo me inventaba títulos, pensaba en cómo sonarían esas canciones escritas por Abba, me convertía en ella y hacía una canción que sonaba más a ella que a mí». De ahí nace gran parte de la variedad musical del álbum. «Las canciones que suenan a Domènech, suenan más hippies, más californianas; las que suenan a Hugo son un poquito más oscuras y las de Abba suenan muy ‘Costa Azul’, si se puede hacer ese paralelismo, suena más melancólico y mediterráneo».

A ese mítico álbum de Sidonie, publicado en 2007, se vuelve en determinados momentos cuando uno escucha las canciones de El regreso de Abba. «Muchas veces decíamos que este disco a veces ha «costazuleado» un poco, entre otras cosas porque está ambientado en el mismo sitio. En ‘Costa Azul’ hablábamos de la Costa Azul francesa, la de los Fitzgerald y los Murphy, pero en realidad de lo que habla es de nuestro Mediterráneo, que es Cadaqués. Para mí, por ejemplo, la estrofa de ‘Me llamo Abba’ es puro ‘Costa Azul’, lo que pasa es que con Kimberley cantando en francés ya se va a otro lado».

Sidonie

Hubo un momento en que no tenía vida. Mi vida eran los personajes

Un disco en mitad de una pandemia

El trabajo que Marc llevó a cabo para construir la novela y las canciones fue un esfuerzo terrorífico, según sus propias palabras, hasta el punto que él mismo confiesa que actualmente cree no estar recuperado al 100%. «Me di cuenta de que había cometido un grave error para mi salud y era el hecho de trabajar la novela de lunes a viernes y el fin de semana irme al local de ensayo para hacer las canciones. Vamos, que no tenía vida. Mi vida eran los personajes». El claro ejemplo de esto es que «una vez que quedé con una persona me vio hablando solo en un bar, así que imagínate el nivel de chaladura que tenía. Yo me tocaba la frente y me ardía la cabeza, literalmente, como de estado febril».

El caso es que viendo el resultado de ambos trabajos, parece que el esfuerzo mereció la pena ya que las dos obras son realmente sobresalientes. Pero, cuando a Sidonie les faltaba por grabar un tercio del disco, llegó el confinamiento y lo paralizó todo. Los tres confiesan que fue un poco duro porque además cuando volvieron a juntarse debieron hacerlo por separado: Marc y Jes grababan las voces, mientras que Axel se iba con Santos (productor del álbum junto a Fluren) a hacer las percusiones. «Pero al final fue hasta bonito. El álbum está lleno de coros y de armonías vocales, así que yo creo que no se podía haber grabado de otra forma. El hecho de estar solos y tener más tiempo nos benefició».

Por tanto, admiten que no dejaron que la pandemia afectara en nada al disco, no tenía sentido cambiar nada porque tanto la novela como el disco están ambientados en el verano de 2019. Cuenta Marc que un día Rubén Pozo le llamó y le dijo: «¿qué pasa Marc que ya has hecho el disco del coronavirus?». Pero nada más lejos de la realidad: «No teníamos que hablar de eso. La historia que teníamos era sobre tres personajes en 2019 y que sabían cosas de Cadaqués y de la Tramontana, pero no de una pandemia».

La complicidad artística de Sidonie

El regreso de Abba es un trabajo sumamente personal de Marc Ros, por todo lo que ha conllevado ese esfuerzo titánico al que él mismo se refiere en multitud de ocasiones. «Pero en realidad cualquier canción que haga es personal y siempre las compongo pensando en los corazoncitos y en las cabezas de Axel y Jes. El momento en el que me pongo más nervioso en mi trabajo es cuando tengo que presentarles a ellos las nuevas canciones y, con solo ver sus caras, sé cuándo no les gustan».

Por eso, a la hora de compartir todo esto con sus compañeros, Marc no ha sentido una presión mayor que la que sintió cuando lo hizo con las canciones de El peor grupo del mundo (2016), por ejemplo. «Tenía el mismo nivel de ansiedad y de nervios». Pero Axel confiesa que «la verdad es que nunca nos hemos encontrado una canción de Marc que no nos guste». Y explica la suerte que es que eso ocurra: «Es increíble pensar que lo que escribe la persona que lleva el peso de tu grupo te gusta tanto. Por eso no sé cómo sería ese momento tan ceremonial en el que Marc nos enseña las canciones a las que ha dedicado tanto tiempo y que no nos gustaran. No puedo decirte lo que pasaría porque nunca lo hemos sentido. Al final, es una suerte querernos, pero también lo es admirarnos y que nos guste tanto lo que hace el otro».

Desde el primer borrador de la novela de Marc, hemos sentido que esas palabras eran parte de nuestra historia

Sentir un trabajo ajeno como algo propio

Gracias a esa confianza que se tienen entre los tres miembros de Sidonie, la novela que Marc iba escribiendo también tiene algo de sus compañeros en ella. «Ellos fueron mis primeros lectores y me dieron consejos muy útiles». A Jes, por ejemplo, le gustaba mucho la cantidad de referencias a grupos, lugares, etc. que había en el libro. «Marc dudaba un poco de eso y decía que igual había demasiadas, pero a mí me gustaba y, de hecho, a través del libro de Marc aprendí cosas que no sabía. Por ejemplo, me acuerdo que había hecho una referencia a un disco de Toots and The Maytals que yo hacía más de veinte años que no escuchaba y, gracias a que lo leí, me volví acordar de él». Aunque admite que «es difícil opinar en algo tan personal como una novela. En las canciones estamos más acostumbrados a colaborar porque venimos trabajando así desde hace mucho tiempo, pero en una novela es diferente. Así que me costaba mucho darle una opinión, solo me atrevía opinar de cosas muy puntuales porque de estructura no me veía capaz de hacer algo así».

Mientras tanto, Axel hizo de corrector de la novela, casi como lo que hacían desde la editorial y explica a la perfección el secreto de todo esto: «Nosotros ya sabíamos cuando él la estaba escribiendo que iba a ser una buena novela. Así que en lo único que piensas es que ojalá tú puedas ayudar en lo que sea para que pueda ser, en ciertos momentos, un poquito mejor. En ese momento vas a ser la novela más importante del mundo y, cuando la estás leyendo, lo haces como algo que ya forma parte de ti». La magia del disco y, por extensión, del grupo, está ahí: «Si nos hubiésemos desmarcado o desconectado de la novela por considerar que es una obra más personal de Marc es imposible que hubiese pasado lo que ha pasado en el estudio. Hemos estado conectados porque, desde el primer borrador de la novela de Marc, hemos sentido que esas palabras eran parte de nuestra historia».

Un diálogo entre novela y disco

En la solapa del libro, su autor dice claramente que no hace falta haber leído la novela para entender el disco y al contrario. «Incluso tú puedes coger canciones de ‘El regreso de Abba’ y disfrutarlas sin necesidad de escuchar el disco completo. Está claro que en estos tiempos no podemos exigirle a nadie los 68 minutos que dura el álbum porque mucha gente no los tiene o no los quiere tener». Pero, evidentemente, ellos recomiendan emprender el viaje completo. «Te ofrecemos este espacio de placer para que lo puedas disfrutar y veas el recorrido que tienen los personajes». Incluso, entre diversas bromas al respecto, confiesan que en sus cabezas planea la idea de llevar esta historia al teatro o cine. Hacen mención a esto cuando les comentamos que el disco suena a banda sonora, respondiendo que ellos mismos de manera involuntaria lo llamaban así cuando estaban en el estudio.

Pero al margen de las aspiraciones cinematográficas o teatrales de este proyecto de Sidonie, lo importante para ellos es que han conseguido un diálogo entre novela y disco, que era el objetivo principal que tenían durante la grabación. Como bien explica Axel: «Al ir grabando el disco e ir añadiendo elementos, como esas transiciones que hay entre canciones, que te meten a surfear esa primera ola para terminar en la última… Al final, te pasa lo mismo que cuando te metes a leer la novela. Cuando terminamos la grabación estábamos orgullosos y creíamos que habíamos conseguido ese diálogo. Es maravilloso ver que al final hemos conseguido lo que pretendíamos desde hace tanto tiempo».

Para Marc, es lógico que haya gente que escuche el disco y no lea la novela, incluso que ocurra al revés, aunque parezca más extraño, tal y como lo vivió este mismo verano en Cadaqués, anécdota que cuenta entre risas con sus compañeros: «Venía un grupito de gente que se notaba que iban ya calentitos de cenar y de tomar unos gin tonic, y una chica me saca el libro diciendo: “Me está flipando la novela, tío. Felicidades. Por cierto odio Sidonie, Dorian y todos esos grupos».

Los cambios que hemos asumido en este disco tienen que ver con el salto a Latinoamérica

Comprender ambas obras en conjunto

Pero el que escribe esto, hizo el ejercicio de leer la novela unos días antes de la publicación del álbum y, una vez finalizada la lectura, se metió de lleno en las canciones de El regreso de Abba. Desde mi punto de vista, es cierto que se pueden entender como obras independientes, pero habiendo leído la novela, se comprenden mucho mejor algunas historias, sonidos o referencias que pueden encontrarse en el disco. Es como si todo cobrara un sentido aún mayor. Al final, la clave de este proyecto conjunto más que el formato por el que se transmita, es la historia en sí y, sobre todo, los personajes. «Necesitamos que los personajes sean convincentes y creíbles. Mi obsesión al principio era: «¿te irías a tomar una copa con Abba, con Hugo o con Domènech?». Quería empatizar con ellos. Por eso al llevar todo esto a un disco seguimos pretendiendo que sean convincentes aunque se pongan a bailar reggaetón, ‘Ragaton’ en este caso».

Así, llegamos a El regreso de Abba (el disco). A sus 23 canciones, sus múltiples influencias y referencias y, sobre todo a sus novedades en cuanto a sonido. Marc Ros nos cuenta dónde radica la evolución musical de Sidonie en este noveno álbum de estudio. «Los cambios que hemos asumido en este disco tienen que ver con el salto a Latinoamérica. Eso es algo que no queremos que pase desapercibido porque hay muchas canciones que lo tienen, como por ejemplo ‘Mi guerra’, que tiene ritmo de cumbia; o ‘Ragaton’ que es una mezcla del Reggae y de Ragas indios… También hay un montón de percusiones del gran Rambo, que es un gitano catalán rumbero…».

El disco más Sidonie hasta la fecha

Pero, al margen de estos nuevos sonidos que son muy claros y que amplían el abanico sonoro del trío catalán más aún, El regreso de Abba suena a todo lo que conocíamos de ellos hasta ahora, casi como una compilación de todo lo que han hecho a lo largo de su carrera. Hay psicodelia, pop, estribillos incontestables, etc. Este es quizás el disco más Sidonie hasta la fecha. Afirmación a la que ellos se suman sin dudarlo. En palabras de Jes: «Es cierto que parece una travesía por toda la carrera del grupo, con la evolución que para nosotros es imprescindible para buscar algo nuevo, que en este caso han sido los ritmos latinoamericanos. Es verdad que este disco tiene un regusto a todo lo que hemos hecho anteriormente, pero es que esto lo hemos descubierto a posteriori, cuando lo hemos escuchado tranquilamente en casa». Por tanto, esto no fue premeditado en la grabación del disco, ni fueron conscientes de ello.

Marc admite que «con ‘El peor grupo del mundo’ sí que pensé que era como una recopilación de Sidonie, pero en esta ocasión no me di cuenta hasta que no me paré a pensarlo. Pero es cierto, este disco es puro Sidonie, más que nunca». A lo que añade: «Como ya he contado antes, yo me ponía la piel de Hugo para hacer canciones más oscuras, en la piel de Abba para hacer algo más mediterráneo y melancólico, o de Domènech para hacer algo más hippie. Por eso el disco es tan ecléctico». Aunque entre risas admite: «La verdad es que todo esto da pie a una reflexión que casi me preocupa acerca de nuestra identidad. Es un poco lo que pasaba en la película ‘Persona’ de Bergman. O lo que ocurre con ‘Ziggy Stardust’ y es que, cuando Bowie es más reconocible, es cuando está interpretando a ese personaje».

La sesión de grabación de ‘Gracias a la vida’ fue inolvidable. Terminamos llorando

La emoción de un reencuentro

Hablando de las referencias a la música latinoamericana, les preguntamos acerca de Gracias a la vida, la versión de la canción de Violeta Parra que han incluido en El regreso de Abba. Marc confiesa que jamás se le habría ocurrido hacer una versión la artista chilena, pero se animó al proponerlo su compañero Axel. «Esta es la única canción que se cantó después del confinamiento. La hice con mi hermana. Ella decía que teníamos la voz confinada y realmente parece que es así». A lo que Axel añade que «también fue la primera vez que volvimos a retomar la grabación juntos después del confinamiento. Así que hay un componente de emoción muy bestia, por todo lo que echábamos de menos el estudio y vernos, por lo que suponía dar al play y escuchar esta canción en las voces de Marc y Miri, con todo lo que significa y el mensaje que tiene. Salimos todos llorando. Fue una sesión inolvidable».

Antes, Axel comentaba que Marc nunca les había enseñado a él y a Jes una canción que no les gustara y que eso era una suerte enorme. Pero el trío reflexiona acerca de eso y cuánto tiene que ver con ello el hecho de estar muy involucrados en la propia banda. Marc comienza afirmando que «creo que nunca se consigue ver el proyecto desde una distancia porque estás tan metido dentro que corres el riesgo de cagarla. De hecho, en la carrera de Sidonie han habido algunas cagadas tanto en formato disco como en alguna canción más justita».

La objetividad en el proceso creativo

Él mismo admite que no es un compositor que diga «yo hago lo que me da la gana», sino que compone para Axel y para Jes. «Jes se fija mucho en las producciones y en la composición y Axel quizás se fija más en las letras. Yo tengo un filtro muy grande, por eso hay un montón de canciones malas en mi habitación y solo enseño lo bueno, aunque luego no todo acabe en un disco». Y hace referencia a un ensayo de David Byrne (ex Talking Heads) que se llama Cómo funciona la música, donde él decía que cuando un compositor se pone a componer no lo hace desde la libertad total. Es decir, que él sabe que si está en un grupo de rock, sus rimas van a ir a parar a una guitarra, un bajo, un teclado y una batería; pero que si vas a hacer una banda sonora, estás pensando en una orquesta, etc. Por eso, el cantante de Sidonie cree que «si tú sabes que vas a ir al Sonorama vas a hacer un tipo de estribillo, si tu manera de componer es que te inviten a la Vida Festival, vas a hacer otro tipo de canciones… Por eso yo no me creo cuando alguien asegura que hace lo que quiere. Yo personalmente hago lo que sé que a Jes y Axel les va a gustar».

Jes sí que admite que quizás estén demasiado metidos en el grupo como para tener una perspectiva más objetiva. «Pero cuando decimos que algo nos gusta, de verdad, es sincero», recalca. «Cuando Axel y yo escuchamos las demos que Marc ha grabado en su casa, nunca nos ha pasado que no nos guste algún tema y es de corazón». A lo que Axel añade: «Lo que sientes y crees tiene mucho que ver con el momento en el que está el grupo y es ahí donde se toman unas decisiones de las que estás plenamente convencido. Es inevitable que pasen los años o meses y te puedas arrepentir de que quizá esa canción no era tan buena como creías. Eso nos ha pasado, está claro, pero te puedo asegurar que el día que las grabábamos pensábamos que eran las mejores canciones del mundo».

Matiza, sin dudarlo un segundo, que Sidonie nunca han grabado algo de lo que no estuvieran convencidos, aunque luego pase el tiempo e incluso algunas cosas que hayan podido hacer les lleguen a ruborizar. Pero esa es la razón por la que las bandas crecen. «Sin eso no existiría la evolución en ellas». Aunque también ocurre al contrario, «que hay cosas a las que no le has dado el suficiente valor y, al pasar los años, las ves de otra manera. A veces nos pasa con nuestros primeros discos: nos ponemos a escuchar ‘The Sheltering Sky’, de ‘Shell Kids’ (2003), y decimos que no éramos conscientes de que estuviéramos grabando algo tan grande y que ahora sabemos que nos gusta tanto».

Sidonie

Amistad y amor por la música

Como decíamos, El regreso de Abba es el disco más Sidonie hasta la fecha y sus autores están de acuerdo con ello, pero también es lo más completo, ambicioso y brillante que han facturado en toda su carrera. 23 canciones repletas de belleza, de historias con las que emprender un viaje inolvidable, con las que dejarse llevar durante algo más de una hora para volar con sus personajes y pasar un tiempo en ese Cadaqués idílico en el que Abba, Hugo y Domènech pasan un verano en el que descubren tantas cosas propias y ajenas.

La amistad y el amor por la música es el principal caldo de cultivo de esta historia, pero también es la razón fundamental por la que Sidonie están hoy aquí, después de tanto tiempo juntos, ofreciéndonos un álbum que (podemos afirmarlo) se convertirá en un importante hito dentro de la música de nuestro país. Sin esos dos componentes sería imposible facturar una obra así. Posiblemente no haya una banda más unida y con tanto cariño entre sus componentes que la formada por Marc, Jes y Axel. Y eso, indudablemente se transmite a través de su música.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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