La Plata es un grupo valenciano que ha sabido crecer con el tiempo sin dejar de ser fiel a su esencia. A día de hoy, sigue notándose que son, ante todo, un grupo de buenos amigos. Esa complicidad entre ellos, cargada de frescura y buen ambiente, se plasma de forma muy clara en el cuidado con el que trabajan cada canción que han ido mostrándonos a lo largo de su trayectoria.
La primera vez que tuve la suerte de ver a La Plata en directo no los había escuchado nunca. Fue en unas sesiones vermú organizadas por la Comunidad de Madrid, durante aquellos meses posteriores al confinamiento por el COVID. Unas jornadas que, para muchas personas —yo incluida—, significaron el regreso a los conciertos y también la posibilidad de descubrir grupos nuevos. Aquel día me encontré con una banda especialmente interesante. Su sonido tenía un cierto aire post punk, pero, al mismo tiempo, resultaba muy fresco. Recuerdo pensar cómo era posible que me los hubiese estado perdiendo. Desde entonces decidí no solo ponerme al día con sus canciones, sino también seguir de cerca todo lo que fuesen publicando a partir de ese momento. Desde aquel primer encuentro en directo, he tenido alguna oportunidad más de verlos en concierto y, sobre todo, de ir escuchando con calma cada uno de los temas que han lanzado.
Este disco es ya su tercer LP y lleva varias semanas acompañándonos desde su estreno el pasado febrero. Es un trabajo breve, de apenas media hora de duración, pero muy variado en sus registros. Hay temas más nostálgicos, como Cerca de ti. Otros se acercan más al post punk, como Ruido Blanco. También encontramos momentos más hipnóticos: ese tema instrumental titulado 5am es impresionante. Tiene la capacidad de transportarte, casi al mismo tiempo, a una pista de baile y a un escenario industrial cargado de energía. Además, hay espacio para canciones más cañeras, lo que demuestra una vez más la versatilidad del grupo.
Algunos temas instrumentales funcionan como transiciones sutiles entre canciones. Otros, en cambio, tienen estribillos tan pegadizos que terminan por quedarse en la cabeza durante días. Es fácil sorprenderse repitiéndolos mentalmente sin previo aviso. También hay melodías de corte más pop, como en Agua Clara, así como pasajes con tintes electrónicos y algunos momentos más oscuros, que aportan contraste y profundidad al conjunto.
Interzona es, en definitiva, un disco compuesto por once pistas que no deja indiferente. Combina buenas letras, melodías cuidadas y una producción impecable. Está editado por Sonido Muchacho, el mismo sello que ha acompañado a la banda en sus trabajos anteriores. Siempre es una alegría ver cómo existen sellos que apuestan por la música emergente. Que les den espacio, tiempo y confianza para crecer es, sin duda, algo valioso para todos los que disfrutamos descubriendo nuevos sonidos.